Isaac
Me pase toda la noche dando vueltas en la cama, buscando alguna posición que me haga conciliar el sueño por varios meses y que cuando logre despertarme, me diese cuenta que todo lo que en estos últimos días sucedió, fuesen más que una horrible pesadilla.
No lo conseguí. Desde que Carla se fue hace dos noches, no logre dormir más que unas tres horas, pero eso solo sucedió cuando mi cuerpo ya estaba demasiado cansado para afrontar una noche más despierto. No duro mucho, pero fueron tres horas de no sentirme miserable.
La verdad es que buscaba herirla de la misma manera que lo hizo ella conmigo, no destrozarla de ese modo. Todavía no entiendo el porqué de mis torturas mentales con su rostro apagado y ojos cristalizados, cuando escucho todo eso salir de mi boca. Carla fue la primera en comenzarlo todo. Ella no dudo un segundo, me uso con mi madre, hasta que sus mentiras fueron insostenibles. Mi madre...es otra persona que hace días no le contesto las llamadas.
A mi madre no le importa mucho mi repentina desaparición. Lo único que quiere, es comprobar que sus horribles palabras hicieron algún cambio en mí vida. Y si, lo hicieron. Me abrieron los ojos sobre ella y sobre Carla, las dos son iguales.
Me encantaría odiarle como le hago con mi madre, pero Carla logro lo que nadie había logrado en mi vida, que es que confiara plenamente en ella. Que le entregase mis palabras y mi cariño sin miedo.
Y esa llamada, se lo llevo todo. Se llevó esa felicidad que estaba sintiendo, por primera vez, sentirme querido de la misma manera que yo la quería, en realidad como la quiero. Es idiota mentirme, — todos los sabemos — la sigo queriendo y es algo que muchas noches va a atormentarme.
Carla no va ser una persona de pasada en mi vida que logre olvidar con cualquier chica que se me cruzase en el camino. — lo sé, soy un imbécil. — Intente probarme.
Hacer lo que una persona despechada con su corazón roto hace, salir a beber y llevarse a su casa la primera chica que intente platicarme más de dos palabras. Todo salió mal. Y no es por la aparición de Carla en la casa, todo iba mal desde que llegue a ese lugar y esa chica se acercó muy coqueta a hablarme.
No fue sorpresa para nadie que no me interesara en lo más mínimo de lo que me estaba platicando. Intente ser amable, seguirle la conversación, pero todo iba de mal en peor. Mi idiota plan de llevarla a la casa, fue también de las cosas que salieron pésimas. Esa chica, que ahora ni recuerdo de su nombre, me hablo todo el maldito camino y en serio que su voz era muchísimo más molesta que la de Carla. Y me odie, en ese momento, me odie demasiado por seguir pensando en ella, cuando una chica, alejada de toda nuestra historia estaba interesada en pasar una noche conmigo, sin juegos de por medio.
Pero ella tenía que hacer su aparición en la casa, echando a mi compañía y dejándome en evidencia cuando la chica le dijo que no había intentando nada con ella. Claro que no iba a intentar nada con ninguna persona que no fuese Carla. Mi cabeza me da malas pasadas, no acostumbrándose a su ausencia y traición.
Hay momentos en el día que me sigo torturando por besarle, actuar de manera impulsiva, dejarme llevar por sus ojos mieles que me miraban buscando un perdón. Por un momento le creí y olvide todo lo que había pasado entre nosotros, necesitaba besarle y sentir el cariño de sus labios sobre los míos. Hasta que sus lágrimas me hicieron abrir nuevamente los ojos. No puedo creerle, no luego de haber jugado por tanto tiempo conmigo de esa forma.
Ella, si quería ser sincera, podría haberlo dicho en el momento que ese tonto enamoramiento que dice tener, le surgió. Me hubiese sentado en esos sofás que por muchos meses pasamos juntos y sin miedo, lo hubiese confesado. Pero no lo hizo. Carla no tenía interés en ser sincera conmigo y me lo dejo demasiado en claro.
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Enamórate de alguien más
RomanceIsaac conoció el dolor de un primer corazón roto. Decidido a dejar todo atrás, se instaló en otro país y se prometió comenzar una nueva vida, alejado de los riesgos de enamorarse y sufrir. Ese era su plan: estudiar la carrera de sus sueños, leer muc...