¡Dame algo de tiempo!.

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Caminaba entre las tiendas coloridas del centro comercial. Cargaba en mis manos varias bolsas de papel repletas de cosas, miraba a mí lado mientras asentía y reía de vez en cuando.

Por fin era domingo y estaba saliendo con Senpai al centro comercial.

- Como te decía, el pan ya no es pan si lo fries...

Me sorprendió ver sus charlas tan animadas de siempre a pesar de que hace poco intentaron asesinar a su familia, sin dudas ella era especial.

Senpai se detuvo en seco y se acercó a mí. Me miraba como si estuviera inspeccionando algo de mí, me sentí incómoda al tenerla tan cerca.

- ¿Qué haces ahora? - Pregunté apartando la mirada - . En verdad eres un bicho raro.

- ¡Más respeto, soy mayor que tú! , espera, ese no es el punto...

Alcé una ceja en espera. Ella vaciló, mirando de aquí para allá mientras se mordía el labio.

- El... El punto es que no lo sé, siento que estamos haciendo algo mal.

- ¿Mal en qué sentido?. Solo fuimos de compras.

- Y derrochamos buen dinero - Añadió con una risilla que pronto desapareció - , pero... uh, olvídalo, no es nada.

Su semblante acomplejado me dejó con un hueco en el pecho. ¿Había algo más que faltaba solucionar?. Sí es así, ¿Qué era?.

- Senpai, espera.

Ella empezó a caminar sin avisar por lo que me dejó un par de metros atrás. Apenas dije "Senpai" su frente se arrugó, pero no tardó mucho en cambiar a como estaba antes.

- ¿Estas molesta?.

- Ni un poco, querida Takina.

- Entonces, ¿Porqué no me miras a la cara y me lo dices?.

Parecíamos dos niñas jugando a las atrapadas en pleno pasillo concurrido de personas. Siempre que le dirigía la palabra ella volteaba el rostro como un ventilador. Eso me molestaba.

¿Porqué me tuve que encariñarse con un ser tan infantil como ella?.

- ¡Quédate quieta!

- ¡Ven si puedes~!.

Al cabo de unos minutos cai redonda en su juego, empecé a divertirme mientras relinchabamos en la plaza del distrito comercial, las demás personas nos miraban como si estuviéramos fuera de lugar, pero como estaba tan concentrada en atrapar a Senpai no les di importancia.

Cada vez nos alejábamos más del bullicio. Senpai giró en dirección a un callejón donde yacían las escaleras de concreto, esa parte era la más decierta de todo el lugar gracias a las escaleras eléctricas.

Ella se detuvo apoyando su espalda en la pared de ladrillo mientras recuperaba aliento.

- Veo...que puedes seguirme el ritmo - Me elogió, o eso creí, mientras jadeaba.

- Ya estoy acostumbrada a correr mucho - Manteniendo mi respiración normal me le acerqué.

Apoyé uno de mis brazos en la pared mientras que con mi mano libre tomé el mentón de ella y la obligué a mirarme.

Nuestras diferencias de estatura se vieron definidas en ese momento, mi rostro le llegaba al cuello, por lo que me paré de puntillas para igualar nuestra altura.

- ...¿Q-Que haces?.

- Usando mi técnica super secreta para que me digas qué te pasa.

Ladeó la boca en una muestra de incomodidad mientras alejaba sus ojos de los míos.

Mis dias contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora