Capítulo 14: Necesitamos hablar.

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Un par de días había pasado desde que Macaque regreso con el rey mono, y casi al instante comenzaron los cambios.

Primero que todo, el desastre que el rey mono hizo fue arreglado por el mismo a petición de Macaque, además de que con los pedazos de vidrio roto seguro se lastimaría y Wukong no deseaba causar más daño.

La casa volvió a verse en buen estado, aunque lo único que era un "desastre" era la cama del rey mono. Sucedía que ahora tenía su ropa en ese sitio, todo porque Macaque había comenzado a instalar su nido, no iba a negarle nada ni tampoco comentar al respecto, no se sentía digno de poder compartir algunos comentarios graciosos al respecto.

Aun cuando ahora vivían juntos, ambos monos no conversaban entre sí, la única interacción era de Macaque pidiéndole algo y Wukong cumpliéndolo como si fuese la orden de su rey. Además de eso, ni siquiera dormían juntos, la habitación del rey mono se convirtió en la de Macaque.

Por otro lado, Macaque no había querido decirlo, pero hacer el nido le trajo mucha más seguridad y comodidad. Odiaba admitirlo, pero el olor a duraznos le daba paz. Toda aquella ansiedad por la que antes había pasado había sido sanada por aquel olor del rey mono, quizás porque al estar embarazado se sentía con la necesidad de estar con su pareja.

Pero aun había cosas por atender antes de poder que todo este "sanado" y puedan pasar tiempo juntos. Tenían que hablar, algo que habían estado evitando por mucho tiempo.

Aquella mañana el desayuno ya estaba en la mesa, además de un delicioso té de manzanilla. Macaque fue a sentarse y disfrutar de los alimentos, no quería admitirlo, pero al menos estaba agradecido de que Wukong se tomara la molestia de cocinar.

Hablando de Wukong... El mono dorado estaba sentado en el sofá, en silencio, quizás meditando, tratando de tranquilizarse.

—Ya no usas tu diadema. — Fueron las primeras palabras que Macaque le dirigió al mono dorado cuando había terminado de comer.

Wukong no se giró para verlo, solo siguió viendo hacia la televisión que estaba apagada.

—Si. La verdad no quiero verla, tampoco tenerla, no por ahora. —

No cuando le recordaba a Tripitaka y el dolor en su cabeza.

—Una pena, te quedaba bien. —

—¿Lo dices sarcásticamente? —

—Quizás. — Macaque suspiró, quería molestar un poco, pero ahora se estaba arrepintiendo. —Entonces... Supongo que la pasaste mal estos días, tu casa era una mierda. —

—Lo fue. Pero me lo merecía. —

—¿Crees que lamentándote habrá un cambio, Wukong? —

—...Bien. — El rey mono se levantó del sofá y tomó asiento en una silla a un lado de Macaque, ahora viéndole de frente. —Tienes toda la razón, no habrá cambios. Tú lo has dicho, debo mostrar arrepentimiento y hacer algo. —

—Si, pero no planeo vivir en un mismo lugar que tú y simplemente hacer como si no existieras, es incómodo. —

—Podría irme. Puedo quedarme en la habitación de confinamiento. —

—No, no entiendes, imbécil... Quiero decir que no planeo fingir que no existes y verte la cara todo el rato, necesitamos hablar y lo sabes. —

—No deseo causarte más disgustos. —

—Pues me disgusta tu autosacrificio, ¡También tu carácter de ahora! No tienes el derecho a sentirte peor que yo, así que deja de lamentarte y habla conmigo... Y más te vale ser sincero. —

Supervivencia de la especie [Shadowpeach]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora