Capitulo 3

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Hades Ivanov

— Bonita casa. — digo en tono de burla.

— Ahora que lo pienso nunca viniste aquí. — dice Maserati frente a su casa.

Era de noche y el viaje al avión se nos complicó un poco, varios policías nos disparaban, pero pudimos salir de esta. Por otro lado, tuve un viaje cansado tardamos dos horas en llegar aquí.

— Mi padre debe estar esperándonos, vamos.

Entramos a la lujosa casa, La sentí muy hogareña para mi gusto. — Quédate aquí y no hagas escándalo hay personas durmiendo.

— No me trates como Niño. — añado y me siento frente a una mesa en la cocina la cual solo estaba acompaña por una luz no muy fuerte en una esquina.

— Ahora vuelvo.

Lo peor es que aún sigo esposado y no hay cosa que me estrese más, pero una vez que estás dentro de la jungla como es aquí, hay personas que no dudarán ni por un segundo en venir a matarme. Estando vivo soy un peligro para todos, y créanme voy a disfrutar esta venganza a como dé lugar.

Un ruido me saca de mis pensamientos y veo a una chaparrita en medias, con el cabello largo y alborotado, con una camisa que le llegaba más arriba de los muslos y frotaba sus ojos.  Su cuerpo está lo suficientemente cubierto pero la forma de su pequeño trasero se marcada.

Al parecer aún no se percata que estoy aquí, abre la nevera y saca una botella de agua, la nevera emite más luz y puedo presenciarla mejor. Tenía un perfil Perfecto, nariz arqueada y labios rosados y ni hablemos de sus largas pestañas. Podía verla perfectamente, su figura iba atrayéndome de una manera inexplicable.

— Bonito trasero. — emití y un brinco sale de ella y un poco de agua cae al suelo. Sus enormes ojos se agrandan y me ven frenéticamente.

— ¡¿Qué diablos?!

Kennedy Maserati

El Dios lo traía en la boca, un chico de cabello negro mirándome fijamente y sentado a medias oscuras en mi casa y en mi cocina y lo que me llama más es que traía un uniforme naranja y las manos esposadas, su uniforme traía una que otra mancha roja.

Mierda tengo un Psicópata, probablemente ladrón o estafador en mi casa. — Deberías de dejar de gritar al parecer hay gente durmiendo. — Su tranquilidad y modo de burlarse de la situación me tenía con los pelos de punta.

Este se levanta y da unos pasos hacia mí. — No sabes con quien te estás metiendo, soy hija de un hombre muy poderoso y si me tocas un pelo mi hermano va a encontrarte y te hará sufrir como no te lo imaginas, así que te sugiero que te largues.

— Ay que miedo. — vuelve a burlarse y se acerca más hasta al punto de casi pegar nuestras narices. La poca cordura que tenía dejó mi cuerpo y ni hablemos de mis neuronas enloquecidas y mi corazón a mil por hora. — Eres igual que el... tienes agallas Niña.

Su mano esposada, tocan mi mentón y hace que suba más mi rostro. — ¿Qué quieres?

— La pregunta es que quiere tu padre de mí.

¿Mi padre?

— ¡Y que querría mi padre de alguien como tú, un criminal!

— Cuidado como me hablas. — su voz gruesa, me embelesa aún más y pasa su pulgar por mis labios.

— Hades! — La voz de mi hermano hace que me despierte del trance que el maldito me tenía.  El muy imbécil sonríe y se despega de mí.

— Al fin llegas, estaba empezando a aburrirme. Por cierto, conocí a tu hermanita.

Me percato que mi hermano no está solo, al lado de él estaba mi padre y este me ve incrédulo. Digo! cualquiera lo estaría si ves a tu hija con un hombre a medio metro de distancia.

— Maserati!

— Hades. — repite mi padre en modo de saludo. Respira hondo y habla — Era crucial que la conocieras, pues ella es a la que cuidarás.

¿Que?

No, no esperen. ¡Esto no me puede estar pasando otra vez!  —Es...— antes de que termine mi oración el chico habla.

— Ni loco voy a hacer de niñera. — expresa y me quedo atónita. — Y por lo que he escuchado tu hija no es una santa y yo paciencia no tengo.

— ¿Disculpa? — me saca de honda lo que dice, habla sin conocerme y ya anda especulando sobre mí.

— ¿Lo que oíste, estás sorda? y tú. — señala a mi padre— me sacaste de donde estaba y si no es mucha molestia quiero que me devuelvas.

Esta loco!

— No hare nada de eso, quiero ayudarte per...— interrumpo a mi padre.

— ¡Si escucho bastante bien y créeme que más santa que tú si soy, al menos yo no vengo saliendo de una cárcel por ser criminal!

— Se ofendió la princesita.

Hasta aquí llegó.

— Princesita tu abuel....— No termino de hablar y mi padre se interpone.

— KENNEDY! Vuelve a tu cuarto.

¿Otra vez?
¡Dios mío, sácame los ojos!

Le doy una mirada asesina al muy idiota y me percato que este se burla y ni hablemos de Ian el Muy imbécil traía la sonrisa del año. Salgo con el enojo arrastras de allí.

Estoy harta, definitivamente ese criminal no iba hacer mi guardaespaldas. ¿pero en que estará pensando mi padre? Acaso no ve que es un puto criminal y me rehusó a pensar que fue mi padre quien lo saco de allí.

Demasiado estrés por hoy, subo a mi habitación y me tiro a la cama boca arriba.

— ¡¿Y saben que es lo peor?!— me digo a mí misma — Deje el agua abajo.

Me cubro el rostro del coraje y aún con sed.

Me cubro el rostro del coraje y aún con sed

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El abismo de Hades: El regreso de un Rey. Ⓒ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora