Capitulo 6: Tormenta

945 64 38
                                    

Isaac

Cuatros días sin su odiosa presencia. Esto es extraño y no entiendo por qué me molesta incluso más, que este desaparecida a que este detrás de mí fastidiándome.

Debería estar contento y de un excelente buen humor. Hace cinco días que estoy quedando con una chica agradable y guapa, debería estar saltando de felicidad y no con este pésimo humor.

La ultima dos veces que me sentí de este modo, termine encontrándome con Carla y la segunda, ella invadiendo por completo mi departamento, avisándome que había intercambiado mis llaves por la de ella sin consultármelo primero.

¿Debería...?

No. Antes alcoholizado que terminar usando esa maldita llave tan brillosamente molesta.

Este día va ser perfecto, tal como lo planee ayer. Voy a quedar con Luna y sus amigos nuevamente en el parque.

Por alguna extraña razón la carcajada de Carla se hizo presente en la sala, haciéndome voltear como demente por toda mi casa buscando su presencia. Y no. Era mi cabeza, burlándose por aceptar una salida al parque.

En el momento que esa cosa molesta se entere que estoy quedando en un parque, sentándome en el asqueroso césped, con los insectos subiéndose por mi pantalón, probablemente termine riéndose en mi cara y a lo mejor, me lo merezca, por estar haciendo estas cosas de las que tanto me queje cuando era un adolescente.

No lo niego, la naturaleza es totalmente perfecta y no tengo ningún problema con ella. El problema es que hay hormigas y tierra, que terminan ensuciando mi ropa y eso no me gusta.

La razón egoísta del porqué estoy quedando con esta chica y sus amigos, va más allá de que Luna es guapísima, la razón verdadera es que no puedo quedarme en el lugar que por tanto tiempo me dio paz, en cada rincón de mi departamento encuentro cosas de Carla, las llaves que dejo esa mañana en mi casa, su cartera que olvido hace cinco noches y su asquerosamente exquisita fragancia tan fuerte que no importase que tanto limpien mi suelo, su perfume está impregnada en el sofá, en la cocina y en mi nariz, que a cada segundo la huele, como si ella se encontrase a dos centímetros míos.

Tampoco está mal que quiera salir a conocer a una chica. Luna es genial y para nada molesta, es graciosa y les interesan las mismas cosas que a mí, no todas, la parte de la literatura y el arte, es lo único que tenemos en común en realidad, después de se trata de una chica que no le importa lo que la gente opine de ella y se muestra tal como es, con sus pantalones holgados, camisetas extravagantes manchadas de pintura y su cabello rizado totalmente despeinado.

Y aquí va la parte que tanto detesto de mí, la que es demasiado exigente con mis citas y esto, no es más que culpa de mis padres, por torturarme desde pequeño de con que personas debería juntarme y con qué personas no.

Aún recuerdo las primeras veces que comencé a llevar a la casa a Luka, mi mejor amigo, un crio que no tenía padres y tampoco dinero en sus bolsillos. No le querían para nada a mi lado, decían que juntarme con él, lo único que iba a traer a mi vida era problemas y solo por el simple caso, de que no tenía la misma economía que nosotros. Horribles.

Hasta que crecimos y comenzaron a tomarle cariño, de la manera que ellos pueden demostrarlo, mirándolo bien y saludándolo como corresponde. Esto, claramente, no pasaba con mis otras amistades, que desde el segundo uno, quedaron encantados con Teo y Alex, como decían ellos, vienen de familias de bien, Isaac.

Estoy completamente seguro que si le conocieran a Luna y vieran que estoy saliendo con ella, estarían espantados con tan solo verla un segundo y eso concluiría con un gran dolor de cabeza para mí, por su gran discurso de que el heredero de su empresa no tendría que estar perdiendo tiempo con chicas como esa. Si, de ese modo despectivo usarían la palabra esa.

Enamórate de alguien másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora