XXIV

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Caspian Viggó.

Él.

El hombre que logró lo que yo no pude con Emma.

Al verlo conversando con mi prima me entró una ira que casi pierdo el control.

De pronto ella se paró en seco y su rostro perdió color.

La miré, confuso.

—¿Lynette? —la llamé, pero no respondió—. Oye, ¿estás bien?

Sus azules ojos no miraban nada, era como si acababa de ver un fantasma o algo parecido. Le pasé mis manos por sus ojos, intentando animarla, pero ella no reaccionaba, me preocupé y busqué con la mirada a una mucama, pero casualmente no había ninguna.

—Esto ya no es gracioso —le hice saber, intentando que me mirara—. Ly, me estoy asustando, ¿qué tienes?

Fue cuando soltó una carcajada que resonó por todo el pasillo. La miré con molestia, ella siguió matándose de la risa, como el haberme asustado no hubiera sido suficiente.

—¿Ya? —cuestioné con molestia.

—Lo siento, Cas, pero —intentó decir, pero se volvió a reír—. Hubieras visto tu cara, fue magnifica.

—Se supone que no deberías reírte en un funeral y menos si es el de tu hermano.

—No es un funeral —cortó en tono seco—. Pero ya sabes que me encanta dar la contraria en momentos duros como este, además, valió la pena.

—Uh-hum —resoplé, aburrido—. Bien, necesito decirte algo que no sé cómo lo tomes, pero te interesará...

—Si, si como quieras, pero primero —dijo como si lo que fuera a decirle no era importante—. ¿Por qué trataste a Onyx de esa forma?

La fulminé con la mirada.

Ella puso sus manos como un jarrón y esperó a mi respuesta que, por supuesto no quería decirle, además parecía que mi querida prima ya lo conocía. Traté que mi enojo no malograra la respuesta.

—Eso no es importante, Lynette —contesté, evitando que me haga más preguntas—. Enserio que es algo serio lo qu—

—¿Acaso estás celoso de él? —me preguntó directamente—, ¿Caspian Viggó celoso de alguien que no le llega ni al talón? Wow, eso no lo esperé de ti eh...

—No estoy celoso...pero enserio, ¿qué es lo que él tiene que no tenga yo? —ella negó sonriendo. Me estaba humillando, pero esa duda me carcomía.

—Es decir, soy todo lo que una mujer busca, guapo, inteligente, millonario, único, un romántico excéntrico y para agregarle la cereza al pastel soy un príncipe, ¿qué es lo que le ve a ese chico deprimido y sin futuro?

—Tal vez que él no tiene el ego tan alto como tú comprenderás —respondió y fruncí mi ceño esperando que siga—. Primito, nadie manda en los sentimientos de nadie y Emma sabrá porque él es...es el elegido.

—Ella se lo pierde.

—Mejor dicho, lo que se gana... —la miré y ella sonrió con malicia—. Digo, si, Emma es una tonta por lo que se pierde al no estar con alguien tan perfecto como Caspian Viggó.

Asentí orgulloso.

—¿Cómo supiste de Onyx?

—Soy un príncipe, tengo el poder en mis manos —respondí obvio—. Mandé a que la investiguen que no sé si sepas, pero Emma sale de vez en cuando, a veces en la tarde, otras en la noche a quien sabe dónde.

Rareza en el trono de la belleza [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora