30. A lo lejos

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El verano estaba por llegar a su fin y así el cumpleaños número 17 de los gemelos se acercaba, Mabel como siempre era la más emocionada por esta fecha tan especial para ella, aparte de ser su cumpleaños también era un recordatorio para el pueblo de los héroes que años atrás habían detenido el fin del pueblo y probablemente del mundo, Dipper a diferencia de su hermana no estaba tan emocionado, el fin del verano significaba no ver a su rubio al menos lo que el ciclo escolar durase y no tenía claro cuando volverían a ese extraño pueblo.

-No te preocupes Pino, solo llama y dime que me necesitas, estaré ahí cuando lo requieras.- Dijo el rubio sacándolo de sus pensamientos
-No estoy preocupado por nada, y ya te dije que no leas mis pensamientos
-Las malas costumbres no se olvidan fácilmente- Dijo el mayor regalándole una sonrisa
-Puedo darme cuenta
-¿Acaso estas tratando de provocarme Pines?
-Yo no estoy haciendo nada
-Y sigues con eso, no te molestes si tengo que castigarte por molestarme
-¿Te molesto? Entonces debería alejarme de ti
-Sabes a lo que me refiero niño
-No sé nada, como acabas de decir soy un niño
-Y uno muy adorable, quisiera comerte en estos momentos- Dijo esto último con tono seductor mientras se mordía el labio
-¡TU NO VAS A HACERLE NADA A MI SOBRINO!- Se escucho una voz molesta
-Tranquilo StanLey, solo bromeaba. Jamás le haría nada, que él no quisiera claro está- Dijo esto más cerca del castaño a modo de susurro, lo cual hizo que este último cubriera su rostro con sus manos y riera por lo bajo de manera nerviosa

Stan se molestó con el rubio y comenzó a amenazarlo con una escoba, a lo que el rubio solo se reía de lo furioso que estaba aquel hombre, por tantos gritos el otro gemelo salió a ver lo que pasaba
-Vamos StanLey acaba con ese molesto rubio- Alentaba Ford, mientras el rubio lo veía desaprobatoriamente y los gemelos menores reían.

Di volvió a sentir que lo miraban desde lejos, pero disimulo lo mejor que pudo para no preocupar a los demás, en especial a su Pino, la hora se estaba acercando, el fin de una vida o el comienzo dependía de la forma en la que se mirara. Esa tarde la pareja, si es que se les podía denominar de esta manera, ya que Dipper aún no lo había aceptado, pero consentía todo lo que pasaba entre ellos y el rubio no había querido llegar a más hasta que el menor estuviera seguro de lo que quería. Dipper decidió que pasaría la última semana que quedaba de vacaciones con el rubio, ya que al parecer no era suficiente que hayan estado juntos casi todo el verano, aunque ahora el castaño se quedaría durante todo el día en casa de él y solo volvería el último día del verano para celebrar su cumpleaños junto a su hermana y sus amigos.

Mientras tanto la sensación de ser observado no abandonaba al rubio, aunque cuando estaba con Dipper no le hacía tanto caso, a pesar de preocuparse por la seguridad del castaño habia algo que lo hacía sentir seguro con él.
Aunque entre los árboles siendo cuidadoso de no hacer ruido alguno un chico de cabello blanco usaba las sombras para esconderse y no ser descubierto.
-Rayos, esta vez casi me ve, debo de ser más cuidadoso- Murmuraba para sí mismo dándose un regaño. -Estoy seguro que eres tú Cipher, y no te dejare hasta exponerte a todos, todo lo que sucedió fue por tu culpa.- Continuaba farfullando el albino

-Di, ¿Estas bien? Te noto distraído desde que dejamos la Cabaña del Misterio
-Trato de distraerme de todo lo que pienso hacerte esta semana, aunque recuerdo que eres muy pequeño aun, eres ¿Menor de edad?, si eso es, y no quiero hacerte nada que no vaya acorde a ti, y que tus tíos piensen que te obligue- Dijo el rubio en tono pícaro, lo que provocó un rubor muy visible en el castaño
-Deja de decir cosas así, en estos momentos también me gustaría poder leer la mente- Dijo esto último en tono triste
-¿Por qué dices eso Pino?
-Sé que algo estas ocultando, pero no voy a preguntar, aunque mi curiosidad no que quepa en el cuerpo
-Te dije que no más secretos ni mentiras
-Lo dijiste sí, pero es más fácil decirlo que hacerlo, me gustaría que confiaras en mí, y me dijeras que es lo que te preocupa, siempre te escuchare y voy a apoyarte.- Las palabras del castaño provocaron que el rubio sintiera que le aplastaban el corazón, pero no quería preocuparlo hasta saber que quería ese niño albino que anteriormente habia sido un aliado y después un esclavo, aun no era el momento de actuar, quizá cuando su Pino estuviera lejos y a salvo de lo que esa amenaza pudiera hacer si se daba cuenta de su punto débil. Todo lo hacía por el bien del castaño, se repetía así mismo como si de una mentira que después de repetirse varias veces fuera a hacerse realidad.

El castaño observaba todos los rincones de la librería, él amaba los libros, y más que eso le gustaba ser cuidadoso, ver que todo se encontrase acomodado perfectamente, que los grandes tomos que adornaban los libreros pertenecieran al lugar donde se encontraban, estaba tan inmerso en sus pensamientos que no se dio cuenta que el rubio habia entrado y lo miraba maravillado, aquel muchacho se veía tan lindo observando todo, como si de un niño pequeño en una dulcería se tratase, hasta que el castaño volteo y descubrió a quien lo miraba
-Lo siento
-¿Porque te disculpas?
-No sabía que estabas ahí, debí poner más atención
-Puedo ser feliz solo mirándote.- El castaño giro su vista para disimular todo lo que aquellas palabras lo hacían sentir, no sabía porque se sentía de esa manera, no eran novios, seguían conservando su amistad, pero lo amigos no se besan, ni duermen abrazados en la forma que ellos lo hacen, le gustaba el rubio, pero aún no lo perdonaba y no quería admitir que deseaba hacerlo, olvidar todo lo que hizo en el pasado y continuar con su vida, ceder a su corazón y a los deseos carnales que este muchacho le provocaban

Los días pasaron rápido, el rubio a veces desaparecía para continuar su investigación sobre lo que quería ese maldito mocoso que noche y día lo acosaba, aunque siempre regresaba antes de que el castaño despertara lo hacía sentirse mal, se sentía culpable de lo que estaba haciendo a espaldas del menor aunque no fuera nada malo, solo una pequeña investigación.
El castaño despertó y pudo ver al rubio con su cabello perfectamente despeinado, sin playera y aferrándose a su torso esa imagen le causo ternura y le provocó besar la frente ajena
-Buenos días Pino- El rubio sonreía como si fuera un niño el cual acababa de realizar una travesura y se hubiese salido con la suya
-No sabía que estabas despierto
-No me incomoda que me beses, pero mi frente no es la única parte de mi cuerpo que necesita tus labios- Dijo de manera pícara mientras señalaba su frente y después apuntaba hacia abajo para después colocar un dedo en sus labios señalando que también necesitaban atención. El castaño era un mar de nervios, tantas cosas que comenzó a imaginar cuando observo como Di señalaba hacia abajo, los pensamientos impuros se fueron por un momento de su mente al ver al mayor señalar sus labios, y no donde él habia pensado.

Este era el último día del verano, y la fiesta de los gemelos era la tradición mejor conservada en ese pueblo desde que ellos los salvaron, cada año los habitantes celebraban un cumpleaños a distancia para sus gemelos favoritos, incluso aunque los Pines se ausentaron por largo tiempo los habitantes cada año celebraban el cumpleaños de los menores y conmemoraban el fin del Raromagedon. Al día siguiente los hermanos partieron muy temprano, ya no sabían en qué momento iban a volver a su segundo hogar, después de subir al transporte que los llevaría a Oregón el rubio se despedía de él con un ademan y una sonrisa triste que no pudo disimular -Nos veremos pronto-, solo susurro el castaño, dándole tranquilidad al mayor.
-Hasta el próximo verano- Gritaron los gemelos por la ventana del transporte que comenzaba a avanzar



Una vez más junto a ti (BillxDipper)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora