Capítulo 16

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A la mañana siguiente, Jimin se levantó con la idea de pasar el día en la biblioteca. Consiguió bajar antes que Jungkook, todo un logro, pues él se levantaba muy temprano.

Se asomó a la ventana y miró con tristeza las calles cubiertas de agua nieve, las gotas que se estrellaban contra el cristal como si fueran agujas. Aunque estaba desesperado por alejarse de Jungkook, no quería ponerse en peligro conduciendo con este clima.

Decidió cambiar de planes, se pasaría el día encerrado su habitación. Se preparó una tetera, agarró un pan y se apresuró a volver al dormitorio antes de que Jungkook apareciera.

Cuando llegó al escalón de arriba, él abrió la puerta, recién duchado.

Tenía el pelo húmedo y el torso desnudo, llevaba unos pantalones vaqueros y su rostro lo miraba curioso. A Jimin lo desconcentró la visión de su musculoso pecho y bajo la mirada. Sus caderas y sus largas piernas embutidas de jeans no solucionaron el problema, así que miró sus ojos y suspiró. Todo él lo desconcentraba.
- Te  levantaste  algo temprano- comentó Jungkook.

- Pensaba ir a la biblioteca para hacer un trabajo de Lengua Inglesa, pero las calles están horribles.  Estaré en mi habitación- dijo dirigiéndose hacia allá.

-  ¿Qué tal estás hoy?

Jimin cerró los ojos. Estaba actuando como un crío y además maleducado. Era culpa de ese torso desnudo. Era mucho más musculoso de lo que él había creído. Se volvió hacia él.

- Muy bien ¿y tú?

- Perfectamente, ¿y tu trasero?

- Bien, recuperado- replicó Jimin intentando no sonrojarse.

- ¿No te hará falta sentarte en un cojín?- replicó Jungkook con una leve sonrisa jugueteándole en los labios- anoche llevabas un boxer muy bonito.

- Preferiría que te olvidarás de anoche- dijo Jimin, enrojeciéndose al recordarlo.

- Será difícil- dijo Jungkook en tono seco-  pero si vas a hacer un trabajo puedes utilizar el ordenador del estudio, el procesador de textos está bastante bien.

Jimin se quedó callado un instante, digiriendo la oferta.

- Pareces sorprendido- le sonrío Jungkook.

- Lo estoy-  avergonzado añadió mentalmente- pero no del todo. Eres tan duro y agresivo en tú trabajo que se me olvida lo malo que puedes llegar a ser- miró los ojos de Jungkook durante un instante y vio la mirada del niño que había conocido y admirado.

En el silencio que siguió sintió un fuerte nexo de unión con él y la nostalgia invadió su corazón. Había sido muy amable con él cuando eran niños y en cierto sentido lo había adorado.  Ese pensamiento lo puso nervioso.

- Gracias- dijo y camino lentamente hacia su habitación.

Tardó un rato en recuperar su concentración, pero pasó el día recluido trabajando. De vez en cuando oyó a Jungkook al teléfono o yendo de una habitación a otra.  Sabía que su actitud era infantil,  pero si estaba en la misma habitación que él sería incapaz de trabajar.

Al  final de la tarde, antes de cenar, decidió aceptar la oferta de Jungkook,  encendió el ordenador en el estudio y tecleó las seis primeras páginas del trabajo. Guardó lo escrito, e iba por la mitad de la página siete cuando se fue la luz.  Totalmente a oscuras esperó a que volviera la electricidad.

Un momento después la luz de una linterna alumbró la habitación.

- Dime qué has hecho una copia de seguridad- dijo Jungkook señalando el ordenador.

Mi caballero de brillante armadura Donde viven las historias. Descúbrelo ahora