Una vez más junto a ti (BillxDipper)

51. ¿McGucket?

-Dipper, debemos irnos. ¿Porqué tardas tanto?
-Ya voy tío Ford, no encontraba mis zapatos
-¿No crees que vas demasiado formal? Solo es una visita a la Universidad, no vas a casarte.- El menor se sonrojo al escuchar esto y solo pudo pensar en Di. -Vamos antes de que sigas pensando en tu novio.
-No estaba pensando en Di, vámonos.- Dicho esto ambos salieron de prisa hacia el lugar antes mencionado.

-Te sorprenderás Dipper, tenemos la mejor tecnología, gracias a Fiddleford, él tenía razón al trabajar haciendo computadoras, ahora son las más buscadas.
-No lo he visto desde que cumplí 13, me sorprende que siga en el pueblo después de descubrir todo lo que esté pueblo le causó.
-Fue un debacle para él, pero logramos ayudarlo y poco a poco ha ido superando esa parte que se forzó a olvidar de su vida.
-Me alegra que el viejo McGucket este mejor.
Estaban tan sumidos en su plática que no se dieron cuenta cuando llegaron a las puertas de la enorme escuela.
-Solo la había visto en fotografías, y decía que era grande, pero esto es enorme.- Sus ojos se iluminaban y una sonrisa de oreja a oreja adornaba su rostro.
-Tenemos los mejores laboratorios, las aulas mejor equipadas y un gimnasio enorme, ya lo sabes Dipper.
-Mente sana en cuerpo sano- Dijeron ambos al mismo tiempo mientras reían al terminar la frase.
-¿En verdad podré asistir?
-Claro que sí, eres mucho más apto que los estudiantes que han ingresado hasta ahora. Además Dietrich ya me contó de su pequeña visita a tu escuela.
-Buenos días director Pines.
-Buenos días Michael. ¿Qué te trae por aquí en verano?
-Bueno, se me complicó una materia y tuve que asistir a las clases de verano con el profesor McGucket.
-Si continuas de esa manera tendrás que buscar otra escuela que revalide tus materias, es la segunda vez que te quedas un verano por alguna materia reprobada.- Comentó en tono autoritario y con un serio semblante, el cuál cambio al recordar que su sobrino estaba con él. -Podrías aprender algo de él, será un estudiante nuevo que hará el curso el siguiente mes para adelantar un año e ingresar antes, Michael te presento al joven Mason, es un prodigio y un estudiante destacado.
-Ya nos conocimos, es un gusto saludarte Mason Pines, bueno señor director, se que usted es una persona justa y jamás dejaría que alguien entrara solo por estar emparentado con algún directivo o por llevarse bien con los profesores.- El rostro de Ford se contorsiono en una mueca de ira, Dipper al darse cuenta de esto hablo antes de que su tío estallará.
-Agradezco tu desasosiego Michael, pero no hay que preocuparse por nimiedades, está escuela no sería reconocida si mi tío no fuera una persona recta que no se deja llevar por lazos sanguíneos, ganaré mi lugar aquí sin importar contra quién tenga que ir ni a quien deba aplastar para lograrlo.- Contestó con aparente burla. -Sigamos con el recorrido por favor tío, pronto será hora de almorzar. ¿Qué tal si invitamos a McGucket? Me gustaría hablar con él.- Tomó a su tío por el hombro mientras lo alejaba de aquel muchacho que había intentado hacerlo enojar Se detuvo un momento para girar hacia donde aquel chico se encontraba y con una sonrisa en el rostro le hablo alegremente. -Espero verte el siguiente año Michael.

Se fueron directamente al despacho que en la entrada tenía un letrero en el cuál se apreciaba el nombre del viejo amigo de Ford, al llegar este último tocó tres veces.
-Fiddleford, ¿Aun sigues aquí?
-Adelante amigo.- Dipper se sorprendió al entrar y ver a un hombre un poco más viejo que su tío y más delgado, vestía un traje color café, este no tenía barba y el poco cabello que tenía estaba bien arreglado, no parecía el mismo anciano que años atrás conoció, los vestigios de la locura que se había provocado por el uso excesivo de la máquina borramemorias habían desaparecido casi por completó, solo el envejecimiento prematuro se conservaba, el joven abrió un poco la boca sorprendido.
-¿McGucket?
-El mismo- Sonrió el hombre. -¿Y tú quien eres muchacho?
-Es mi sobrino Dipper
-Chico cómo has crecido, me alegra mucho verte. Cómo puedes darte cuenta tu tío me ha ayudado mucho, he podido volver a mi antigua vida casi por completo y la relación con mi hijo también ha mejorado mucho.
-Es lo menos que podía hacer después de lo mucho que tú me apoyaste desde que íbamos a la Universidad.
-Fueron buenos tiempos.
Dipper carraspeo un poco para aclararse la garganta y aprovechar para recordarle a su tío a qué iban.
-Oh por cierto. Dipper y yo estábamos por almorzar. ¿Quieres venir con nosotros?
-Me encantaría, estoy terminando de acomodar estos papeles.
-Bueno entonces vamos. ¿En dónde quieres almorzar Dipper?
-Vamos con Linda Susan. Adoro sus panqueques.
-¿No crees que es un poco tarde para panqueques?
-Bueno entonces dejemos que McGucket elija
-Está bien, vamos por los panqueques del muchacho.
-Sí.- Dijo de manera infantil mientras levantaba una pierna y bajaba el brazo provocando la risa de los mayores.

-Entonces será una orden de panqueques con una malteada de chocolate sin canela, y dos desayunos completos uno con jugo y el otro con café.
-De acuerdo chicos, en un momento les traigo sus platos.
El trio hablaba animadamente, después de que sus platos llegaron la conversación no cesaba y así estuvieron un largo rato dentro del establecimiento.
-Bueno Dipper, es hora de volver. ¿Quieres que te llevemos a casa?- Dijo mirando a su amigo.
-Te lo agradecería viejo amigo.
-Tío ¿Podrías dejarme en la librería? Por favor.- Claramente estaba nervioso, pues repetía el mismo ademán de Ford cuando estaba en la misma situación, mirar al suelo mientras rascaba su nuca.
-Claro chico, vamos.- Los tres llegaron a la librería y Dipper bajo para sacar de su bolsillo la llave que el rubio anteriormente le había dado para que fuera cuando quisiera.

-Di.- Llamo suavemente el castaño sin obtener respuesta. Subió hasta la habitación del rubio y lo encontró durmiendo, al verlo más de cerca de dio cuenta de las grandes ojeras que adornaban su rostro. -Mi pobre tonto, seguramente no dormiste por estar pensando tanto.- Decía en susurros mientras acariciaba el cabello dorado del chico que dormía plácidamente, hasta que terminó por acostarse a un lado y dormir profundamente.

Al atardecer Dietrich despertó, descubriendo un bulto frente a él, el cuál lo abrazaba, al darse cuenta de quién era comenzó a besarlo en el rostro para despertarlo.
-Pino, ahora yo tengo hambre, despierta.
-Mmm. ¿Di?
-Claro, ¿A caso no recuerdas en la cama de quién te acostaste?- Dipper despertó tras escuchar esto abriendo los ojos lo más que podía para después cubrirse el rostro con ambas manos y sonrojarse.
-No quise decir eso.
-Lo sé Pino, solo que eres adorable cuando estás rojo.- El rubio poco a poco lo hizo sentarse en la cama y lo abrazo hasta que el rostro ajeno estaba recargado en su pecho. -Pino, en serio tengo hambre. ¿Qué vamos a comer?
-Lo que sea que se te antoje
-Por más que te coma seguiré teniendo hambre
-Dietrich, deja de decir cosas así. Vamos por pizza, o por lo que quieras y yo no estoy en el menú.
-De acuerdo, vamos. Dipper, necesitamos hablar sobre algo importante.- La seriedad con la que lo dijo le hizo sentir escalofríos.
-¿Todo bien?
-Claro que sí. No te preocupes, es solo una plática que necesitamos tener.