Amigas, supongo.

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Con el cielo rojizo detrás de ella y el viento ondeando nuestras cabelleras, le pregunté :

- Senpai, qué soy para ti? . Por qué te acercaste en aquella vez?.

No dijo nada, mantuvo la cabeza abajo todo el tiempo sin decir nada.

- Estás arrepentida de jugar así conmigo? - Volví a preguntar, está vez irritada por la falta de respuesta - . Sabes?, no me gusta que jueguen conmigo, mucho menos a ser mis amigos. Si tienes algo que decir, dímelo de una buena vez.

- He estado interesada en ti desde hace un tiempo.

Me congelé ante la repentina declaración. Ella alzó la mirada y gotas caían de sus marrones ojos. Apretó los dientes y empezó a sollozar.

- Takina - Gimió cubriendo sus ojos con las manos - . Lo siento, pero me gustas.

Tragué en seco. Sentí como el color desaparecía de mi rostro al igual que las palabras en mi cabeza.

- Te gusto?.

Repetí, estupefacta. Mi mente quedó en blanco al igual que mis ojos. Así que en realidad estaba enamorada de mí?, para mi defensa nunca tuve mucho contacto como para llegar a enamorarla, mucho menos para que me tomara estima, con mi actitud esperaba que me odiara sin más, como muchos.

- Sí - Me dijo ella mostrándome su más sincera sonrisa opacada por las lágrimas que hasta a mí me quemaban. Intenté observar todo con detenimiento, la situación no se veía bien para mí en absoluto. En primer lugar, ella no me gustaba, no tenía meras intensiones de salir con mi Senpai, llamar la atención era lo menos que buscaba en mi pacífica vida.

Cuando estaba apunto de decirle algo para bajarle las esperanzas mi vista se tornó oscura por completo.

Sentí mi cuerpo desplomarse en el piso, cuando me quedé suspendida en el aire, supe que me habían tomado para evitar caerme.

- Te tengo - Aseguró Senpai, por la forma en que lo dijo supuse que estaba sonriendo. Aún estaba aturdida.

- Eres la hermana de Majima, no es así?.

Alguien ajeno se incorporó a nuestro intercambio. Por su tono supe que era un hombre rudo. Imaginé a uno super musculoso con barba y un gran y ridículo rifle en su hombro, nunca me enteré de su verdadera apariencia.

- Depende. Quién pregunta? - Senpai se escuchó tan fría que me herizo la piel. Recordé que estaba en sus brazos por lo que sentí inquietud al sentir cómo poco a poco me acercaba para dejarme técnicamente en un abrazo que a simple vista parecía posesivo - . Odio cuando soy yo la que tiene que pagar por sus platos rotos.

- No te preocupes, solo tienes que decirnos dónde se encuentra el chico.

Sonaba demasiado simple como para haber golpeado a un inocente como yo. Buscaban algo más, de eso estaba segura.

- Qué hizo esta vez? - Un largo y resignado suspiró salió de sus labios golpeando mi mejilla con su calidez lo que provocó que frunciera los labios y soltara un gruñido apenas audible.

- Algo imperdonable para nuestra pandilla. Por eso debemos darle una buena paliza.

Un ruido estrepitoso resonó por toda la cuadra. Senpai se movió de un lado a otro para evitar ser golpeada por lo que imaginé eran balas.

Se puso más peligroso de lo que esperaba.

Ella no me dejó caer aún cuando sentí su pierna alzarse, seguido el hombre soltó un quejido tan agudo que hasta a mí me dolió.

- Justo en la entrepierna - Dijo victoriosa la que me protegía en sus brazos.

- Ya se acabó todo...? - Pregunté cautelosa, solo ella me escuchó por lo que respondió con un sí lleno de confianza.

Mi vista volvió después de toda la adrenalina. Me aliviaba que no me quedara ciega. Vi al otro frente a nosotras, usaba un pasamontañas negro y vestía un suéter verde alcantarilla y pantalones rotos. Ese tipo me daba lástima, parecía payaso.

- Entonces... - Dirigí mis ojos a Senpai, quién estaba peligrosamente cerca de mi rostro. Su cabello, claro como el primer rayo del Sol, se vio imperturbable aún después de tanto ajetreo del trabajo. Me pareció bonito a primera vista, pero a ese enfoque, Dios, era como salido e un anime. Increíble - . Tú... - Ahora se dirigieron a sus labios durazno que se veían jugosos. Eso me recordó que estaba sedienta, pero de no de besarla, claro está. Por obvias razones me puse nerviosa y me aparté de sus brazos -. Lo que quiero decir es, gracias, por protegerme, Senpai.

Ella me recordó a internet Explorer, tan lenta para entender las cosas. Fue agradable ver a la Senpai de siempre luego de haber mostrado su lado genial.

- Um, no hay de qué. Supongo - Encogiéndose de hombros respondió y añadió -. Somos amigas después de todo, ¿No?.

Espera, ¿lo éramos?.

- ¿Lo somos?.

- Uh, supongo que sí. ¿No quieres?.

Amigos, nunca tuve uno de esos. Por mi forma de ser dudo que pueda mantener esa amistad con ella, pero eso me hizo pensar , ¿Kurumi y yo somos amigas? ¿Y qué me dicen de Fuki?. Aún había que pensar en muchas cosas.

Pero dar el primer paso no era del todo malo. Nunca me habían invitado a una salida, a pesar de que la que me invitó no vino, siempre estaba sola y creí estar bien con eso, pero ahora. Pude saber lo bien que se siente que otra persona esté de tu lado y te proteja.

Sonreí y asentí diciendo:

- Si eres tú, no me queda de otra que aceptarlo.

- ¿Qué insinuas?.

- Que eres una niña pequeña que no soportaría ser rechazada como amiga.

Sabía el peso de mis últimas palabras. Inmediatamente lo iba a cambiar cuando la risa de Senpai me detuvo. Ya no estaba triste y todo rastro de lágrimas se había esfumado igual que el chico que estaba con nosotras.

- ¿Irá lejos?.

- Nah, le di una patada en las pelotas - Rio ella - . Tal vez se desmaye por ahí.

- Es bueno saber eso.

- Takina.

- Dime.

- Gracias - Sonrió.

- ¿Por qué?.

- Por nada~.

Ella comenzó a andar con los brazos cruzados detrás de la nuca. Yo la llamé pero no me respondió. Resignada tuve que ir tras ella y entrar de nuevo a la cafetería. Aquel día probé el chocolate caliente más delicioso de mi vida.

Mis dias contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora