Capítulo 3.

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III
le piccole cose nella vita coniugale.

Conocía mejor que nadie aquel pelirrojo, sabía bien que en ocasiones tenía pesadillas con aquella persona que lo lastimó tanto, sin embargo, desde que había vuelto de uno de sus viajes donde asistió a una boda, no actuaba como antes, había algo más en su actitud que le tenía extrañado, pero no podía decir con certeza de que se trataba, fue por ello que le permitió ingresar a su cama para poder dormir.
Eso le trajo un recuerdo dulce de su juventud, en una ocasión los habían llevado a un viaje de estudios donde estarían unos días hospedados en un hotel a las orillas del mar, al ser amigos les tocó juntos, aunque en ese cuarto había otras dos personas, sin embargo aquella primera noche fue muy lluviosa, por lo que las actividades que se tenían planeadas para el día siguiente se aplazaron, no lo sabía antes, pero Shansk le tenía miedo a dos cosas: los relámpagos y a los animales marinos enormes. Era curioso ya que siempre se mostraba tranquilo incluso se reía de aquellos que se asustaban de los tiburones, por lo que cuando supo aquello pudo ver todo lo que escondía y cargaba en sus hombros, esa noche lluviosa, el pelirrojo le pidió el favor de dormir en la misma cama, estuvo apunto de negarse, hasta que cayó el primer rayo ocasionando que llorará en silencio. Tenía perfectamente grabada en su memoria aquella expresión neutral mientras sus lágrimas caían por sus mejillas.
Y helos ahí, dos adultos bajo las sábanas.
Ben acercó su mano a la espalda de su amigo, lo acarició suavemente al mismo tiempo que le daba palmadas, por lo que el pelirrojo lo miro con una sonrisa---¿Qué pasa Benny bebé? Acaso... ¿Vas a declararme tu amor?
--¿No solías pedirme que hiciera esto para que durmieras más rápido?--menciono mientras cerraba sus ojos--, si quieres me detengo.
--no, así está bien...continúa...Ben...
---¿No me vas a llamar Benny?
--¿Quieres que lo haga?
--diga lo que diga vas a hacer lo que tú quieras ¿Me equivoco?
--no, estás en lo correcto así que...Ben, gracias--Shanks levantó la cabeza, sus ojos se encontraron con el rostro del nombrado quién en esos momentos tenía los ojos cerrados, sin embargo mostraba una expresión total de calma apesar de haber llevado aquel día tan largo y ajetreado--, muchas gracias por ayudarme y no dejarme solo, esto...es muy importante para mí, más de lo que puedes imaginar.
El pelinegro siguió acariciando su espalda para posteriormente con su otra mano acariciar sus cabellos--, siempre voy a estar aquí para ti Shanks, pase lo que pase yo te voy a ayudar, también voy a cuidarte...así que, duérmete.
--¿Y mi beso?
Ben suspiro para posteriormente besar su frente, era cierto, ambos eran amigos y muchas veces los confundieron con una pareja, pero no es que lo fueran, lo que ocurría es que aquel joven padecía de un mal de amores incurable, por lo que no solo él, todos sus amigos eran cariñosos con él demostrándole que siempre estarían ahí para ayudarle pase lo que pase.
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Entre sueños escucho a su bebé, quería levantarse pero las sábanas estaban muy cómodas, además de que los fuertes brazos de Ben lo sujetaban de una manera que le encantaba, porque así se sentia protegido. Aquellas extremidades lo apretaban, aprisionandolo contra su cuerpo de forma que tenía el rostro en el pecho ajeno, respiraba su aroma y aquel toque de tabaco que parecía ser ya parte de su ser, no era desagradable, le gustaba porque le hacía saber que ahí estaría él.
Pero reaccionó, por lo que despertó de golpe sentándose en la cama, y ahí frente a él sosteniendo entre sus brazos a su hija estaba él, Ben caminaba de un lado a otro dentro de la habitación mientras alimentaba a la niña quién lo miraba con ojos inocentes, el adulto de la casa le sonreía con dulzura mientras la mecía entre sus brazos, hablándole con la voz dulce y aniñada, noto que aquella pequeña saco el chupete del biberón para reír mientras estiraba sus manos en dirección a su amigo, el mayor sonrió en cuanto sintió como aquellas pequeñas y cálidas manos acariciaban sus mejillas, cuando una de ellas se movió colocándose en sus labios comenzó a besarla al mismo tiempo que hacía sonidos.
Uta reía ante las acciones de aquel hombre por lo que Shanks estaba sorprendido, cuando lo vio su amigo siguió caminando con la niña, repitiendo la acción de alimentarla--. Aún es de madrugada, sigue durmiendo yo me encargo de la bebé, fue un largo día para ti.
--n-no-- tartamudeo para luego levantarse--, no es necesario Ben...yo soy el padre y es mi deber...
