Capítulo 15

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La pareja quedó encantada con Jimin, sobretodo cuando se interesó por ver fotografías de sus hijos y por el trabajo voluntario qué hacía Karen.

Jimin no desperdició la oportunidad de tocar a Jungkook,  total tenía chipe libre.   Tocó sus hombros, brazos, manos,  varias veces y le sonrío a Jungkook y le sostuvo su mirada hasta que lo vio acalorado. 

Jungkook sabía que estaba actuando, pero ni su libido ni su cuerpo eran tan racionales. Si estuvieran prometido de verdad la velada acabaría con Jimin en su cama. Sus manos tocarían su piel desnuda y le haría el amor con fuerza.

- Me encantaría ver tu anillo de compromiso-  dijo Karen mientras esperaban que llegará el postre.

Jungkook se puso tenso. ¡Maldita sea!, no había pensado en eso.

- Estamos buscando uno-  replicó Jimin rápidamente-  Jungkook dice que quiere encontrar algo muy especial.

- ¡Qué romántico!- suspiró Karen e inclinó la cabeza hacia la música que sonaba de lado a lado de la sala- ya que el postre no llega, ¿porqué no bailamos un rato?

Su esposo hizo unos gruñidos de protesta.

- Un par de canciones no te van a matar- dijo ella volviéndose a Jungkook y Jimin,  vamos.

Jungkook se levantó e hizo un gesto de resignación al ver la sonrisa forzada de Jimin.

- Claro que sí-  murmuró Jimin.

El grupo que tocaba en vivo comenzó a tocar una antigua balada de Eric Clapton y Jungkook tomó a Jimin entre sus brazos. Jimin estaba tenso.

- Relájate-  le murmuró al oído- se supone que estás loco por estar junto a mí.

Jimin suspiró apoyando la barbilla en su hombro.

- Gracias por recordármelo.

- Hasta ahora has estado muy convincente- dijo Jungkook .

- Gracias, tú tampoco lo has hecho nada mal.

- Creo que les has gustado- sonrío Jungkook.

- Sin duda sienten curiosidad por mí, casi me han hecho una entrevista. Debería haber traído un currículum.

- No eso le habría quitado toda la gracias al interrogatorio- Jungkook le masajeó la espalda y acerco sus labios a su cuello.

- ¿Qué haces?- se quejó Jimin estremeciéndose.

Su suave quejido casi lo desarmo.

- Nos miran, tenemos que dar la impresión de que estamos locos el uno por el otro- le dijo Jungkook.

- ¿Cómo de locos?- gimió Jimin con  frustración.

- Locos del todo-  contestó Jungkook sin dudarlo.

- Vale-  suspiró Jimin.

Levantó la cabeza, lo miró a los ojos como si fuera un Guerrero y lo besó con todos sus fuerzas. Le consumió la boca a Jungkook con los labios y la lengua, arqueándose hacia él.

Jungkook sintió su temperatura dispararse hasta el techo y la entrepierna de su pantalón tensa hasta la incomodidad. Para cuando Jimin  se apartó, le estaba costando un esfuerzo sobrehumano no poner las manos sobre su trasero y presionarlo contra esa zona de su cuerpo que latía de necesidad.

Jimin parpadeó unas cuantas veces, respiro cuidadosamente y sonrió de medio lado.

- ¿ Qué tal lo he hecho?

***

Cuando por fin acabaron el postre, se despidieron del matrimonio y llegaron a casa.  Jimin atravesó la puerta disparado.

- Buenas noches- gritó por encima del hombro y corrió escaleras arriba, cerró la puerta de su dormitorio y parado en el centro de la habitación inhaló despacio varias veces .

Con cada respiración sintió el sutil y seductor aroma de la loción para después del afeitado de Jungkook, lo rodeaba y lo exitaba, tanto como lo había hecho Jungkook cuando bailaban. Tenía su aroma pegado al traje. Maldijo, se quitó el traje y lo arrojó sobre la cama.

- ¡No voy a aguantar!- farfulló entre dientes, andando en círculos solamente con sus boxers puestos .

¡Ni siquiera han pasado dos semanas y me gusta!

Agarró una almohada y se la aplastó contra la cara,  por su propia cordura tenía que odiarlo, había resultado demasiado fácil simular que lo admiraba, actuar como si le pareciera guapo y sexy,  besarlo como si lo deseara.  Ese beso había sido una gran estupidez.

Todavía se sentía exitado, como si  ardiera, su quejido vibró en la almohada.

Con la almohada en el rostro no veía, pero seguía moviéndose. No podía parar. De repente tropezó con la esquina de la alfombra y cayó al suelo, aterrizó sobre el trasero y aúllo de dolor.

- ¿Jimin?- llamó Jungkook desde la puerta.

- ¿Sí?- gritó frotándose el trasero. Estiró las piernas para comprobar que no se había torcido nada.

-  ¿Estás bien?-  preguntó abriendo la puerta un centímetro.

Jimin se apretó la almohada contra el pecho y miro la puerta horrorizado.

- Estoy bien, me he  tropezado con la alfombra, no hace falta que..

Jungkook abrió la puerta del todo y Jimin se puso rápidamente en pie haciendo una mueca de dolor.

- ¿Estás seguro de que estás bien?- insistió Jungkook con voz dudosa.

Jimin lo miró sin saber que lo molestaba más, si él o haberse caído. Estaba de pie en el umbral ,tan sereno, tan tranquilo, y tan vestido.

- Estoy bien, he caído sobre la parte mejor acolchada del cuerpo- replicó deseando que Jungkook se marchara.

No lo hizo. Su mirada lo recorrió lentamente de arriba a abajo.

- Estoy perfectamente bien, siempre que no tenga que sentarme, gracias por preocuparte-  le dijo Jimin insinuando que podía irse.

- Odio la idea de que te hayas caído sobre tu lindísimo trasero- dijo Jungkook acercándose con una mueca peligrosa en la cara.

- Estoy bien- aseveró Jimin aguantándose las ganas de tocarse ahí donde le dolía.

- Necesitas una segunda opinión.

Jimin se quedó sin respiración. Ya había aguantado suficiente esa noche. Su oferta, combinada con la seductora mirada de sus ojos, hizo que explotara.

-  ¡Fuera!- gritó y lo golpeó con la almohada.

Jungkook levantó las manos y caminó de espaldas hacia la puerta- ¡sal  de aquí mala imitación de héroe! ¡o súper Comando Guerrero!¡o prometido!- gritó Jimin con furia,  ya sin importarle lo ridículo que se debía ver con  sólo el boxer, los calcetines y la almohada en las manos.

Cerró la puerta de un golpe y estrelló la almohada contra ella.

- Sólo tenías que decir que no- oyó reírse a Jungkook al otro lado de la puerta.

Jimin sintió ganas de gritar con todas sus fuerzas.  En vez de eso contó  pacientemente hasta cien, tres veces.

Después, tras asegurarse de que Jungkook no estaba en el pasillo, hizo lo único que podía hacer. Corrió hacia el baño se quitó la ropa y se dio una ducha de agua fría.

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Mi caballero de brillante armadura Donde viven las historias. Descúbrelo ahora