Isaac
Ellos siguen a la espera de una respuesta. En realidad esperan a que acepte su única propuesta, la idea de manejar mi vida, tal vez, le parece atractiva.
La realidad es esa, nunca hubo gris en el blanco y negro que mis padres presentaron, siempre fue la oscuridad de ellos lo que debería ganar. Lo tomaron, aceptaron, pensando que se iba a tratar de un nuevo reto en sus vidas, algo fácil, nadie podría negarse a sus peticiones.
Nadie puede enfrentarlos.
Nadie lo hizo.
Nadie se atrevería hacerlo y si lo hicieran, esa persona jamás saldría ilesa de sus garras. En este caso, quien osara hacerlo, debería recibir sesiones gratis de terapia por el resto de su vida, por ese mal momento en el que ellos pueden sumergirte.
Siempre me sentí ahogado con sus presencias a mi lado, por eso mismo, me encargue de mantener un perfil bajo, hacerles caso y ser un buen hijo, o algo que no les fastidie demasiado, de alguna manera siempre termine fallando, todo lo que hacía les molestaba y mi escudo para combatirlos fue la ironía, me escondía detrás de ella, para no sentir que ellos estaban llevándose mi vida lejos de mí.
Tal vez sea extraño eso, pero ellos lo hacían, lograban que toda mi vida se despegue tan fácilmente de lo que mi mente quería, nublaban mi visión y hacían que pasara página tan fácil, desasiéndose de lo que podría estorbar la vida perfecta y elitista que ellos querían para mí.
La definición perfecta de buitres, no les importaba comer de mi propio cadáver si eso les proporcionaba una buena engería. En este caso, no les importaba joderme la cabeza si eso les ayudaba a mantenerme en el camino que ellos quisiesen.
«No Isaac, no puedes juntarte con Luka, él no está a tu nivel...»
«La familia Ferrer es vulgar...»
«Alex podría dar más, si su madre no fuera tan simplona...»
Todas esas órdenes desobedecí.
Si no fuese por esos tres amigos, mi vida no sería esta. No hubiese luchado a mis dieciocho años para estudiar lo que me apasionaba, pero ahora entendí, que no fue una lucha justa, ellos lo tomaron como un reto. Tomaron mi futuro como un puto reto. Quieren que vuelva a estar parado en el camino por el que he estado un millón de veces, bajando la cabeza y acatando fielmente sus órdenes.
A lo mejor Carla estaba en lo cierto, y toda mi vida fui un completo cobarde, nunca levante la cabeza las veces que veía que las cosas no estaban saliendo para mí, deje que todo se vaya de mis manos sin objetarme.
¿Por qué luchar?
Si hay millones de personas mejores.
¿Para qué arriesgarme a querer nuevamente a alguien?
Si experimente lo fácil que es cambiar a alguien.
No importa que quieras con locura, que entregues tu corazón aun latiendo, nada de eso importa, si los sentimientos no son correspondidos y cuando a nuestro alrededor hay multitudes de personas que son mejores.
Sí, soy un cobarde.
Dejo mi vida pasar, aceptando lo que se supone que debería merecer y ahogo mis sentimientos dentro de un vaso que nunca logra rebalsarse. No, ni eso. Esos mismos sentimientos de angustia, inferioridad y arrepentimiento siempre vuelven, en las noches, golpeando mi mente y haciéndome sentir completamente decepcionado de la persona en la que me estoy convirtiendo, dejándome con más ojeras que el día anterior.
En estos momentos se siente como si estuviese perdiendo el control de mi mente, como si la dejara jugar con este nuevo desorden y la ansiedad asoma en forma de lastimaduras en la palma de mi mano por mantener el puño cerrado con fuerza.
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Enamórate de alguien más
RomanceIsaac conoció el dolor de un primer corazón roto. Decidido a dejar todo atrás, se instaló en otro país y se prometió comenzar una nueva vida, alejado de los riesgos de enamorarse y sufrir. Ese era su plan: estudiar la carrera de sus sueños, leer muc...