Macaque tuvo problemas para dormir, pero la mañana siguiente fue diferente.
Wukong lo había sacado de allí, lo dejó ir al baño y limpiarse. Cuando había acabado le ofreció un cambio de ropa que buscó del dojo del mono de seis orejas
Para acabar el día, Wukong acicaló a Macaque, quitando los nudos de su pelaje y dejándolo totalmente como nuevo. Claro que no fue nada fácil para Wukong porque Macaque se negaba a todo, pero el mono de pelaje oscuro no podía decirle que no a la oportunidad de salir. Macaque trató de huir, pero no lo logró y terminó cediendo a los buenos tratos.
Ahora Macaque estaba solo en aquella habitación, acostado en la cama mientras se abrazaba a sí mismo y temblaba. Su respiración hace un tiempo se había comenzado a agitar.
Estaba entrando en calor, su celo estaba comenzando
Su cuerpo añoraba tanto el tacto, el olor a mango comenzó a llenar la habitación, allí la razón por la que Wukong le llamaba "Mango".
El aire comenzaba a faltarle a Macaque, su cuerpo se estremecía, por alguna razón este celo era peor que cualquier que hubiese experimentado antes, y se hacía una idea del por qué.
Sun Wukong.
Seguramente lo sentía cerca y su cuerpo reaccionaba ante la presencia de su antiguo y único amante. Un posible candidato para aparearse y calmar el celo.
Su mente estaba nublándose, realmente dolía. Acercó su mano a su entrepierna, frotándola por encima para darse a sí mismo la atención que necesitaba para calmarse. Pero no era suficiente, comenzó a sudar.
—Más... Más... Necesito más. —
Macaque comenzó a quitarse la ropa como podía sin moverse demasiado, el simple roce de esta a su piel lo hacía sentirse aún más sensible, maldita sea, no recordaba que su celo iba a llegar tan pronto, ¿Acaso Wukong lo había provocado de alguna manera? No lo sabía, y actualmente no estaba cuerdo como para pensar correctamente, solo quería saciar su sed, su calor, sus instintos. Terminó únicamente vestido de la cadera hacia abajo, quitándose todo lo molesto que no contaba como ropa, cosas como su bufanda.
Todo su cuerpo tembló al escuchar unos pasos acercarse, su olfato le indicaba que se estaba acercando.
Si, allí estaba Wukong, entrando a la habitación. La respiración del mono dorado estaba agitada, su cola se movía ansiosa y sus ojos no dejaban de ver a Macaque en agonía por un simple toque. El rey mono había acudido ante el olor de quien alguna vez fue su pareja, le estaba llamando, esa angustia que se mostraba en el cuerpo de Macaque estaba clamando por su antigua pareja.
—Wukong...—
Macaque le miró con el ceño fruncido, no quería ceder, claro que no, la molestia lo estaba ayudando a mantenerse cuerdo.
—¿Estabas esperándome? Liu Er Mihou. —
Macaque no respondió, solo desvió la mirada, odiaba eso, verse tan vulnerable y expuesto a quien se supone que odiaba. Su cuerpo se sentía más inquieto y caliente, estar cerca de Wukong solo lo hacía desear su toque y Macaque no deseaba eso.
Pronto, Wukong se colocó sobre el mono de pelaje oscuro. El rey mono disfrutaba la vista de su amado Macaque con la respiración agitada, liberando aún más de ese delicioso aroma, Wukong se relamió los labios, sus instintos estaban respondiendo ante los de su antigua pareja. El rey mono acercó su rostro al cuello del otro y comenzó a lamerlo.
Si, hacía eso por los cachorros. Pero ahora mismo todo su ser le decía a Wukong lanzarse hacía Macaque, tomarlo, hacerlo suyo, porque ya lo era.
—Liu Er Mihou... —
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Supervivencia de la especie [Shadowpeach]
Hayran KurguCuando los pequeños monos de Flower Fruit Mountain murieron, Wukong sintió que algo se rompía dentro de él, no quería experimentar esa pérdida.... Pero Macaque era la solución a su problema, sólo tenían que aparearse para conseguir nuevos monos.