28

315 42 15
                                    

En un cuarto frío y oscuro se encontraba la pelirosa, ella estaba tendida sobre el suelo frío y húmedo boca abajo. Escuchaba muy en el fondo una gotera que caía sobre algo.

Podía oírlo pero no podía abrir sus ojos, trataba de hacerlo pero le costaba, un dolor punzante sintió en cada parte de su cuerpo. Abrió sus ojos pero no veía nada el lugar en donde estaba. Intento pararse pero un dolor en su columna se impidió.

—¡Despierta! —se escucho decir, el eco de la voz lo hacía como si estuviera lejos —¡Despierta! ¿Estás bien?

Ella comenzó a toser con suavidad para no sentir dolor en sus costillas y se tapo la boca con su fría mano, en su boca sintió un sabor metálico producto de la sangre ¿Pero como era eso posible? Ella apenas ingreso a esa tierra o mundo le habían dicho que estaba muerta y era un ser que no podía sentir dolor, ningún tipo de sentimientos y mucho menos podía tocar a los humanos.

Sentía mucho dolor para poder pensar en lo que le estaba pasando.

—¡Por favor despierta! —volvieron a decir y abrió sus ojos. Aquella voz era similar a la de Jisoo —Soy San, por favor despierta.

Apoyo su mano derecha con mucha firmeza y cerró el puño para poderse levantar, la sonrisa de Jisoo se le reflejo en su mente.

—¡Jisoo! —dijo y su cuerpo tembló. Sé pudo ponerse en pie aunque se sentía muy adolorida —¿Qué fue lo que pasó?

Preguntó mirando todo su alrededor aunque estaba oscuro.

—¿Donde estoy? —su voz provocó un eco en el lugar.

—Estamos encerrados, Sana nos encerró aquí por orden de la reina —respondió San —debes terminar con tu misión. La humana está en peligro.

—¿Cómo que está en peligro? —hizo otra pregunta olvidando su dolor —Choi San...

Hubo un silencio frío y desesperante.

—Sana está en busca de la humana que te ve, no se hasta donde llegará su maldad pero la está buscando —explicó, Rosé comenzó a sentir angustia —tienes que saber algo ocho.

San trago saliva.

—¡Me llamo Rosé! —añadió —dime Rosé, así me llamo San.

Ella sonrió a pesar del lugar oscuro en la que estaba sometida. La felicidad se notó en su voz.

—Me pone feliz que tengas un nombre bonito —el aclaró su voz —pronto te sacarán de este lugar.

—¿Crees que la asesine? —se paró firme —dime todo lo que tenga que saber San.

Rosé espero a que esté hablé, aunque por dentro estaba desesperada por saber y por la vida de Jisoo.

—Tú estás viva Rosé —rompió el silencio, ella quedó perpleja —estas viva, por eso sin querer tu alma llego antes los ojos de aquella muchacha y te puede ver. No sé que fue lo que te sucedió pero sin querer el alma tuya ingreso a este lugar y tomaron tu espíritu como para mantener viva a...

Ambos fueron interrumpidos por el sonido de unas llaves que abrieron la celda donde estaba Rosé, una luz blanca dejo encandilada a la joven ángel quien trato de cubrir sus ojos con las manos y fue tomada del brazo sacándola de ahí.

—Buena suerte Rosé y cuida de Jisoo —susurró San.

La rubia otra vez iba cayendo hacia el vacío a una velocidad inimaginable, no podía frenar ya que no tenía sus alas para poder volar y tener una caída normal y no tan violenta.

Caía de espalda, ella estaba inconsciente su pelo estaba desparramado y hacia arriba a causa del aire que provocaba la velocidad. La joven no sabía que pasaba, se sentía sin aire otra vez.

Enamorándome de un ángel llamado Cúpido [Chaesoo] FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora