Capitulo 15: La verdadera cara

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Carla

Podría si quisiese mentirle, esconderme en que no tengo el enfado fácil, que me cuesta explotar y mandarlo todo a la mierda, pero sería una mentirosa, tan solo medio segundo podría ser el causante de un gran malestar para mi, que la gente no haga lo que quiero, me fastidia y que las cosas no están saliendo como yo quisiese, haría explotar la poca paciencia que tengo.

Lo que paso anoche, fue algo excepcional, muchas respiraciones y tomar mi labio con tanta fuerza para que las palabras no se escapasen de mi boca, no arruinarles, no molestarme. Mi plan era joderle a Isaac, no burlarme de la gente con quien estaba pasando el rato, pero esos imbéciles, buenos para nada, asesinos de la moda, lograron que me convierta en la reina de la paciencia.

Me gustaría que mi padre estuviese mirando, como controle mi feroz carácter y no les lastime, me quede callada, convirtiéndome en esa cría que mi padre siempre quiso que fuera, calladita y sonriente. La que se hubiese decepcionado anoche, sería mi madre, que me crio para que fuera el susto de cualquier persona que osara en levantarme un poquillo la voz, a ella no le hubiese gustado para nada que un hombre me defendiera.

No.

A ella si le hubiese gustado, no es cualquier hombre, es un Arias. Mi madre estaría encantada y no por una cuestión de dinero, esto es una guerra de apellidos, algo que me tiene la paciencia explotada.

Ni mis padres y menos los de Isaac estuvieron encantados en convertirse en una sola empresa, solamente querían un apellido que mandara y el otro obedezca las ordenes. Los Arias eran correctos, su lema siempre fue ningún error o estas afuera, la cabeza perfecta de puertas para adentro, pero al ser cero empáticos necesitaban una cabeza afuera, elegantes y simpáticos, totalmente falsos, sin embargo, era un papel ideal para los Vegas, podían mantener la calma en situaciones extremas y arreglarlo todo con una pequeña sonrisa.

Definitivamente mi madre hubiese saltado de felicidad al ver un Arias de ese modo, perdiendo la paciencia y golpeando una mesa para llamar la atención de los presentes, es por algo que mi madre pagaría por ver. Ella no ve a Isaac como una persona independiente a su apellido, mi madre ve competencia y que podría ganar para subir su ego de Vega.

Esto siempre fue una guerra, disfrazada de sonrisas falsas y comentarios pasivo agresivos de parte de ambas familias.

Y ahora con la cercanía que tenemos con Isaac, todo se vuelve peor, tanto que me niego a poner en palabras o en práctica sus juegos sucios.

Pero de algo no puedo negarme y es el parecido que tengo con mi madre, las ganas de venganza que corre por mis venas y ponerme en alto a pesar de lo que tenga que pisar en el camino para conseguir destrozar a cualquier persona que pensó que estamos en los mismos niveles.

Cuando era una cría, me metía en problemas acerca de querer dejar en claro quién era, pero ahora, crecí y deje de darle importancia a aquello, algo de tratar mal a las personas que no hacían más que mirarme sin querer no me gustaba y no me hacía dormir con la conciencia limpia, no quería ser una chica mala, sin embargo, cuando la persona es una víbora, lo mejor que podría hacer es demostrarle que sus cominillos no tienen veneno y los míos sí.

Me despedí de Mía y Emily, con la excusa que tenía que marcarle a mi familia, sin quitarle los ojos a la persona que estaba a unos asientos delante de mí, ellas solamente me saludaron y se marcharon rápidamente, dejándome sola en la clase, en realidad no sola, con una persona que al darse vuelva se encontró con una sonrisa divertida mía.

Lentamente tome mis cosas y me acerque a su lado, mirando la sonrisa asquerosa que fue dibujando en todo su rostro, la cual espero que en segundos se pierda tanto como él.

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