--te recuerdo-- lo interrumpió--, que yo también firme esos papeles de adopción, estamos juntos en esto y yo legalmente también soy su padre, ahora déjame trabajar y duerme.
Shanks sonrió--, gracias Benny...
--ya te dije que no me llames así y, que no tienes nada por que agradecer, esto es algo que cualquier amigo haría por ti.
--no todos harían esto por mi...Mi...
--basta, no quiero que menciones ese nombre, mucho menos en mi casa, ahora vete a dormir o me harás enojar.
El pelirrojo sonrió con melancolía al mismo tiempo que levantaba ambas manos como si se estuviera rindiendo, por lo que regreso a la cama, estaba recostado en ella aún mirando a su amigo, quién al notar que la bebé había acabado de comer la recostó en la cuna, al poco rato quedó dormida.
Se dirigió a la cama, se acostó junto a Shanks para luego cerrar los ojos, pero aún estaba consiente gracias a la atenta mirada de su amigo-- ¿Qué?
--serias un gran esposo.
--lose, te toca cambiarle el pañal cuando despierte--. Dicho esto se giró para darle la espalda.
--¿Eh? ¿¡Eh!? ¡Por eso la dormiste cabron!
--si la despiertas también la duermes.
El pelirrojo mostró un puchero, luego se metió entre las sábanas no sin antes sacarle la lengua a su amigo.
A la mañana siguiente.
Se podría ver al pobre Shanks con una expresión de terror en el rostro, había terminado de cambiar el pañal de su hija mientras Ben cocinaba el almuerzo para ambos, se giró aún frente al fuego notando como ahora su amigo caminaba jalando la carreola.
--¿Estás bien?
--¡No! ¿¡Cómo algo tan bonito caga tanto!?
Suspiro Beckman-- Shanks, su eras igual cuando bebé y tus padres jamás se quejaron.
Hizo un puchero el nombrado-- ¿Qué hiciste de comer mi amor?
Sin decir nada coloco el almuerzo frente al joven, un buen desayuno tradicional se encontraba ante él por lo que feliz comenzó a comer, Ben se unió a la mesa poco después comiendo con más calma, miro como el pelirrojo comía feliz para luego hacerle cosquillas a la bebé en el estómago, está era una escena que no creyó ver algún día de su vida.
--bien, me voy, debo llegar a la oficina-- mencionó Ben mientras se levantaba.
--¡Oh espera!--, exclamó levantándose también, pero ahora tomando a la bebé entre sus brazos--. Vamos a despedirte como en las películas.
--Shanks...no por favor.
--Shanks si, anda, sal o será más tardado y vas a llegar tarde.
Se podría decir que vivir junto a Shanks era una vida llena de primeras veces, jamás pensó incluso experimentar la paternidad hasta ese día, jamás pensó que tendría que levantarse a hacer el almuerzo para alguien más y sobretodo jamas pensó que para irse a trabajar sería despedido en la puerta por un beso y un abrazo tanto de su amigo cómo de una bebé.
Si, una vida junto a Shanks estaba llena de primeras veces.
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Eran ya la 1:00 de la tarde, usualmente no paraba de trabajar hasta que tuviera la suficiente hambre para tener que salir y buscar algo en algún restaurante, detuvo su trabajo en el computador para posteriormente estirarse.
--Ben-san ¿Quiere ir con nosotras a comer?
--¡Oh! Me encantaría---, ademas de que la razón por la cual le gustaba esperar, era porque las oficinistas lo invitaban a comer.
--buenas tardes, disculpa ¿Dónde se encuentra Ben...? ¡Benny!--, pero por azares del destino su plan paro, ahí estaba en la puerta Shanks cargando a la bebé en brazos al mismo tiempo que traía una mochila en la espalda.
--Shanks-- se levantó.
--, perdón por llegar tan tarde, pero Uta estaba ansiosa y no sabía que traer.
--¿Entonces tú...?
--si, te traigo algo de comer, prometo venir mañana más temprano, además la bebé queria verte--, sonrió ampliamente.
No cabía la menor duda, una vida de casado era algo nuevo para él, antes se habría molestado si alguien interrumpía una de sus conquistas, sin embargo la compañía del pelirrojo y de la bebé era algo que le traía paz. Esas primeras experiencias con él, eran nada más ni nada menos que algo maravilloso, fue por ello que cuando su amigo le dejo cargar a la pequeña sonrió alegre.
--muchas gracias Shanks, no cabe duda que tenías la razón.
--¿Eh? ¿En qué?
--también me enamoré de la bebé, nuestra bebé.
Las pequeñas cosas de una vida de casados, era algo que le comenzaba a encargar a Beckman, pero aún no era momento de admitirlo, porque después de ver la sonrisa sonrosada de su amigo el pelirrojo supo que, había llegado lo que le hacía falta, sin embargo aquel joven de cabellera no era suyo, porque ahora solo eran dos amigos con un trato en común, solo por ahora.

Le piccole cose che amo di te. [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora