La verdad.

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Bajo las delgadas sábanas blancas estaba ella, con una expresión tan inocente que no creerías que era una Playboy. Por mi parte, estaba sentada en una silla que encontré en el comedor y dispuse cerca de su cama para estar al pendiente de su malestar.

- No puedo creer que esté aquí - Me dije más para mí misma, aún si hablara en un tono normal ella no me podría escuchar, pero aún quería mantenerlo para mí - . Hace un rato se me vino encima, creí que iba a perder el virgo... Senpai idiota.

Refunfuñando le dediqué una mirada fulminante mientras me cruzaba de brazos. En ese momento ella comenzó a moverse hasta que ocasionalmente despertó.

- Mmhn. ¿Mmm, me quedé dormida con visitas?.

- Así parece - Dije, manteniendo mi postura rígida. Todo para que no descubriera que por dentro estaba avergonzada del incidente de hace rato. Por su expresión perdida imaginé que no recordó nada, mejor para mí - . Senpai, por favor, quédate quieta mientras te tomo la temperatura.

Apenas dije eso ella se echó para atrás. Casi hasta quedar acorralada contra la cabecera de la cama y el muro de la pared.

- N-No hace falta - Su voz sonaba temblorosa, su expresión cambió y pude notarla vacilante ante la idea - . Deja de acercarte, Takina. Recuerda que estás en mi habitación y ..y soy tu Senpai, ¿Verdad?, S-soy perfectamente capaz de hacerte algo si quiero.

¿Umm? , ¿Acaso estaba asustada? Me pregunto por qué.

Haciendo caso omiso me le acerqué, casi metiéndome de lleno en la cama, me apoye en mi rodilla mientras tocaba la frente suya contra la mía.

Caliente, caliente, caliente.... ¡Hirviendo!.

- ¡Diablos, estás ardiendo!.

- ¿Como quieres que no lo esté? ¡Estás aquí después de todo!.

Oh, ese detalle lo había olvidado, cuando alguien que te gusta está en una misma habitación que tú... Bien, entiendo.

- Deja eso - Resople mientras me alejaba un poco, aún seguía en la cama.

- ...Lo lamento.

La miré de reojo y frunci el ceño - ¿En verdad te gusto? Nadie en mi vida se había fijado en mí y ahora apareces tú con eso.

Chisato me miró y luego volteó al extremo contrario, sentí cuando apretó sus manos en unos puños, mis manos estaban cerca de las suyas.

- ¿ En serio quieres saber? - Sonrió ella, luciendo algo melancólica al respecto. Yo le asentí y ella dejó de sonreír.

Toda la habitación se llenó de un ambiente tenso hasta que ella dijo algunas palabras.

- Yo... Me enamoré de ti...

Y se volvió a callar, dejándome con la intriga.

Mis dias contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora