El silencio en Flower Fruit Mountain era infernal. Mucho más para el rey mono, que podía escuchar bien con sus orejas y era increíble el silencio. Había sonidos de pequeños animales, pero ya no había risas o pequeños monos jugando y haciendo travesuras, tampoco escuchaba a Macaque, se había ido, eso debió haber hecho antes, dejarlo ir pronto.
Pero ahora finalmente estaba solo, había silencio a su alrededor, pero en su cabeza había una orquesta desafinada y con un director que no sabía dirigir.
El mono dorado estaba acostado en su cama, sus manos estaban en su cabeza y se clavaba sus garras en ella, no sabía cómo hacer que todo dejara de doler. No era solo su cabeza, era todo su ser.
Él era un desastre.
¿Por qué era así? ¿Por qué estaba roto? ¿Quién lo rompió? Extrañaba el tiempo con Tripitaka porque él le hizo sentirse "correcto", le decía los sentimientos que sentía y lo que estaba bien y mal. Estuvo tan acostumbrado a eso que nunca aprendió a reconocer sus propios sentimientos o saber si quiera lo que sentía.
Cuando se sentía perdido, Macaque lo tomaba de la mano y lo guiaba, le ayudaba a no sentirse mal, le decía que se calmara para poder pensar correctamente la situación.
Pero ahora estaba solo, no tenía a Macaque, tampoco a Tripitaka. Quizás sea lo mejor, quizás deba aprender a mejorar solo, repararse.
¿Pero qué se supone que estaba roto? ¿Su cabeza? ¿Su corazón? ¿Todo?
Era un desastre emocional.
Ni siquiera el dolor físico lo ayudaba a disminuir el dolor emocional, se sentía culpable, se odiaba a sí mismo, había lastimado a Macaque tantas veces, siguió haciéndolo.
¡MALDITA SEA! Lo había confinado, lo había encerrado para que cumpliera sus deseos egoístas, y lo peor del caso es que ni siquiera lo había pensado hasta ahora.
No, no lo sabía. Recordaba cosas, vio lo que hizo, pero no lo había pensado hasta ahora. Se dejó llevar por la rabia, por sus instintos, por la necesidad de arreglar lo que habían roto.
El gran sabio como el cielo no hubiese asesinado demonios sin razón alguna, aun sabiendo que eran inocentes algunos. El gran Monkey King no hubiese obligado a Macaque a que sea su pareja, en especial luego de que estaban en buenos términos.
...
Pero lo hizo.
Solo quería aliviar el dolor, quería tener a su familia devuelta, actuó como una bestia impulsiva.
No podía culpar a nadie más que a él mismo. Algo estaba mal en él, lo sabía.
Tripitaka lo llamaba "la maldición del macaco de seis orejas", pero era mentira, una gran mentira solo para hacerlo olvidar a su amado Liu Er Mihou.
La verdadera maldición era él, quien era tan joven y estúpido. Nunca recibió una ayuda correcta, solo le enseñaron a enterrar todo lo malo y no a afrontarlo, a aceptarlo.
Por eso explotó.
Ahora cada cosa tenía sentido. Hacía daño porque retuvo todo lo malo y cada que ocurría un evento doloroso, simplemente explotaba, su cordura se rompía.
Estaba roto.
Incluso le hizo daño a MK, a los amigos de MK. Escondió la situación, pensó que podría hacer todo solo, pero era mentira.
No estaba listo para ser el maestro de alguien, no cuando estaba roto, ya había hecho demasiado daño y tenía miedo de hacerlo otra vez.
—Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento...—
Repetía Wukong para calmar su cabeza, disculpándose con todos, con todas aquellas voces y pensamientos que le atormentaban.
Quería ayuda, quería sanarse, pero no sabía cómo.
Meditar no ayudaría, eso solo le ayudaba a recuperarse físicamente, pero, ¿Cómo se sana el corazón? ¿Cómo sanas tu mente?
No sabía cómo hacerlo, el miedo lo consumía, su mente se rompía aún más, dolía, algo dolía, pero no sabía cómo calmar ese dolor.
...
Lo mejor era que Macaque se fuera, esa fue la mejor opción, también que MK no apareciera por un tiempo.
No podía ser una pareja correcta, mucho menos un buen maestro.
No ahora.
Mientras el sol estaba amenazando con apagarse, la luna estaba deseando dejar de sentir soledad. El calor que el sol le daba ya no estaba y ahora tenía que vivir sin él.
Macaque estaba en su casa sobre el dojo. Realmente no lo llamaba una "casa", solo tenía ciertas cosas, porque solo le importaba más tener un sitio para entrenar, pero al menos tenía baño y una cama algo desgastada.
Las náuseas fueron horribles, solo llevaba un día y extrañaba estar con Wukong. Sí, solo pensarlo era horrible, lo sabía, porque estaba añorando algo que no era correcto, Macaque lo sabía.
Pero más que todo era por la comodidad. Probablemente hubiese comido correctamente aquel día si estuviese confinado, entonces su estómago no dolería tanto. Macaque tenía hábitos nada sanos, no se molestaba mucho en comer correctamente, pero ahora tenía que comer por dos.
—Te odio, te odio, te odio...—
Repetía Macaque. El mono de pelaje oscuro estaba acostado en su cama, abrazándose a sí mismo con su cola también brindándole calor.
No sabía a quien le decía esas palabras, si a Wukong o a lo que tenía en su vientre... También podría decírselo a su corazón.
Porque todo su cuerpo añoraba el calor de Wukong, porque su mente aún recordaba esos preciosos momentos. Había vuelto a probar un dulce que hace tanto no volvía a comer... El sabor se había quedado, el recuerdo se grabó en su ser.
Las lágrimas comenzaron a caer de los ojos de Macaque, sentía rabia, no sabía qué hacer. ¿Tener al cachorro? ¿No tener al cachorro? ¿Volver con Wukong? ¿Quedarse solo? No lo sabía, no sabía que pensar, no sabía qué hacer.
Lo peor era que no podía recurrir a alguien, nadie le ayudaría, nadie le entendería, nadie nunca pudo hacerlo.
No, de hecho, si hubo alguien.
...
Wukong siempre lo entendió, nadie más. Fue su único apoyo, su único amor.
Macaque quería arreglar las cosas, quería desaparecer, quería una vida tranquila. El mismo mono de seis orejas no sabía que quería, porque todo su ser quería diferentes cosas.
...
Todo por ese maldito monje, lo odiaba, lo odiaba tanto, maldecía el día que Wukong lo conoció, cuando lo comenzó a dejar solo.
Y al final, lo había logrado. Incluso muerto había destruido su relación, lo que se supone que quedaba de ella, lo poco que habían salvado tras lo sucedido con LBD.
Nunca sería capaz de tener un final feliz, ¿O sí?
Solo fue lastimado hasta el final.
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Supervivencia de la especie [Shadowpeach]
FanficCuando los pequeños monos de Flower Fruit Mountain murieron, Wukong sintió que algo se rompía dentro de él, no quería experimentar esa pérdida.... Pero Macaque era la solución a su problema, sólo tenían que aparearse para conseguir nuevos monos.