Jungkook corrió y lo alcanzó en el porche.
- Esta noche me visitará un cliente- le dijo a Jimin.
- ¿Insinúas que quieres que prepare la cena o unas copas o algo para picar?
- No- negó él- es una adolescente que vendrá con su madre. La chica tiene cicatrices en la cara y no quiere que la vea nadie- Jungkook se encogió de hombros- no suelo recibir a clientes en casa, sólo quería que supieras que estarán aquí.
Jimin noto en su expresión que había algo en ese caso que le pesaba mucho.
- Vale, no notarás mi presencia o puedo...
- ¡Jungkook y Jimin!- se oyó gritar a una mujer.
Jimin se volvió y vio a la concejala, Anna, correr por el jardín delantero de la casa de Jungkook.
- Quería felicitarlos- dijo acercándose al porche- me encantó leer la noticia, Jungkook. Había empezado a preguntarme si alguna vez irías en serio con alguien. Tienen que dejar que celebre una fiesta en honor a su compromiso.
- ¡No!- exclamaron Jimin y Jungkook al unísono.
- Gracias, pero no es necesario- dijo Jimin, tras aclararse la garganta.
- ¡En absoluto!- dijo Jungkook- no es necesario en absoluto.
- Claro que es necesario- dijo Anna levantando los brazos- cuando el soltero más codiciado se compromete, hay que celebrarlo, o llorarlo, si no eres el o la elegida, ¿ no te parece, Jimin?- añadió la concejala con un guiño.
- Claro- masculló Jimin, con el corazón en un puño- bueno tengo que irme a clases, que tengas un buen día- le dijo a Anna.
Se volvió hacia Jungkook y se produjo un incómodo silencio.
- Hasta la noche- dijo Jungkook rodeándolo con un brazo. Jimin se quedó tieso de la sorpresa- ella espera esto- le susurró y agachó la cabeza.
Y luego lo besó.
Al sentir sus labios a Jimin se le aceleró el pulso. Jungkook se separó ligeramente y notó que sentía ganas de apretarse nuevamente contra él. Sintió alivio al ver a Anna alejándose, pero la expresión controlada de Jungkook lo inquietó. ¿ Cómo podía estar impertérrito mientras él en cambio sentía necesidad de abanicarse?.
Enfadado consigo mismo por su reacción tuvo que controlarse para no sacarle la lengua e insultarlo.
- Me gustaría que para la próxima me previnieras- susurró Jimin- para poder hacer mejor mi papel.
- No te preocupes. Has estado muy convincente.
Hirviendo en frustración, Jimin no respondió. Fue a su coche, encendió el motor y se aseguró de que las ventanillas estuvieran bien cerradas. Cuando estaba a un par de cuadras de la casa de Jungkook, gritó a pleno pulmón.
Cuando volvió esa tarde, Jimin había decidido que Jungkook le había enseñado algo muy importante. Algunos hombres eran mucho peores que los abusadores, y Jungkook era uno de ellos.
Su dicotomía lo volvía loco. Era demasiado inteligente, arrogante, listo, seguro de si mismo, heroico y a veces, pero no muchas, mostraba cierta sensibilidad, de verdad que este hombre lo sacaba de quicio.
Llegó a la conclusión de que había dejado que lo afectaran sus muestras ocasionales de sensibilidad. Había bajado la guardia y eso era un gran error. Sus hormonas estaban descontroladas.
Intento convencerse de que era un cerdo, pero le resultó difícil, al fin y al cabo él le había salvado la vida.
Simplemente tenía que mantener sus emociones a raya con Jungkook, pensó abriendo la puerta y dirigiéndose a la cocina. El primer paso sería pasar toda la tarde encerrado en su habitación estudiando análisis. Estaba sacando el cartón de jugo de la nevera cuando oyó voces en el salón y se acordó que había clientes en casa.
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Mi caballero de brillante armadura
FanfictionCuando Jeon Jungkook lo defendió de su hermano, Jimin supo que estaba destinado a ser su auténtico héroe, el hombre que siempre amaría. Pero pasaron los años y quedó sólo como un recuerdo de infancia. Por coincidencias de la vida volvieron a enc...