Prólogo

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Más que nada en el mundo Jeon Jungkook quería tener músculos.

Quería ser tan alto y tan fuerte que a los abusadores del barrio ni siquiera se les ocurriera pegarle. Por muchas hamburguesas, papas fritas y batidos que tomara, Jungkook sabía que era el más debilucho del club de los chicos malos. Estaba harto de recibir golpes, sobre todo por el peor matón de la calle, Park Napoon.

Mientras los demás chicos del club jugaban a la pelota en el jardín, Jungkook estaba sentado en una esquina porque se había roto un dedo del pie en la clase de gimnasia. Se colocó las gafas, que habían resbalado nariz abajo y masticando su chicle de sandía, estudio con atención el anuncio que había en la última página de su cómic. Quizá fuera la solución a sus problemas.

"Ponte fuerte. Conviértete en un hombre de verdad. Yo puedo ayudarte y enseñarte la fórmula secreta para hacerlo, lo conseguirás con sólo doce minutos al día."

Tener los músculos del superhéroe del cómic sería su sueño hecho realidad. En vez de salir corriendo podría darle a Napoon un puñetazo en la nariz.

Además, pensó, recibiría tres regalos y una medalla de hombre de verdad. Decidido, Jungkook sacó un lápiz mordido en la punta y comenzó a anotar sus datos en el cupón.

Sintió una sombra sobre él y levantó los ojos.

Park Jimin. A pesar de ser el hermano menor de Napoon, era un chico agradable, aunque raro. Tenía siete años, jugaba con muñecas y le gustaba cortarles el pelo.

Jungkook frunció los ojos al ver su flequillo irregular y sospechó que también había sufrido el ataque de sus tijeras. Jimin, delgado como un palo, grandes ojos marrones, pelo fino y oscuro, y una marca de nacimiento en la frente. Le gustaba usar pantalones cortos y siempre tenía las rodillas rotas, seguramente porque se la pasaba arrancando de su hermano, el peor hermano del mundo.

Tenía una pinta tan rara que casi parecía feo. Hasta su madre era rara. Pero Jimin era agradable y Jungkook le tenía lástima, Napoon lo atormentaba casi tanto como a él.

Jimin frotó el dedo índice contra el pulgar varias veces y movió la cabeza de lado a lado, arrugando la frente.

- He practicado mucho, pero aún no puedo chasquear los dedos.

- Utiliza el dedo corazón con el pulgar- le explicó Jungkook, chasqueándolos él- y hazlo con fuerza.

Jimin se concentró, probó de nuevo sin éxito y se dejó caer junto a Jungkook.

- Nunca lo conseguiré- bajó la cabeza mirando la punta de sus zapatillas.

- Claro que sí. Todavía eres pequeño- lo consoló Jungkook.

- No tanto- protestó Jimin. Se inclinó para mirar la portada del cómic "Súper Comandos Guerreros"- ¿esta bien sí miro?

A Jimin le gustaban los cómics, incluso los de monstruos sangrientos. Otra cosa a su favor.

- Sí, el malvado rey capturó a los Súper Comandos Guerreros como rehenes y no pueden utilizar sus superpoderes para escapar, así que tienen que engañarlo.

- ¿ Puedo leerlo?

- Claro.

- ¡Jimin!- se oyó la horrible voz de Napoon, como una nube tormentosa.

Jimin respiró con pánico y se volvió para mirar a su hermano. Jungkook vio las muñecas calvas y mutiladas, y movió la cabeza disgustado.

- ¡Mis Barbies!- gritó Jimin con todas sus fuerzas, poniéndose de pie de un salto.

- Las use para reconstruir la batalla de Pearl Harbour con mis Action Men- dijo Napoon- las Barbies son las víctimas.

- ¡Eres el peor hermano del mundo!¡ eres horrible, malo!- le gritó Jimin corriendo hacia él.

Napoon lo paró con el brazo y se rió de Jimin.

Indignado, Jungkook se levantó. Solía huir de Napoon, pero esta vez no podía. Quizá esa fuera la manera de empezar a ser un hombre "de verdad". Irguió la barbilla con determinación.

- ¿ Cómo te atreves a fastidiar a un niño pequeño?, tu propio hermano.

- ¿ Y qué piensas hacer tú, chico malo?- gruñó Napoon volviéndose hacia Jungkook.

- Voy a decirte que pares- dijo Jungkook sudando.

- ¿Con la ayuda de que ejército?- preguntó Napoon acercándose a él.

- No necesito un ejército- dijo Jungkook, tragando saliva con miedo, y pensó que un ejército no le vendría nada de mal.

Napoon lo pasaba por diez centímetros de altura y unos veinte kilos de peso. Napoon lo empujó y Jungkook retrocedió, tropezando. Se hizo daño en el dedo del pie, pero no echó a correr.

- ¡Para!- gritó Jungkook.

- ¡Párame tú!- gritó Napoon empujándolo de nuevo con más fuerza.

Jimin se puso en medio y comenzó a dar saltos.

- ¡Déjalo en paz!, tienes envidia- le dijo Jimin- tienes envidia porque no te dejan jugar en su casa del árbol.

- ¡Tonto!- le gritó Napoon- ¿ envidia?, es un blandengue.

- No. Es listo. Sí no paras yo...yo- Jimin respiró profundamente y dio una patada en el suelo- les diré a todos que ¡tienes lombrices!

Napoon rugió con ira, agarró a Jimin por los hombros y comenzó a sacudirlo. Jungkook hizo lo que tenía que hacer. No tuvo otra opción. Agachó la cabeza y arremetió con ella contra el costado de Napoon, haciendo que lo soltara.

En algún lugar de su mente escuchó los gritos de sus amigos.

- ¡ Eh!¿Qué hace Jungkook con Napoon?

- Napoon lo matará.

- Tenemos que ayudarlo.

Napoon miró por encima del hombro de Jungkook y le lanzó un golpe directo a la nariz. El dolor fue tan fuerte que lo cegó. Jungkook cayó al suelo, toda la cabeza le daba vueltas. Dolía tanto que tuvo miedo de ponerse a llorar. Volvió a oír voces.

- ¡ Napoon tiene lombrices!¡ Napoon tiene lombrices!- gritó Jimin a todo pulmón.

- ¡ Conejo Jungkook!¡ tú nariz está sangrando!- gimió Hobby inclinándose sobre él.

Conejo Jungkook, pensó él mareado. Conejo era su apodo en el Club de los Chicos Malos por sus grandes paletas delanteras y su manía de arrugar la nariz y mostrar sus dientes, sobretodo cuando estaba avergonzado o nervioso.

- ¡ Uy! ¿ crees qué está rota?- preguntó Nam-joon agachándose.

- ¿Estás bien?- Yoongi le apretó el hombro.

Jungkook intentó asentir, pero notaba cañonazos dentro de la cabeza.

- Sí- mintió. Los demás lo rodearon y Jungkook decidió que más le valía aprenderse la fórmula del superhéroe del cómic, por si acaso se le volvía a ocurrir actuar como un "hombre de verdad "

 Los demás lo rodearon y Jungkook decidió que más le valía aprenderse la fórmula del superhéroe del cómic, por si acaso se le volvía a ocurrir actuar como un "hombre de verdad "

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