Carla
Para ponerle más drama, debería hacerme la desentendida cuando venga a gritarme que soy una maldita loca y lo único que hice en estos días fue utilizarlo a mi antojo.
Me da gracia que su cabeza de cucaracha fuese a pensar que iba a quedarme callada, tengo dignidad como mujer y entiendo lo difícil que es estar en un mundo que se le aplauda al hombre y que nosotras tengamos que bajar la cabeza. Ella no necesitaba un imbécil que le comprara una galería, lo que necesitaba era un amigo con contactos que le preguntase si quiera una ayuda, preguntarle.
No lo hizo.
Y no pensaba quedarme callada.
Aron está a unas personas de distancia comiéndome con la mirada, supongo, que nuestra pequeña Luna de camisetas felices le salto a la yugular, bebió de su sangre y lo dejo así, sin vida, poco sonriente y con grandes ojeras.
La vida es bella cuando se lo ve a un hombre imbécil arruinado. Invertiría todo mi dinero a pagarles a mujeres encargadas de pisotear el orgullo de la masculinidad que ellos se cargan.
Lo dije, me gusta el drama.
Mi plan de esa noche, claramente fue mío, buscaba los celos de Isaac, los obtuve. Lo único que necesitaba era a ese imbécil que hace sacar lo peor de él.
Aron fue demasiado dócil, no sé qué le hizo creer que iba a cerrar mi maldita boca o tal vez, lo sé, capaz que le hice entender que todo ello se iba a convertir en un pequeño secreto de los dos.
Mentí.
—Tu. — el, se encamino para mi lado con su gran ceño fruncido. — Eres... —
— ¿Una loca, perra, mentirosa y traicionera? — inquirí entre risas, acercarme a su lado para tomar su mentón. — Claro que lo soy.
—Quedamos en que ibas a mantener tu maldita boca cerrada.
— ¿Quedamos? — reí. — Ups.
—Me das asco. — espeto.
—Eso es un halaga para mí. — guiñe mi ojo.
Antes que pueda contestar me adelante en salir por la puerta de la clase, sin antes tirarle un beso de despedida, gozando su rostro hirviendo de furia.
—Como te gusta molestar a las personas. — hablo Mía, apareciendo a mi lado con una gran sonrisa. — Eres una...
—Perra. — susurro Emily en nuestras espaldas, consiguiendo que las dos diéramos un salto del susto y ella se descostillase de risa. — ¡Joder que divertido!
—Perra tú. — murmure. — ¿Quieren ir por un café?
— ¿Sigues molesta con Isaac, verdad? — preguntaron a coro.
Esquive su mirada.
Ellas estuvieron de acuerdo a todo, menos al beso con Aron. La verdad que fue asqueroso y agradezco los celos de Isaac, que terminaron en robarme un beso e hicieron borrar ese sabor asqueroso que ese imbécil había dejado en mi boca.
Para mis amigas fue llevar todo al extremo, tienen razón, podría haber buscado otras maneras de molestarle y no justamente besarme con Aron. Pero no las encontró y no pueden juzgarme después de todo lo que hizo Isaac.
Sé que no es quien de los dos la jode más.
Estaba enojada y mi puta costumbre es llevarlo al extremo, hacerle sentir lo mismo que me hizo sentir a mí, remplazada tan fácilmente.
Además, se lo merece. Lanzo todo aquello, como si le pasaran cosas conmigo y no se dignó aparecer en este día y medio. Si piensa que puede resucitar al tercer día, está completamente equivocado.
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Enamórate de alguien más
RomanceIsaac conoció el dolor de un primer corazón roto. Decidido a dejar todo atrás, se instaló en otro país y se prometió comenzar una nueva vida, alejado de los riesgos de enamorarse y sufrir. Ese era su plan: estudiar la carrera de sus sueños, leer muc...