Un desconocido un poco conocido.
Emma me conducía por pasillos nunca antes vistos.
Las dos caminábamos con un farol en nuestras manos, pendientes que no nos descubran y tratando de no hacer ruido. Había pasillos que pisé y que Emma conocía muy bien, me dijo que esa era su forma de escaparse del mundo sin que nadie la descubra.
Salimos del palacio a las nueve de la noche para adentrarnos en los pasillos cubiertos de telas de arañas y algunos que otros grillos que cantaban mientras nos dirigíamos a una salida oculta. Si nos encontraban estaríamos en grandes problemas.
El tiempo me parecía una eternidad, pensaba que nos habíamos perdido, pero Emma me aseguró que sabía el camino y que tuviera paciencia. Llevaba un vestido rojo que exponía la mayor parte de mis hombros, espalda y piernas.
Me sentía como si estaba rompiendo las reglas, pero en realidad sí lo estaba haciendo.
La pelirroja opinó que era mejor que ningún pueblerino me reconozca y que tendría que cambiar mi figura, aunque sea por una noche.
Así que accedí y cuando me vi en el espejo no me reconocí.
-¿Ya llegamos? -pregunté por quita vez, ajustándome el abrigo negro que llevaba encima.
Me dolían los pies, gracias a los tacones que llevaba, pues no eran los mismos que acostumbraba y eran de mi consejera.
-Sí -respondió ella con una sonrisa.
Un muro grande rodeaba la pared, Emma se metió en él y pidió que la siguiera. El muro estaba colocado para aparentar algo que no era, ya que detrás de él se escondía una puerta de madera pequeña, pero del tamaño exacto de una persona. La puerta estaba abierta.
Me adentré en ella y cuando salí, el aire de la noche golpeó mi rostro. La oscuridad todavía se estaba creando porque se podía ver con normalidad, ahí, un carruaje descansaba mientras que el caballo comía pasto y una persona hablaba alegremente con la pelirroja. Me acerqué a ellos.
-Majestad -dijo Emma, tomándome de la mano-. ¿Se acuerda de Manu?
Un joven sonreía en la oscuridad, lo recordé.
Era el chico que bebió en la fiesta y el primero en presentarse. Manu se inclinó e hizo una reverencia para después tomar mi mano y besarla con delicadeza.
-Luce hermosa, majestad -alagó-. Espero que la reunión de hoy no la aburra y la pase muy bien. Por cierto, me hace muy feliz que nos acompañe hoy.
Sonreí.
-No hace falta tanta educación -le dije, sonriendo-. Además, Emma dijo que me divertiría y dudo que no lo haga.
Él sonrió aún más.
-Por supuesto.
-Bueno, querido - nos interrumpió Emma, cubriéndose con el abrigo y tiritando del frío-. ¿Ya nos vamos?
Manu asintió.
Él llevaba un pantalón y lo que parecía ser un traje un tanto peculiar.
Me ayudó a subir al carruaje como un cochero lo haría, mientras que a Emma la dejó que suba sola. Ella subió a regañadientes y al sentarse a mi lado se acurrucó en mi hombro. Las dos tiritábamos de frío pues, estábamos con unos vestidos demasiado cortos y un solo abrigo que al parecer no abrigaba nada.
Emma traía un vestido negro igual de corto que el mío y de calzado unas botas del mismo color, su cabello rojizo de vez en cuando se alborotaba por el aire, que ingresaba con fuerza por la ventana del carruaje.
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Rareza en el trono de la belleza [✔]
Misterio / SuspensoUna princesa. Un asesino. Un hijo perdido. Una familia vacía. Un traidor. Un secreto. Una venganza. Winlet, un reino bastante famoso con una reputación intacta, la familia real y sus plebeyos. ¿Quién diría que un reino escondería tantos secretos? ¿L...