Capítulo 6.

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VI
anche tra gli uomini, ci sono segreti.

Algo que leyó hace no mucho tiempo, o eso era lo que decía porque fue cuando estaba en secundaria y era una forma en la cual su mismo cerebro quería hacerse a la idea de que aún estaba dentro de la flor de la juventud, esto era que para reforzar su amistad y para eso era necesario bañarse juntos.
Siendo sincero, se sentía mucho mejor después de aquel baño, fue relajante, además de ver a su amigo con orejas de gato a causa del jabón le hizo bastante gracia. Ambos salieron y cada uno dándose la espalda se vistió, posteriormente ingresaron a la cama, Ben quiso decir algo pero al ver cómo su amigo se tiraba libremente en el colchón para caer dormido casi de inmediato se lo impidió, solo fue capaz de sonreír con dulzura para seguirle el paso, acompañándolo a los brazos de Morfeo, aunque cada quien tenía sus propios líos mentales.
A la mañana siguiente, Shanks fue el primero en levantarse, fue directo a ver a su hija quien dormía tranquila, acaricio su mejilla con una sonrisa en los labios para luego dirigir su mirada a la cama donde estaba recostado su "esposo" ya que según los documentos que consiguieron eso eran. Pareciera que aquel hombre sintió su mirada por lo que, se sentó quedando frente al pelirrojo quien sonriendo soltó en voz baja.
----buenos días Beck.
---hace años que no me llamas así---le respondió con voz tranquila al mismo tiempo que sujetaba su cabello en una coleta de caballo---¿Soñaste algo?
---¿Es tan raro?
---la verdad si, siempre me llamas por Benny o con apodos cariñosos de adolescente enamorada.
El pelirrojo llevo un dedo a su mejilla e hizo una expresión como si pensará algo, después sonrió y lo miro---buenos días Beck, mi hermoso y adorable Benny bebé, espero que la persona más hermosa del mundo, el hombre que yo más amo se encuentre de buen humor para tomarme entre sus fuertes brazos---, dijo al mismo tiempo que se abrazaba así mismo, se giró dándole la espalda a su amigo y movió sus manos en su espalda como si simulara que esas manos fueran de alguien más--- para abrazarme y susurrarme mil cosas al oído, ya que la voz de mi hombre me prende y calienta más que el sol de verano.
El más joven intento no reír a carcajadas al mismo tiempo que se giraba para ver la reacción del mayor, claro que Beckman le termino por responder con una simple acción, que era lanzarle con fuerza la almohada que hasta hace poco estaba en su cabeza--- ¡Cállate mierda!--- fue lo único que pudo decir el hombre con el rubor en las mejillas, no era capaz de articular una oración o queja en concreto pero al ver cómo su mejor amigo se vio obligado a cubrir su boca para luego salir corriendo del cuarto donde estalló de risa, supo de inmediato que el pelirrojo logro su cometido.
Después de aquella escena el mayor se vistió para ir a la oficina, al notar que la pequeña estaba despierta la tomo en sus brazos para dirigirse a la cocina donde para su sorpresa, Shanks estaba cocinando, o más bien lo intentaba ya que, unos simples huevos revueltos estaban provocando una gran cantidad de humo dentro de la vivienda. Ahora quien reía de la escena era él, recibiendo un puchero en protesta por parte del pelirrojo, fue por ello que intercambiaron papeles, Shanks se encargaría de la niña y Ben de la cocina, al final de todo ambos eran un gran dúo que sabía cómo repartirse las tareas, tanto de crianza como del hogar.
Una vez ambos habían finalizado sus tareas, lo cual incluía desayunar juntos, el mayor se levantó indicando que debía irse a trabajar, era más que claro que nuevamente Shanks iría hasta la puerta de la casa con Uta en brazos para despedirlo con un beso en la mejilla y un abrazo, ver a su amigo con una expresión tan alegre por algo tan simple como verse después de que volviera del trabajo le causaba cierto grado de gracia, por lo que después de acariciar los cabellos de la bebé se retiró.
Durante su caminata tranquila hasta la oficina podía respirar tranquilamente el aire que llenaba sus pulmones, entre sus andares pudo identificar fácilmente diversos tipos de perfumes y fragancias en el aire, solo hasta que se detuvo, recordó en esos momentos las palabras de su mejor amigo, aquellos aromas tan dulces ya no le podían hacer pensar en las mujeres, era como todo aquello relacionado con las féminas estuviera desaparecido de inmediato quedando solo en su cabeza, aquel hombre de cabellera pelirroja.

Le piccole cose che amo di te. [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora