Isaac
— ¿Por qué no entras?
Me gire para mirarle a Noah que, extrañamente, se encontraba demasiado ansioso, sus manos golpeteando los costados de su pantalón me lo confirmaba.
Ignore su pregunta y volví con mi mirada a la entrada de la clase, hoy, después de tantos meses, va a volver a ser un día difícil. Para nada me agrada estar en la recta final. Presión, ansiedad y frustración, todo junto.
Di un gran suspiro y frote mis ojos, dándome la fuerza mental que necesito para afrontar este día.
—Hoy voy a perder la dignidad. — Confesé — Dos veces.
— ¿Esto tiene que ver con Carla?
Asentí y mi amigo, traidor, largo una carcajada y se adelantó, corriéndome de manera poco amable, para entrar a la clase que se estaba llenando más que un día normal.
Hoy no es un día normal.
Hoy es el día de elección, ultima oportunidades y sus ojos clavados en mi, lograron que bajase la mirada totalmente nervioso.
De reojo vi como Harper comenzó a acomodar sus cosas en su escritorio, con paciencia y elegancia, va a convertir este día en uno de los peores de mi maldita existencia y para que elija, dentro de todos mis días penosos, este, significa que, seguramente, mi muerte está por venir.
En toda la clase, no pude concentrarme ni cinco segundos, mi bolígrafo golpeteaba contra la mesa, haciendo que Noah pierda la paciencia más de una vez y que me regañe entre dientes, él estaba de igual manera, sin embargo no molestaba al resto con ruidos de ansioso.
Se trata de poco tiempo para asimilarlo todo. Este año iba a ser diferente, pero igual al resto. ¿Ilógico? Puede ser. Pero en mis planes no estaba nada de lo que en estos meses pasaron, no había propuestas con fecha de caducidad de Harper, no estaba la discusión con mis padres, la aceptación extraña de mi padre y mucho menos, en mi plan, no estaba Carla.
Todo paso y más de uno se convirtió en un grave problema en mi cotidianidad.
Estos últimos días fueron así, caóticos, mi cabeza no dejo de pensar en esa posible posibilidad, todos estos días estuve así, ausente pero presente, haciendo que más de una vez Carla se preocupe por no contestarle sarcásticamente y por mis notables ojeras. Aun quiero seguir conservando mi dignidad, no pensaba confesarle que desde que se fue de la casa no he podido pegar un ojo como corresponde.
No dormí con ella esos tres días que estuvo en la casa, pero mi cerebro sabía que no estaba lejos y que su voz, tarde o temprano, se iba a escuchar en la casa y por muy molesta que fuese, se convirtió en algo tranquilo, transformando sus chillidos insoportables en paz.
La terapeuta me recomendó, que podría contarle que le está pasando a mi cabeza, confiar y pedir contención no está mal. No es desconfianza en ella, podría hasta confirmar que Carla se convirtió en la persona que más me conoce en el mundo, cada gesto o tono de voz, ella lo entiende.
Esto no es falta de contención tampoco, sé que no dudaría en abrazarme cuando más lo necesite. No es nada de eso. Es mi falta de valoración, no sentirme bueno y saber, muy en el fondo, que lo soy, que puedo dar lo que esperan y e incluso más, pero algo en mi cabeza me frena, me pone baches, hace que retroceda miles de kilómetros y termine negando la ayuda de la gente que está a mi alrededor, mis amigos, Noah y Carla.
No me gusta obligar a la gente a estar en un lugar, que tal vez, no quieren estar. Mis amigos están lejos, con sus cabezas puestas en sus propios problemas, Noah se encuentra en mi misma situación y Carla, ella esta con sus exámenes finales, no es momento para que tenga que aguantar mis estupideces.
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Enamórate de alguien más
RomanceIsaac conoció el dolor de un primer corazón roto. Decidido a dejar todo atrás, se instaló en otro país y se prometió comenzar una nueva vida, alejado de los riesgos de enamorarse y sufrir. Ese era su plan: estudiar la carrera de sus sueños, leer muc...