Capitulo 2

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— Te tenían como rey aquí.... Así si dan ganas de entrar aquí. — la irritante voz de Ian Maserati hace eco en la habitación una vez este tira de la puerta de hierro.

Por otro lado, yo estaba como si nada, Inhalando el cigarro con mis manos esposadas. — ¿Quieres cambiar de lugar? — propongo burlonamente. — Maldito imbécil

— Yo también te extrañe. — dice Maserati — Ya dejemos los sentimientos para otra ocasión, solo tenemos ocho minutos para salir de aquí con vida.

— Y porque piensas que iré contigo, por si no lo notas estoy muy cómodo aquí— digo.

— Necesitamos tu ayuda.

– Y que te hace pensar que voy a ayudar?

— No hagas que esta maldita operación fracase Hades, nos costó mucho averiguar tu ubicación. — Dice.

Yo respiro y me levanto— Procura que no me maten, tengo una venganza por realizar. — digo y este sonríe como estúpido. — por todo este drama que causaste tenemos aproximadamente cinco minutos en salir.

— YO?! Tu eres el que no queri....— No dejo que termine y empiezo a caminar para ignorarlo. — ¿A dónde crees que vas?

— Hay una salida más rápida, Ven. — Salimos de la celda junto a dos hombres más. Nunca imaginé que Maserati mandara a su hijo por mí.

Para ser sincero pensé que se había unido con mi hermano. Entramos a una de las salidas de emergencia más cercana y como era de esperar un grupo de policías armados nos apuntaron.

— ¡¿Una salida más rápida, enserio?!

— Nunca dije que fuera fácil. — Sonrió y al escuchar el primer disparo, nos cubrimos en unas columnas rápidamente. — Dame un arma.

— Ni lo sueñes.

— No haré nada tonto, pero si queremos salir vivos de esto, es mejor cuidarnos las espaldas. — Vuelvo y digo y este luego de pensarlo me lanza una que traía atrás.

— Somos cuatro contra cinco, podemos con esto. — Habla.

Maserati y otro hombre empezaron con su maniobra, disparaban y el otro los cubría. Por lo tanto aproveche y me aleje de ellos.

Se lo qué pensarán y no, no lo voy a traicionar y escapar. Me columpio en unos de los hierros que subía al segundo piso aún con la vista en el desmadre allá abajo, me agacho y empiezo a apuntar a las cabezas del enemigo, 1, 2 y 3.

Tres cabezas en el suelo, los últimos dos Maserati se encargó.

— Pensé que huirías.

— No sería divertido. — contestó aún con las manos esposadas. — Vengan por aquí, tenemos que salir por el túnel, la entrada debe estar rodeada.

Todos asiente y suben por donde lo hice. Salimos por el túnel el cual traía agua posada y con mal olor.

— Llevas años aquí y nunca se te ocurrió escapar?

— Aunque lo dudes, la celda era cómoda.

— A veces pensamos que estas mal de la cabeza, sabías?

— Que, ¿acaso no lo estoy? — mi toque de humor hace que ría un poco. — Por cierto, te dije como salir, pero ¿cómo pretendes que salgamos de esta isla?

Por si no lo sabían estoy en medio del océano. — tenemos un hombre custodiando un helicóptero arriba. — Apunta hacia el techo. — le daré la señal para que baje por nosotros, pero debemos subir aquella montaña.

El abismo de Hades: El regreso de un Rey. Ⓒ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora