Capítulo 8: Tripitaka.

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Wukong fue esa mañana a ver a Macaque en la habitación de confinamiento, no deseaba que su antigua pareja ahora embarazara estuviese allí sin poder vigilarlo y saber si estaría bien.

Fue a verle, llegando al sitio con unas tazas y tetera llena de té, además de unos panecillos. Pasó la puerta y siguió su camino hasta el comedor, dejando todo lo que trajo allí y sirviendo el té.

El rey mono pudo oír los pasos de Macaque al acercarse, tomando asiento en una de las sillas y tomando algo de té, tenía el ceño fruncido, había vomitado también esa mañana y el té le hizo sentir rápidamente mejor.

—Buenos días, espero pudieses descansar bien, ¿Necesitas algo? — Preguntó Wukong, quería estar al tanto de las necesidades contrarias.

Macaque solo le miró con cuidado, no había una expresión predominante en su rostro, solo neutralidad. El mono de pelaje oscuro fijó su vista en el té y luego en Wukong.

—¿Cuánto tiempo estuviste encerrado aquí? —

—... ¿Qué? —

—Ya oíste. Dijiste que Tripitaka te confino aquí luego de mi muerte, ¿Cuánto tiempo fue? —

—...No lo digas así, él no me confino, el me protegió. —

—Siempre lo defiendes, tanto en el pasado como ahora. ¿Cuánto tiempo estuviste aquí? —

Wukong se quedó en silencio, luego miró su taza de té, meditando la respuesta.

—Quizás unos 10 años o más. No mucho. —

Macaque frunció el ceño, odiaba cuando Wukong hacía eso, cuando solo dejaba pasar lo que Tripitaka le hacía como si no fuese absolutamente nada malo.

—¿Estuviste encerrado por 10 años? —

—Sí. Luego pude salir, aunque con grilletes, por unos 7 años. —

—¿Y todo eso te parece bien? —

—Fue por mi bien. —

—¿Qué se supone que te enseñó? ¿Meditar? —

—Controlarme. —

Macaque negó con la cabeza, no iba a tragarse esa mentira, de verdad que lo hacía molestarse.

—No te ayudó a controlarte, ¡Te domó! Como si fueses una jodida mascota. —

—Eso no es cierto. —

—¿Por qué lo defiendes? ¡Deja de hacerlo! —

—¡No hables así de mi maestro! —

Por primera vez, Wukong alzó la voz, aquello solo hizo a Macaque bajar la mirada y luego volver a verlo. Si, recordaba eso perfectamente.

—Lo siento. —Se disculpó rápidamente Wukong, calmándose.

—No, no lo sientes. Se repite. —

—¿Qué? —

—Ni siquiera parece que lo recuerdas. —

—¿Qué cosa? —

—El día que me asesinaste, parece que todo se repite. —

Wukong se quedó en silencio, no quería pensar en eso, recordar le dolía tanto, tenía miedo de perder la cabeza otra vez.

—Eso... Es parte del pasado. —

—¿Recuerdas por qué me mataste, Wukong? —

—No tengo que recordar eso. —

—Sí tienes que hacerlo, ¿No se supone que tu maldito maestro te enseñó a controlarte? —

Supervivencia de la especie [Shadowpeach]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora