¿De que lado estoy?.

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Después de lo que me contó Senpai decidí irme, dejándole todas las medicinas a su alcance por si acaso.

besé a Chisato antes y no lo recordaba.

- Uh, necesito recostarme un rato..

Luego me di cuenta que regresé a casa más rápido de lo usual. Todavía no recuerdo cómo.

Todas esas cosas pasaron en un solo día y me sentía exhausta, sin dudas fue una montaña rusa de emociones, por lo que muy a regañadientes me preparé para otro día de escuela. ¿Era tan necesario ir en primer lugar?.

Escuché que alguien tocaba la puerta de forma rítmica, mi cara aún seguía demacrada por la noche que no pude dormir pensando en el bienestar de la chica resfrisda , solo eso, no era nada más.

- Mhn, ya voy.

Casi de mala gana conteste aquello, terminando de acomodar el listón azul en mi camiseta salí a recibir a quien esperaba afuera.

- ¿Sabes qué hora es? - Gruñi frunciendo el ceño, pero toda mi expresión se suavizó al ver a Senpai detrás del marco de la puerta. Con su sonrisa habitual me saludó, haciendo un texto con su mano.

- Buenas, ¿Vine muy temprano?

- ...¿Te sientes mejor?.

- Eh, claro. ¿Como no habría de estarlo si estuviste cuidándome?.

- No tienes que venir hasta acá, ¿Sabes?. Tu casa está en la dirección opuesta...

- ¡ No arruines el momento!.

Y así, Senpai cogió el hábito de recogerme desde casa hasta la escuela. No lo vi del todo malo, pero al ser ella su presencia destacaba más de lo que quería, al vernos juntas por la calle me imaginaba a los demás viéndonos como una pareja joven y esa idea no me agradó nada.

Solo la veía como una amiga, nada más.

Solté un suspiro al encontrarme sentada en mi asiento. Por suerte la profesora Misuki no llegaba temprano los miércoles, quien sabe porqué.

Estaba tranquila, tomando un breve descanso de todo, recosté mi cabeza contra la madera de la mesa y cerré los ojos, casi durmiendo en el acto.

- Um..

Cerca de mí, en el puesto de al lado se encontraba una chica pelirroja que siempre me dirigía la mirada, tal vez le llamaba la atención o tenía algo en mi contra.

Si no mal recordaba ella era Erika, una chica a mi parecer tímida y de pocos amigos. Esta vez se levantó de su lugar y me dirigió la palabra.

- Takina..

- Dime - No quise ser maleducada, aún con la cabeza recostada voltee para encontrarme cara a cara con ella. No me fijé que se había agachado y su rostro estaba casi pegado al mío. Por instinto me separé, enderezando mi espalda y casi soltando un chillido.

- Um, ¿regresaste bien anoche?.

¿Anoche? ¿Que diablos hice anoche?.

- Por supuesto, ¿Por qué lo preguntas?.

- Es que como estabas muy cansada tuve que darle pedal a fondo al acelerador del auto y tal vez te sucedió algo.

Ella me comentaba aquello con mucha naturalidad, pero yo no le entendía nada . Así se han de sentir los borrachos.

- ¿Auto?.

- Si, ya sabes, mi auto.

No lo entendía aún, pero mis ojos se pusieron blancos ante tal afirmación. Éramos chicas de 16 años, ¿Se nos permitía conducir?.

- No sé de qué hablas.

- Oh, sí sabes - Asintió con una pequeña sonrisa- . Mientras conducía te conté que mi padre es el líder de una banda de terroristas, además de que soy su sucesora.

Por eso no me gustaba hablar con gente rara.

- Deja de bromear...

Casi sonriendo de medio lado le respondí. Mi cuerpo empezaba a tensarse y me provocaba correr lejos de esta chica rarita.

- Oh, no es una broma. Si quieres más pruebas... - De su bolso marrón sacó lo que menos se debería traer a una escuela, y no, no eran revistas de mujeres.

- U-una.. pistola..

Casi igual a la que Majima usó una vez, Erika la sostenía como si fuera cualquier cosa. Voltee para percatarme de que nadie más la vio, para mi suerte fue así. Solté un suspiro y me dirigí a ella casi susurrando.

- ¿Estas loca?. Guarda eso.

- Me temo que no puedo - De pronto su semblante cambió a uno más serio - . Uno de mis hombres dice que te vio del lado de Majima, por los que quise comprobarlo yo misma.

- Eso no es cierto, Majima está loco, jamás estaré de su lado.

- Y aún así Chisato te protegió- Añadió casi gruñendo - . Escucha, no tengo nada en tu contra. Pero si vas a meterte en esta pelea mejor decide de qué lado estarás.

- Explícame bien, no comprendo.

- En otras palabras, Majima y toda su familia son nuestro enemigo, si estás con ellos no me queda de otra que callarte.

Erika guardó su arma y volvió a su asiento al escuchar a la profesora Misuki entrar al aula.

Desde ese momento supe que gracias a Senpai mi vida ya no volvería a ser normal.

Mis dias contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora