Capítulo 3: Confinamiento.

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Macaque estaba acostado en aquella cama mientras en una mano tenía un mango a medias, pues estaba en proceso de comerlo.

Miraba el techo vacío de aquel sitio, se sentía tan aburrido y molesto, estaba encerrado y no había mucho que hacer, solo podía esperar que Wukong no cruzara esa puerta.

Su vista buscaba algo que llame su atención, algo interesante, pero no encontró nada.

...

No, de hecho, si encontró algo.

Macaque se levantó de la cama y se acercó a una de las 4 paredes para pasar su mano por esta, sintiendo las marcas que había allí.

No lo había notado antes, pero había muchas más por todas las paredes, unas más visibles que otras, quizás por el tiempo.

El mono de seis orejas recordó las palabras de Wukong. Ahora que lo pensaba, Macaque no entendía cuando pudo hacer Tripitaka ese sitio sin que lo notara.

—¿Terminaste de comer? —

La voz de Wukong hizo que Macaque saliera de sus pensamientos y se girara a verle, Wukong llegó a estar frente a él.

—Estoy en eso. —Respondió Macaque. Odiaba depender de esa comida, pero tenía hambre.

Wukong miró las marcas en las paredes, él sabía que eran suyas, recuerdos del pasado.

—¿Cuándo fue que Tripitaka hizo este sitio? Nunca me enteré. —Se atrevió a preguntar Macaque.

—Cuando moriste. — Respondió Wukong sin reflexionar demasiado, aún lo recordaba. —Perdí la cabeza. Tripitaka me enseñó muchas cosas, pero nunca controlar estas emociones que me destrozaron. —

"Parece que aún perdiste la cabeza." Pensó Macaque mientras observaba al rey mono.

—¿Así que te encerró aquí como un maldito animal y tu solo le agradeces? —

—Si no fuese por él, probablemente hubiese terminado realmente como un animal. Aquí aprendí a meditar para calmar esos impulsos. —

—No parece que ayudase mucho. Ahora mismo estás loco. —

—Hubiese sido peor, créeme. —

Macaque sintió un escalofrió, no fue una amenaza, pero le hizo recordar al mono de seis orejas que Wukong sí era peligroso, lo había enfrentado muchas veces. Además, recordaba la pelea cuando LBD lo poseyó, aún allí sabía que se retenía y solo usó una parte, porque seguramente como siempre no quería lastimarlo.

—¿Cuándo lograste salir? —Preguntó Macaque.

Wukong lo pensó por un momento, casi lo había olvidado con el tiempo.

Wukong lo pensó por un momento, casi lo había olvidado con el tiempo

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—DÉJAME MATARME, LO NECESITO, NECESITO DESTROZARME. —

Wukong gritaba con rabia mientras golpeaba a las paredes. Era imposible matarse con un golpe en ese sitio, había un límite de daño que podía causar, Tripitaka lo diseñó para eso, además de los grilletes.

—DÉJAME SALIR. —

Gritaba, no podía soportar la culpa que debía cargar, el matar a Macaque rompió su estabilidad emocional. Creía que la muerte le traería paz. Tripitaka nunca abrió esa puerta, pero cada tanto lo visitaba para ver que tal iba.

En algún punto comenzó a calmarse, vagando como un muerto, hasta que volvió en sí gracias a sus amigos y su maestro. Pero los recuerdos de encierro no fueron los mejores. 

—Cuando pude volver a pensar correctamente

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—Cuando pude volver a pensar correctamente. Quizás unos años luego. Pero pude salir antes con los grilletes. Podrías conseguir lo mismo. —

—... ¿Salir encadenado como una mascota? No, gracias. —

—Sabes que hay aguas termales, podrías disfrutar de ellas. También tendrías más libertad. —

—No, gracias. —

Macaque pasó de largo a su lado mientras mordía su mango, disfrutando del sabor, sentir su estómago llenarse con algo delicioso. Wukong suspiró y dejo una botella con agua a un lado de la cama de Macaque.

—Por si tienes sed. — Dijo el rey mono, mirando al mono de seis orejas.

—¿Siempre será así? ¿Vivir con nada en esta jaula? —

—Puedo traer más cosas si eso te ayuda a estar más calmado, después de todo hay que crear un ambiente apto para un crecimiento sano. —

Macaque bufó, estaba molesto, y realmente odiaba lo que iba a decir ahora mismo, pero si las cosas serían como Wukong lo deseaba, debía tratar de conseguir algo a su favor.

—Si los pequeños monos nacen... ¿Me dejarás ir? —Preguntó Macaque.

Aquella pregunta tomó desprevenido al rey mono, fue muy agradable escuchar que su amada pareja estaba pensando en estar dispuesto a aparearse.

—Sí lo deseas, si. —

—Entonces... ¿Solo es dejarlos nacer y tú te los quedas? —

—Si, serás totalmente libre. Claro que primero tendrás que quedarte un tiempo por lo de... Ya sabes, necesitan de su madre un tiempo. —

Wukong estaba mintiendo, no planeaba dejar ir a Macaque. Antes, con los cachorros estaría satisfecho, pero ahora que imaginaba un futuro con Macaque y los cachorros, las cosas sonaban mucho mejor.

—...Bien. —

—¿Estás diciendo que quieres aparearte? — Preguntó Wukong.

—No. Solo... Estaba pensando al respecto. —

Macaque se estaba quedando sin ideas, estaba realmente molesto por eso.

El rey mono se había acercado al de pelaje oscuro, bastante cerca. Macaque terminó sentado en la cama y Wukong enfrente, evitando alguna ruta de escape contraria, el mono de seis orejas solo sintió incomodidad y angustia.

—¿Qué? — Preguntó molesto el mono de pelaje oscuro.

—Mañana. —

—... ¿Mañana? ¿De qué mierda hablas? —

—Mañana podremos aparearnos. —

—No te he dicho que sí. —

—No lo necesito. Puede ser hoy o mañana, Liu Er Mihou. —

Wukong se acercó al cuello contrario, oliendo. Si, estaba seguro de lo que decía.

—Estás loco. —

—Podemos no hacerlo, pero hoy en la noche o mañana seguro que necesitarás algo de alivio ante tu celo. —

Wukong se apartó y fue a la salida, no iba a decir más. Macaque solo gruñó molesto viéndole alejarse, molesto con Wukong y consigo mismo.

No iba a ceder, no tenía planes de eso.

Pudo soportar su celo solo por muchos años, no tendría necesidad del rey mono.

...

O eso creía.

Supervivencia de la especie [Shadowpeach]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora