Isaac
Ella es agradable, tierna y linda, en su rostro vive dibujada una sonrisa y en sus manos las manchas que el agua no logro quitar de pintura, ella huele a naturaleza, a esos días donde el atardecer logra abrigarte. Ella es dulce... lo único no agradable en su perfecta vida, son sus asquerosos y envidiosos amigos.
Esta tarde cumplí con Luna, la pase a buscar y nos perdimos en un hermoso parque que encontramos, después de estar dos horas metidos dentro del coche nos decidimos y elegimos un lugar que a los dos nos gustase, ese parque gano, era elegante, pero en él, había hermosos paisajes verdes, lugar donde Luna quedo encantada por la cantidades de colores que habitaban en el césped. El cielo reflejándose en el lago, los patos nadando en él, las hermosas flores de muchos colores a cada lado de él. Todo fue magnifico, no hubo molestias en esta tarde. No estuvieron ni sus amigos, ni la pesada de Carla dando vueltas por mi mundo, éramos nosotros dos, conociéndonos más a cada segundo.
Puedo confesar que pasar tiempo con Luna no solamente es divertido, es acogedor, se puede platicar de lo que sea. Ella no es invasiva, no pregunta ni habla de más, no le miro mal a ninguna persona que paso cerca de nosotros, Luna no es fastidiosamente irónica, ella bromea, pero de esas bromas juguetonas en las que se te escapan sonrisas por lo inocente que puede llegar a ser.
Ella es de las chicas dulces, perfectas, no te piden más de lo que estás dando. Luna es jodidamente buena, demasiado.
Nuestra burbuja de felicidad, se pinchó cuando un mensaje llevo a su móvil, sus amigos, serpientes asquerosas, le invitaron a cenar y ella, tan cálida, decidió que era una buena idea llevarme con ella. Me negué, repetidamente, hasta que me suplico que le hacia demasiada ilusión cenar conmigo y sus amigos, todos juntos, ella sigue insistiendo en querer que entre a su círculo, lo cual me parece irrelevante, pero al parecer, ella también es de las niñas que le gustan pasar tiempo entre amigos, familia y todo ese show de estar acompañado entre multitudes.
Me convenció, su rostro angelical formando un puchero, logro traspasar mi barrera de no y lo convirtió en un sí, me encantaría, totalmente irónico. Pero Luna no entiende la ironía o maldad de las personas.
Así termine, un sábado por la noche, cenando con pirañas a mí alrededor. En una esquina se encuentra Aron, asesinándome con la mirada cada dos segundos, a su lado, Max que tira comentarios pasivo agresivos, lo único que busca es molestar a Aron por la relación que tengo con Luna y al lado de ella, está la serpiente mayor, Olivia, lo único que puedo decir de ella es que estoy a una sonrisa falsa más de ella para salir corriendo de este lugar y lastimosamente no volver a platicarle a Luna, solamente por lo pesados que pueden ser sus amigos.
Estoy acostumbrado a mi burbuja de amigos, a las bromas de Luka, el dramatismo de Teo cuando no le atiendo el móvil, la seriedad de Alex, las verdades de Noah y por último, estoy malditamente acostumbrado a Carla, que es todo lo malo y todo lo bueno personificado en una personita con tacones altos, sumamente peligrosos si se llegase a enojar y quisiera tirarme uno por la cabeza.
Carla esta noche no sería una excusa, al momento de nombrársela a Luna hubiese querido que la invitase y antes de traerla aquí, me clavo un cuchillo en ambas manos. No por ella, por ellos, les estoy salvando la vida, esa chica sí que sabe cómo poner a la gente en su lugar y tardaría medio segundo en dejar en evidencia a cada uno de ellos tres. No me apetece que Luna sufra momentos de tensión culpa de mi invitada, que razones no le faltaran. En este momento necesitaría la soberbia de Carla para que esos tres se callen de una puta vez.
Pero por otro lado, no creo que Carla acceda a una invitación con ellos y con Luna, su comentario sobre la taza sigue rondando en mi mente. A ella le molesto realmente, que alguien estuviese usando su taza. Puedo estar molesto con Carla y decir que es jodidamente molesta, pero hay cosas de mi casa que de a poco comenzaron a pertenecerle a ella.
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Enamórate de alguien más
RomansaIsaac conoció el dolor de un primer corazón roto. Decidido a dejar todo atrás, se instaló en otro país y se prometió comenzar una nueva vida, alejado de los riesgos de enamorarse y sufrir. Ese era su plan: estudiar la carrera de sus sueños, leer muc...