Capítulo 20.

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XX
La risposta di ritorno.

Para esos momentos Uta habia sacado del congelador un bote de helado, una tarea que ya se le facilitaba con solo colocar una silla frente a la nevera para lograr cometer su crimen, después de tomarlo y acomodar dicha silla en su lugar, tomo asiento para comenzar a comer tranquilamente aquel postre congelado, de la nada, provenientes de la habitación de uno de sus padres escucho un "¡Para!" Cualquier niño se habría acercado a corroborar que todo estaba bien más que nada por su sentido de la curiosidad, pero Uta era distinta, sabía que aquellos dos adultos eran irreverentes a su manera, a veces el pelirrojo le gustaba gastarle bromas al otro adulto quién de alguna forma siempre se acababa vengando, así que pensó que Shanks fue a hacerle algo y ahora debía atenerse a las consecuencias, en este caso algo así con las cosquillas.

Al poco rato escucho la puerta de la habitación cerrarse de golpe para luego ver a uno de sus padres salir apresuradamente del lugar, miro con detenimiento al pelirrojo al mismo tiempo que se llevaba a la boca una cucharada de aquel helado, sin embargo Shanks la miro.

---¿No deberías estar en la cama?

---aun no es ni la hora del baño--- le respondió mientras comía.

---también no deberías comer tanto helado.

----y tú no deberías estar tan rojo papá.

Shanks trato de decir algo pero no supo que sería lo correcto para estos casos por lo que después de un breve silencio soltó---, touché niña...

Después de esto un tanto ansioso salió del hogar dejando a la pequeña sola en el comedor, la vida de adulto era tan confusa, parecía sencilla a la simple vista de los más pequeños, pero para aquellos que ya estaban en esa etapa no era más que una vida llena de pesares y martirios constantes que no parecían finalizar apesar de que la larga jornada del día había finalizado, incluso por las noches llegaban para alborotar las aguas de la mente, estás que solo deberían servir para calmar a quienes lo necesitan, era difícil ser un adulto, pero aquella niña que vivía al cuidado de dos adultos no lo sabía y solo podía limitarse a ser ignorante de aquellos pesares con los que vivían sus padres.

Poco podía hacer fue por ello que el tiempo siguió su curso, Uta era una niña feliz, asistía a la escuela siendo llevada por sus dos padres, cuando tenía buenas calificaciones la premiaban llevándola a donde ella quería, solían ir al restaurante de Makino a comer de manera seguida todo lo que ella quería lo tenía.

Pero cierto día, después de ver pasar los meses noto algo estraño en la dueña de aquel restaurante.

----Oye Makino--- llamo a la mujer, usualmente aquella familia había comenzado a sentarse en la barra desde que la menor era capaz de sentarse de forma correcta en los bancos, ---- ¿Porque tu estómago está creciendo?----. Le pregunto de manera inocente sin saber que aquella pregunta ocasiono el rubor en dos personas.

----bueno es que...estoy esperando.

----¿Qué estás esperando?--- volvió a preguntar.

----Uta, verás--- interrumpió todo Shanks para colocar su mano en el hombro de su hija----, normalmente así dicen las personas, Makino está esperando algo muy especial en su vientre, dentro de ella está creciendo una vida...ella está embarazada.

La pequeña solo fue capaz de mirar a la mujer quien sonrojada por la curiosidad ajena se acercó hasta ellos mostrando su vientre que se ocultaba tras las ropas, aún era pequeño, pero era lo suficientemente grande como para ser notado como una linda pelota.

Era su primer cuatrimestre.

Uta solo acarició a la mujer para luego acercarse y abrazarla, sentía una extraña calidez, pero era tan agradable que su mismo cuerpo se negaba a soltarla. Tal vez en el fondo deseaba una madre y Shanks lo sabía.

Le piccole cose che amo di te. [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora