Capítulo 4

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Jimin lo miró atentamente.

- Con "otros" te refieres a los que has ganado en los tribunales.

- Sí, supongo- le respondió Jungkook.

Complejo, pensó Jimin  atraído. Fascinante, su mirada daba la impresión de poder llegar hasta el corazón de una persona. Y eso lo estremeció.

- ¿Super Comando Guerrero o Malvado rey del Submundo?- le preguntó Jimin recordando los días en que habían intercambiado cómics.

- Depende del día- dijo Jungkook - según lo que haga falta para ganar.

Jimin volvió a sentir admiración, casi envidia por su confianza en sí mismo. ¿Qué tipo de mujer le gustaría? se preguntó , probablemente una rubia, fría, sofisticada y poco exigente imagino sonriendo. Sí ese era el caso él estaba a salvo, definitivamente a Jungkook no le gustaba su mismo sexo como a él.

- ¿Eso te hace gracia?- le preguntó Jungkook.

- Pensaba en los Comandos Guerreros replicó Jimin ruborizándose- debería dejarte descansar. ¿Puedo hacer algo por tí?

Jungkook negó con la cabeza y se puso en pie.

- ¿Dónde vas a dormir?

- No lo sé. El asistente social mencionó un par de albergues...

- ¿Un albergue?- repitió  Jungkook con voz desaprobadora.

Jimin notó su desagrado y se maravillo de su control. Todos los hombres de su vida mostraban sus emociones negativas a gritos. Se encogió de hombros.

- No pasa nada, será solo durante unos...

- Quédate aquí-  le ofreció Jungkook .

Emitió la invitación, u orden, con un tono muy razonable, como si fuera lo más natural del mundo compartir su espacio personal.

Jimin tropezó y Jungkook lo agarró haciendo una mueca de dolor cuando sus manos contactaron con los hombros de Jimin que cayó contra su pecho.Preocupado porque él se había hecho daño al  intentar sujetarlo se apartó.

- Tienes que olvidar esa manía de rescatarme- le dijo Jimin-  me he caído un millón de veces y siempre he sabido  levantarme.

- ¿Ir a un albergue?, no te saqué de un incendio para que acabarás en un albergue- lo interrumpió Jungkook.

- ¿Siempre eres así de protector?-  replicó Jimin deseando que su corazón no latiera tan acelerado.

- Tienes razón, no lo soy.  Considéralo en recuerdo de los viejos tiempos de Comando Guerrero. Quédate aquí- los interrumpió el sonido del teléfono- cuando no estés en clase puedes destrozar el maldito teléfono.

Con esas palabras, Jungkook salió de la habitación. El teléfono siguió sonando incansablemente , Jimin lo vio subir las escaleras mientras pensaba que Conejo Jungkook no podía engañarlo. Se había convertido en un Comando Guerrero.

Con él estaría a salvo,  ¿no?.
- Dices que aunque haya una docena de mujeres telefoneándole, quieres que te ponga de las primeras en la lista- le dijo Jimin a la mujer al otro lado de la bocina- la verdad es que son más de una docena,  pero le daré tu mensaje al señor Jeon,  adiós.

Desde fuera de la cocina,  Jungkook vio a Jimin colgar el teléfono. No había descansado mucho.  Las manos no lo dejaban dormir y se negaba a tomar calmantes porque lo dejarían atontado.  Jungkook era muy celoso de su vida privada y de su soledad, así que no entendía que bicho le había picado para ofrecerle a Jimin quedarse en su casa. Debía ser un ridículo sentido protector que le quedaba de la infancia.

Mi caballero de brillante armadura Donde viven las historias. Descúbrelo ahora