No entendía lo que pasaba y quedó tendida en el suelo boca abajo por unos minutos para recuperarse ya que volvía a sentirse mal, una sensación de hormigueo comenzó a notar en su cuerpo, era algo que no podía controlar e intento ponerse de pie pero no pudo.
Sentía su cabeza hueca, ecos de llanto y gritos podía oír en su cráneo haciendo que le moleste.
—Ya no tienes escapatoria, inútil —dijo una voz chillona para los oídos de Rosé, eso le hacía daño —creo a que nuestra jefe se pondrá más que feliz en verte. Ya no podrás revolcar con la puta humana; ¿Ves en lo que te has convertido?
Largo una sonrisa psicópata y Rosé seguía en la misma posición hecha una bolita en el suelo sucio por la tierra.
Sana sin piedad le dio una patada en las costillas haciendo provocar un grito ahogado a la pelirosa que quedó semi inconsciente en el suelo. El ángel negro le quitó sin dificultad el abrigo que tenía Rosé y comenzó a reírse de la susodicha.
Ella tenía una mueca de dolor en su rostro y se tomaba el estómago con sus delgadas manos para tratar de soportar el dolor ocasionado producto a la patada. Sé arrastraba lentamente por el suelo para buscar algún refugio; aún seguía sintiéndose mareada y no se podía recuperar.
Sus alas blancas comenzaban a parpadear y a desvanecerse pero volvía a la normalidad.
Sana arrugó sus cejas sobre su nariz porque jamás vio algo así. Pero no por eso tuvo piedad caminando hacia ella y le coloco una cadena sobre su cuello la cual había ajustado un poco fuerte impidiendo que pueda respirar bien aquel ángel que apenas sintió la presión en su cuello intento quitárselo con su mano pero fue imposible.
Pero tan de pronto Sana se giró y vio lo que intentaba hacer y la desmayo de un solo golpe en la cara. Rosé dejo de luchar y comenzó a ser arrastrada para así llevarla al otro lado.
En tanto Jisoo estaba destrozada y llorando, chasqueaba sus dedos y se sentía la peor persona que haya existido en el mundo.
Lo que no sabía era que su ángel había desaparecido el mismo día de la discusión; aquella persona estaba del otro lado pero no de la manera que uno pensaría.
La pelirosada había sido traicionada por alguien de ahí en la que confío mucho. Ella misma había contado de que la persona la podía ver y que sin querer la había acariciado más de una vez.
Jamás había pensado de que los ángeles negros de las guardias la estaban buscando. Ella estaba en peligro.
La persona a cargo de aquellos trabajos estaba furiosa con la joven desobediente.
La tenían encadenada y de rodillas frente a ella.
La Reyna se había parado de su silla, una mirada fuerte y ojos color negros que mostraban la frialdad.
Ye Won Joo apenas se levantó de su asiento la mayoría de los presentes tragaron saliva y otros ni siquiera la miraban a los ojos.
—¡Tú maldito ángel! —gritó haciendo eco en todo el lugar —¿Qué diablos piensas que haces?
Ella se encogió al oír la voz aguda entre sus oídos.
—Lo siento señora —se disculpó de manera educada y solo levantó sus ojos para mirar aquella persona que caminaba de lado a lado.
—¿A caso no recuerdas las reglas que te han dicho? —preguntó con fuerza en su voz.
—Si señora —afirmó, ella seguía encogida —pero yo no tengo culpa yo...—hizo una pausa un poco larga —yo si hago mí trabajo como se debe.
—No lo estás haciendo —dijo —tu misión es largar unas estúpidas flechas, es lo único. Para eso se te asignó el trabajo, pedazo de inútil.
Gritó.
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Enamorándome de un ángel llamado Cúpido [Chaesoo] Finalizada
FanfictionUn flechazo mal disparado basto para que un ser humano se enamoré de alguien que no pertenecía a la tierra. Capítulos cortos. Todos los derechos reservados del autor. Prohibida su copia o adaptación.