Capítulo 8

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Qué se fuera al diablo el control, pensó Jungkook.  Sólo sería un beso. Una forma de sacárselo de la cabeza. Jungkook había aprendido que la realidad era pocas veces tan intrigante como la fantasía. Puso los brazos a ambos lados de la encimera atrapándolo.

- Si es irrepetible...No deberíamos desaprovecharla.

- ¿Desaprovecharla?- gimió Jimin,  abriendo los ojos de par en par.

Jungkook agachó la cabeza.

- ¿Qué haces?- susurró Jimin.

- Curar esa mutua locura temporal- murmuró Jungkook y lo besó.

Jimin se quedó atónito,  se puso rígido y Jungkook se apartó un poco para mirarlo.

- ¿Qué pasa Jimin?

- ¿Te volviste loco?- dijo Jimin con voz estrangulada.

- No, ¿ porqué?

- ¡Mierda Jungkook!, ¡ A tí te atraen las mujeres!

- Tal vez desee probar algo diferente...

- No soy tu puto conejillo de indias.

- No digo que lo seas...desde que llegaste me estás volviendo loco,  sólo deseo comprobar que no pasa nada y así lo sacaré de mi cabeza,  digamos que es un pequeño pago por salvarte- Jungkook sabía que estaba manipulándolo, pero necesitaba ratificar que sus gustos no habían cambiado.

- Me estás manipulando,  apareció el abogado- refunfuñó Jimin,  pero estaba en deuda ¿verdad?- de acuerdo,  pero no volverá a repetirse.

- Porsupuesto- dijo Jungkook sonriendo.  Había ganado.

Jungkook volvió a acercarse y se agachó nuevamente y lo besó sin dilatar más el asunto.

Jimin se relajó,  disfrutaría el beso,  total sería sólo uno. Los labios de Jimin eran suaves y carnosos,  cuando los entreabrió introdujo su lengua dentro de su boca.  Sabía a pastel de cerezas y a algo más provocativo.

Jimin gimió suavemente y todo el cuerpo de Jungkook vibró. Frotó los labios contra lo de él,  que respondió mordisqueándole el labio inferior.

Jungkook se acercó más y sintió sus tetillas erectas a través de la polera,  habría dado lo que fuera por tocárselas,  pero tenía las manos vendadas. Agitado continuó besándolo,  comiéndole la boca y dejando a Jimin responderle.

Siguió besándolo, deseando cada vez más.  Jimin levantó las manos y le agarró la cabeza,  apretándose contra él.

Jungkook no podía negar que estaba completamente excitado y comenzó a frotarse contra Jimin. Se lo imaginó duro y de nuevo deseo tocarlo con los dedos,  con la boca, con el cuerpo.

Centímetro a centímetro,  Jimin  deslizó sus manos hasta sus caderas acercándolo más y Jungkook sintió su erección y la de él no era menor.

- ¡Oh, Dios mío!- susurró Jimin y apartó la boca mirándolo consternado- tengo que parar- dijo hablando consigo mismo y luego lo miró- tú tienes que parar.

" Parar". Aunque Jungkook captó el significado,  su cuerpo deseaba más. Jimin cerró los ojos con determinación un momento y luego los abrió.

- No puedo hacer esto- le explicó- y creo que  tú tampoco. Ya saldé en parte mi deuda contigo,  además supongo que ya aclaraste tus dudas- Jimin respiró hondo- cuando volví a estudiar decidí desenchufar mí sistema hormonal y debe seguir así. ¡ No puedo suspender!

Si no hubiera sido por su obvia angustia,  Jungkook se habría reído a carcajadas de la tontería que acababa de decir de desenchufar un sistema hormonal.  Sin embargo,  su consternación le tocó en lo más hondo. Jimin estaba poniendo de cabeza su mundo ordenado. Eso lo sorprendió,  hacía mucho tiempo que él había protegido su corazón contra todo tipo de asalto.

- ¡Eh¡- exclamó Jungkook- ¿qué es eso de suspender?, un beso no hará que suspendas.

Vio multitud de expresiones fugaces pasar por los ojos de Jimin antes de que desviara la mirada.  Tuvo la impresión de que estaba a punto de echarse a llorar.

- Jimin, ¿qué es esa tontería de suspender?

- Algunos no creen que sea una tontería- protestó Jimin,  con los ojos marrones brillantes de lágrimas,  que se esforzó en esconder- algunas personas creen que voy a reprobar.

- Algunas personas no tienen idea.  De hecho muchas personas no tienen ni idea- repuso Jungkook sintiéndose fieramente protector.

- Mi familia no me ha dado muchos ánimos- comentó Jimin.

- No me sorprende- dijo Jungkook con voz cínica- la familia puede ser tu mayor apoyo o tu mayor detractor.  Tú eres el que va a clases y estudias.  Tú eres quien lo va a conseguir. No ellos.  Uno de los mayores placeres de la vida es hacer algo que otros consideran un imposible.

Jungkook se calló de repente,  sintiendo cierta vergüenza ante su propia convicción.  Pensó que probablemente sonaba como un charlatán.  Pero la cara de Jimin se iluminó igual que si hubiera encendido una vela.  Le pareció ver una mezcla de determinación en sus hermosos rasgos.  Porque sí,  no iba a negarlo,  Jimin era hermoso.

- De acuerdo- dijo Jimin con su voz que era naturalmente sensual- ¡Super Comando Guerrero!

Mientras Jimin se dirigía a su habitación,  Jungkook recordó su comentario sobre desenchufar el sistema hormonal y movió la cabeza de lado a lado. Para conseguirlo jimin tendría que convertirse en monje, quizás conseguirse un guardian, porque reflejaba sensualidad por cada poro de su piel.

Jungkook maldijo cuando colgó el teléfono.

Jimin lo miró receloso.  Llevaba toda la tarde paseando de arriba a abajo,  callado y de mal humor.  No quiso acercarse porque todavía le preocupaba lo poco que le había costado a Jungkook exitarlo el día del pastel.  Estaba empeñado en que no volviera a pasar. Lo ayudaría hasta que le quitaran las vendas y luego buscaría otro lugar para vivir. Eso era lo que tenía que hacer.

- ¿Problemas?- preguntó Jimin sin acercarse.

- Sí,  un socio de mi bufete,  me ha ordenado que vaya a un cóctel que da un cliente.  Dice que ahora que "estoy de moda", hay que sacar provecho de mi popularidad "mientras dure"- añadió con sorna- para conseguir una nueva cuenta.

- Quizás no esté mal.  Unas copas y unos canapés.  Con los vendajes seguro que no tienes que darle la mano a nadie.

Jungkook se miró las manos y puso mala cara.

A Jimin le recordó a un tigre con una pata herida.

- Si quisiera dedicarme a la política,  estaría trabajando para el Fiscal Nacional- gruñó Jungkook.

- Tienes razón- Jimin se rió- aunque en realidad tú serías el Fiscal Nacional.

- Tienes razón- Jungkook largó una carcajada,  Jimin aligeraba el ambiente-  tengo que llevar pareja.

- Eso no es problema.  Tenemos una larga lista de mujeres que se mueren por...

- Ni en un millón de años- lo cortó Jungkook- no quiero ese tipo de complicaciones.  Necesito alguien que entienda que esa fiesta no es más que trabajo- dijo Jungkook mirándolo enfurruñado.

Jimin suspiró rodando los ojos.

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Mi caballero de brillante armadura Donde viven las historias. Descúbrelo ahora