49. Te tengo

20 5 13
                                    

Un nuevo día empezaba en Gravity Falls, los primeros rayos de la aurora llegaban al rostro del rubio que no había podido dormir, sus pensamientos no eran lo único que lo impedía, ahora no sabía si realmente alguien lo observaba o solo eran sus delirios de persecución causados por el estrés y la falta de sueño. No tenía pensado abrir la librería ni salir de su casa hasta que pudiera calmar o entender los pensamientos que lo agobiaban, incluso su habitación era un desastre, libros tirados, las almohadas y cobijas adornaban el piso de madera, y la ropa hecha girones sobre la mesita de noche, parecía que habían buscado algo con desesperación sin haber logrado el cometido y ese algo siguiera perdido. La cordura es lo único que lo había abandonado según él y la locura de sentirse observado es lo único que estaba en su mente.

Cerca del mediodía seguía sin moverse del lugar que ocupaba frente al pequeño mueble que adornaba una parte de su habitación frente a la ventana, y los golpes en su puerta de hicieron presentes, no podía ser su querido Pino, él tenía una llave para ingresar a su casa, pero la entrada directa a su casa era por la parte trasera, en el frente solo era la entrada a la librería, intentó ignorar aquellos toquidos que no paraban hasta que desesperado por el ruido que taladraba sus sentidos fue insoportable, tuvo que bajar a ver quién llamaba arreglando su cabello y colocándose algo decente.

-Está cerrado.- Dijo en tono autoritario mientras abría la puerta y miraba con confusión a la persona que tocaba. Este era un chico más bajito que el promedio, robusto con mejillas sonrosadas lo cual mucha gente pensaría que es tierno, pero no Dietrich, no, el no pensaría eso de aquel niño, de cabello blanco, sabía muy bien lo que era ese pequeño mocoso y lo que era capaz de hacer para conseguir lo que quiere, aunque decía haber cambiado algo en él no le daba completa confianza.
-Hola señor Dietrich, perdón por molestarlo, pero en verdad necesito unos libros para terminar mis deberes, aunque es verano para mí el estudio no termina y unas clases durante las vacaciones para reforzar conocimientos no están de más.- Intento decirlo en el tono más tierno que pudo, cosa que hizo querer vomitar al mayor.
-¿Qué necesitas niño?- Fue lo que el dueño de la librería respondió para no parecer sospechoso por no querer entablar una conversación, sabía que desde hace mucho aquel muchacho lo seguía y lo espiaba, ahora entendía que no era su imaginación el sentirse observado.
-Necesito algunos libros sobre deidades del México antiguo.- El rubio se tensó pero no quiso que aquel chico se diera cuenta de que sabía hacía donde iba todo eso
-¿Deidades de México antiguo?- Cuestionó más para él que para el muchacho frente a su puerta. -Dame un momento, ya que como te digo está cerrado, estoy haciendo remodelación y reparaciones menores y no quisiera que algo cayera y te lastimara.- Dio la mejor sonrisa que podía y entro de nuevo dejando la puerta cerrada evitando que el muchacho lo siguiera. Después de unos minutos salió con varios libros en las manos.
-Toma, son todos los libros que tengo sobre deidades del México antiguo y sus diferentes culturas.-
-Gracias.- El chico pago la cantidad que el rubio le menciono y se fue feliz hacía su casa, descubriría quién era en realidad Dietrich Bielke y lo que ocultaba al mundo de una u otra manera.
Pero nuestro rubio no era tonto, jamás le daría a Gideon Gleeful la satisfacción de descubrir quién era realmente y aquellos libros eran específicamente para realizar actividades académicas, nada sobre Axolotl, nada sobre Xolotl, ni ninguna otra entidad que pudiese hacerle frente.

Mientras tanto en una casa descuidada, que antes había sido hogar de grandes espectáculos de telepatía en estos momentos era un vestigio de lo que anteriormente fue.
-Maldito rubio oxigenado. Esto solo es para la escuela ¿Dónde están las verdaderas deidades? Quizá sólo tal vez si es solo un tonto muchacho que llegó para establecerse, pero no, han mucho que no encaja, no he podido averiguar nada sobre él, pero tampoco hay cosas buenas en su pasado, no tiene pasado, no arrastra nada bueno ni malo, es como si sólo hubiera aparecido de repente un día y pueda desaparecer de igual manera al siguiente. Pero StanFord o Dipper deben saber algo de él. Hace tiempo que no veo al pequeño Dipper, ni siquiera sé si está en el pueblo.- Salió de prisa de su "hogar", si es que se le podía llamar así a esa casa descuidada, y corrió a la Cabaña del Misterio.

-Hey niño, parece que hubieras corrido una maratón y perdido.- Decía Stan con burla en sus palabras.
-¿Dónde está StanFord? El de Seis Dedos
-Tranquilo chico, mi hermano no está.
-No me mientas Stan, nadie lo ha visto salir de tu cabaña
-¿Y sí nadie lo ve debe estar aquí? No conoces a mi hermano. Ya te lo dije no está, le diré que lo buscas y él decidirá si quiere hablar contigo.
-Lo esperaré entonces
-Bueno, ahí hay un tronco para que lo esperes, no vayas a cansarte.- Y así se fue entre risas y carcajadas burlándose de aquel niño. Inconscientemente hizo lo que Stan le dijo, se sentó en el tronco a esperar, tenía que encontrarse con Ford o con Dipper, de todos modos ahí vivían y no era posible que no llegarán o no salieran de aquella casa.

La noche comenzaba a caer, sus piernas estaban entumecidas y el frío comenzaba a calar en su rostro, las mejillas sonrosadas ahora estaban rojas, sus labios comenzaban a partirse por el frío de aquella noche y decidió volver sobre sus pasos.
-Hey Gideon ¿Cómo estás?.- Escuchó una voz a sus espaldas y tan rápido como le fue posible giro, ahora frente a él había dos castaños una chica muy linda y un muchacho más alto que su acompañante y fornido.
-¿Cómo sabes mi nombre?- Demandó saber. Ambos jóvenes empezaron a reír, a lo que el menor solo arqueo las cejas mirando con confusión a ambos.
-Somos los gemelos misterio.- Dijo la chica sonriendo con su inconfundible voz.
-¿Mabel?- Pregunto asombrado
-¿Quién más podría ser? Tonto.- Decía riéndose del chico. Los 3 comenzaron a hablar animadamente y reían de vez en cuando sin darse cuenta lo entrada que ya estaba la noche.
-Debemos entrar a la casa, vamos Mab.
-Está bien, hasta luego Gideon
-Sí, hasta luego.- El joven dio media vuelta y sonrió ahora sabía que estaba en buenos términos con los gemelos menores su plan podía iniciar, no necesitaba a StanFord con Dipper le era más que suficiente, para romper una cadena solo hay que empezar por su eslabón más débil, pero lo que él no sabía es que Dipper no era débil, jamás lo había sido y ahora era más fuerte que nunca al igual que su gemela. La familia Pines era más fuerte ahora que sus miembros habían dejado atrás sus inseguridades y se habían unido de nuevo. Nadie la tendría fácil contra ellos.

Una vez más junto a ti (BillxDipper)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora