Isaac
Dos semanas pueden cambiar a la gente. Para ser más específico, catorce días y todo cambia, revoluciona y explota. Nos costaron trecientos treinta y seis horas para llegar al fin de tanto misterio y de poca exposición.
Fueron dos semanas, catorce días y trecientos treinta y seis horas, para que el chisme me llegue y debo agradecerle a Luka por esta bomba de noticia. Es la primera vez que me gustaría que la loca invada mi espacio personal para contarle lo que, espero, que ella aun no sepa. Estoy cansando de ser el que se sorprende por lo que esta pasando a kilómetros de nosotros y con amigos en común que tenemos.
Para contar este notición, debería empezar por lo que paso cinco años atrás en nuestras vidas. Donde el primer día de mi último año de colegio, mis ojos chocaron con esa niña tan desafiante y diferente a cualquier cría de ese momento, y ahora, con veintitrés años puedo admitir que idealice mucho a Isabela. Pero volvamos a lo importante.
Hace cinco años conocí a la niña que me hizo añicos por primera vez mi corazón y cuando digo añicos, hablo que lo hizo totalmente polvo y ya es difícil juntar trozo por trozo para arreglarlo, no quieren ni saber lo que es juntar el polvo que voló por toda nuestra pequeña ciudad.
Fueron meses y tal vez unos años para entenderlo. Cuando dicen que el primer amor no se olvida, puedo confirmarlo, que si se olvida. El problema es volver a querer entregar esa parte tuya a otra persona, cuando sabes lo que genera que te destrocen por completo, volviéndote ese polvo molesto que habita por las calles y le entra a los ojos a la gente que te rodea, disfrazado de malas contestaciones y puro aislamiento.
Ese era yo, un crio adolescente caminando por nuestra ciudad con la angustia en el alma, la nostalgia de lo que pudo ser y el corazón que había dejado de latir, para ser más específico, el día que ella me confeso que me quería, pero no como yo lo hacía.
El amor se olvida y no vuelves a volver a ver a esa persona, lo común que pasa en la vida. Te rompieron y entonces, el universo se apiada y bloquea nuevamente ese personaje de videojuego, ¿no?
Bueno no, no fue mi caso para nada.
Esa niña que confesé amar, se enamoró perdidamente de mi mejor amigo y el de ella, porque así funciona una buena historia de amor que no es unilateral.
Cuando decidí mudarme a Estados Unidos a la primera persona que corrí a contarles, si soy un imbécil de los grandes, fue a ella. Tenía dieciocho y no tenía pensando en liarme a la novia de mi amigo, creo... Lo único que quería en ese tiempo, era contarle a la chica que tanto amaba que me iba y así poner ese cierre que ella ya había puesto hace tiempo y yo, no lograba decirle adiós y tenía la maldita esperanza que en ese aeropuerto me gritase que todo era una mentira y que estaba enamorada de mi.
No paso.
Y si hubiese pasado, probablemente Teo me asesinaba ahí mismo, delante de todo el mundo, un gran espectáculo.
Pero al parecer, de mis tres amigos, no era el único que decidió irse del país y Teo, meses más tarde se marchó. Haciendo una promesa con Isabela, no volver a comunicarse hasta que el destino no los volviese a encontrar.
Es de lo más poética e idiota que escuche en mi vida. Poética porque mato y muero por la literatura e idiota, porqué vas a estar cinco putos años alejado a la persona que dices amar. Es totalmente ilógico.
La vida resulta más fácil cuando te encuentras enamorado, los colores son más vivos, la gente mierda te resulta una puta belleza y ni hablar de tu humor de nubes de algodones.
Ahí, cuando tienes dos malditos corazones latiendo a la misma vez y abrazándose con mucho amor, se deben decir dos malditas cosas un te amo y quieres casarte conmigo. Listo, le clavas un puto fin y unos años más tarde si quieren pueden tener un par de críos.
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Enamórate de alguien más
RomansaIsaac conoció el dolor de un primer corazón roto. Decidido a dejar todo atrás, se instaló en otro país y se prometió comenzar una nueva vida, alejado de los riesgos de enamorarse y sufrir. Ese era su plan: estudiar la carrera de sus sueños, leer muc...