Comenzó sin darme cuenta.

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Domingo por la tarde, recibí un mensaje extraño de parte de Senpai. Decía algo sobre salir a la antigua torre de radio en el centro, que llevara ropa cómoda, que nadie me acompañara y sobre todo... Que no llevara mi celular.

Me pareció fuera de lugar las recomendaciones de ella, supuse que quería pasar el rato y gastarme una broma o algo, pensé, oh bueno vamos. Y me aventuré.

Desearía haberme ido más preparada para lo que venía.

Eran las siete de la noche y yo estaba frente al lugar acordado vistiendo una falda y camisa de tonos grisáceos, siendo también el único conjunto que encontré adecuado para salir con ella. Me puse demasiado nerviosa al ver mi guardarropa otra vez, me probaba de todo, pero nada era lo suficientemente bueno, hasta que encontré ese conjunto. Me había aplicado lápiz labial de un tono similar al de mis labios, nada más para verme bien y ya, no esperaba que ella me dijera un cumplido o me besara de nuevo...

Recibí otro mensaje al pasar los diez minutos.

" Entra a la torre, pedí permiso para que pudiésemos pasar".

Ella no paraba de enviar mensajes que se veían sospechosos, pero luego dije, así es ella, y me dirigí tal y como ella me dijo.

Entré por una puerta metálica y oxidada , apenas di unos pasos ésta se cerró detrás de mí provocando un escalofrío por mi espalda. Todo se veía oscuro, apenas y podía ver por dónde caminaba.

El silencio era abrumador a medida que me adentraba más y más. De pronto, escuché un sonido fuera de lugar. Uno parecido a la recarga de una pistola. Me giré para corroborar, pero todo lo que veía era más y más oscuridad.

Pero no necesitaba mis ojos para saber que me encontraba en peligro. Cerré los ojos y me quedé de pie como estatua cuando sentí un aire cálido detrás de mí nuca. Bingo, tenía razón, no estaba sola.

Me agaché y estiré mi rodilla para darle una patada a esa persona que pretendía darme un susto o peor aún, acabar con mi vida.

- ¿¡Gah!?.

Soltó un alarido de dolor y perdió el equilibrio cayendo unos pasos detrás de mí. Para mí suerte, la luna hizo de las suyas y con su brillo platinado pude verle la cara a aquel sujeto. Me sorprendió ver a un terrorista en ese lugar. Mi sorpresa no duró demasiado, volví en mí y le quité el arma que colgaba en su cintura, un rifle de camuflaje.

- Oye, no creo que por una simple patada estés muerto - Con el arma en mis manos ubiqué mi ojo en la mirilla - . Dime, has visto a una chica rubia aquí dentro?.

- Hmp, como si te dijera algo - Él sonrió muy engreído pese a la posición en la que estaba. De pronto recordé lo que mi abuelo me dijo una vez : " Nadie en la guerra lleva solo un arma".

Me alerte y solté el gatillo sin dejar que él se levantara. Un frío sonido hizo eco en la habitación. Aparentemente acabé de quitarle la vida a alguien y no sabía cómo sentirme.

- Por lo que veo no eres el único aquí - Más adelante, en un pasillo, me encontré con un grupo más - . Debes estar bromeando, pensé que Senpai y yo íbamos a tener una salida tranquila...

Suspiré para mis adentros y desde ese momento no dejé de disparar.

Pasaron lo que supuse era media hora. Estaba en el tercer piso de la torre abandonada. Me vi envuelta en un lío como este por un mensaje que empecé a creer que no venía de Senpai.

- Puede que hayan hackeado su celular o pueden habérselo robado y usado para atraerme hasta aquí. ¿Por qué harían algo así?.

No lo comprendí, habían demasiados cabos sueltos; utilizaron a Senpai, me trajeron aquí, los terroristas buscan matarme, la puerta por dónde entré ya no la conseguí...

Mis ojos se abrieron de sorpresa al olvidar un gran detalle: Majima.

Él inició todo, supuestamente. Como ella era su hermana tal vez la estaban usando como carnada para traerlo como lo hicieron conmigo. Si era así, le veía sentido.

Pero luego recordé algo importante.

- ¡Hay una bomba en algún lugar y detonará en cualquier momento! - Me reincorporé y miré desesperada a mí alrededor - . ¡Tengo que encontrar a Senpai... Erika, ella también y-y ... Majima!.

Corrí a toda prisa, no tenía tiempo para perder, ellos podían estar en cualquier parte sufriendo por quien sabe qué.

Me alerte mucho mas al oir pasos desde las sombras. Yo estaba en un lugar que supuse era una bodega, mi visión se vio obstaculizada por el montón de cajas de carga. Con inseguridad tomé otra vez el rifle y me enfoqué en la mirilla.

Sea lo que sea, le iba a disparar.

- Oye, oye, Takina. Soy yo, Erika, no te preocupes y baja el arma - Ella se acercó lo suficiente como para tenerla en mi mirilla, pero al reconocer que era una aliada no tuve más opción que bajar el arma.

- Me diste un susto increíble, Erika. Por poco y te disparo...

- Y-ya veo - Se acercó un poco más, observé que una sonrisa nerviosa permanecía en sus labios y su frente empezaba a verse brillosa por el sudor, ahí es cuando me asaltó la duda.

- Espera, ¿No deberías estar lejos de los tipos que buscan matarte?.

Era lógico, ¿si estabas amenazado de muerte porqué correr a donde están esos tipos?.

Ella volvió a sonreírme, esta vez pude contemplar su expresión nerviosa; sus ojos brillosos se movían de un lado a otro casi haciéndola parecer envuelta en la locura. Su sonrisa se agudizó mientras se mordía los labios a tal punto que le brotaba un hilo de sangre de éstos y sus manos no dejaron de temblar.

- L-lo siento...

Cada palabra que salía de su boca me llenaba más y más de dudas.

- ¿Porqué lo sientes?.

- E-ellos me dijeron que si te mataba mí falta sería levantada...

- ¿Uh?.

Erika sin más dejó de temblar por un momento y saltó encima de mí con su pequeña pistola en su mano. Me apresuré a tomar la mia, pero ella la pateó dejándola lejos de mi alcance.

Con ella sentada sobre mi regazo y apuntándome con el arma dijo:

- En otra vida espero que me perdones...

Y apretó el gatillo.

Mis dias contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora