Una vez más junto a ti (BillxDipper)

36. A tu lado

Cómo había dicho el rubio estuvieron ahí hasta año nuevo, ocasionalmente salían para ir con la familia Pines pero por la noche regresaban a esa habitación que fue testigo de varias noches de amor entre ambos.
-Di, ya, ya no puedo más.- Decía el castaño entre jadeos
-Pero Pino, es nuestro último día aquí antes de ir a tu casa a celebrar año nuevo.- El castaño se quedo callado. -¿Dipper?, está bien, si estas muy cansado podemos dormir, pediré algo de comer
-Dame unos momentos y continuamos.- Hablaba entre suspiros queriendo controlar su respiración
-No te esfuerces, también disfruto solo estar a tu lado hablando de lo que sea, viendo peliculas o abrazandote.- El castaño estaba rojo y aún intentaba controlar su respiración, pero estaba sonriendo mientras su brazo tapaba parte de sus ojos y frente, el rubio se acerco a besar su cabeza. -Pedire algo de comer, no tardo.

Momentos después de que el rubio ordenara el desayuno se encontraban en la cama abrazados, besándose tiernamente hasta que llamaron a la puerta, el rubio se levantó molesto y fue a abrir la puerta
-Señor Bielke, le traigo su orden.- La chica que le llevaba el carrito con las bandejas de comida encima no pudo evitar examinar el cuerpo del rubio, su pecho y abdomen se asomaban a través de la bata mal cerrada y esa sonrisa traviesa que adornaba sus labios le daba un toque encantador, por un momento la chica no supo que hacer o que decir y solo entregó la comida para retirarse

En la sala de descanso de las trabajadoras de aquel lugar se escuchaban murmullos y cotilleos de las mujeres que ya habían atendido antes la habitación 1806
-¿Has visto al rubio de esa habitación?- Decía una mujer entrada en los 40 de cabello negro adornado con ligeros tonos plata
-Lo acabo de ver.- Decía una chica más joven al rededor de los 25 de cabello chocolate
-¿Alguien ha visto a su acompañante?
-Quien esté en esa habitación con él es muy afortunada
-Los rumores dicen que hay un chico con el en la habitación
- Y que tampoco esta nada mal- Completo la oración otra empleada
-Si es así que desperdicio de hombres
-Son solo rumores, una linda chica debe de estar acompañándolo, no imagino que un hombre haga todo eso por otro
-Se ha visto a un chico más joven que él, de cabello castaño salir de la habitación en ocasiones
-¿A quién le ha tocado limpiar esa habitación?
-A mi.- Dijo una chica de cabello teñido dejando ver un color rosa en las puntas
-¿Y que haz visto?, ¿Son dos chicos o una chica y él?
-No he visto nada, solo un par de anillos que en una ocasion dejaron y solo vi al rubio regresar por ellos cuando ya estaba por limpiar
-Seguiremos en la incógnita- Dijo la mujer mayor dando un suspiro al aire
-Yo si he visto a los dos chicos.- Volvieron su vista a una señora ya mayor de cabello blanco
-¿En verdad son hombres?
-Sí, y ambos son bien parecidos
Las mujeres continuaron las platicas hasta que un hombre de traje llego y las escucho
-Si como hablan de los huespedes trabajaran esto seria más productivo, dejen los rumores y vuelvan al trabajo, el descanso terminó hace 10 minutos.- Todas guardaron silencio y volvieron a sus labores, separadas de las demás ya que no querían que volvieran a darles una reprimenda

El castaño estaba fascinado por la atención que el rubio le daba, si ya era tierno cuando estaba solo estaban saliendo, estos días había sido el doble. El carrito de comida tenía cocteles de frutas, yogurth natural, café y crema, unos panqueques extremadamente esponjosos y perfectamente redondos.
-Di esto es tan lindo, muchas gracias
-Te mereces lo mejor Pino
-No tienes que hacer todo esto, ¿Sabes?
-Lo sé, pero quiero. Te mereces el mundo entero, cielo, mar y tierra. Si quieres una estrella sera tuya, no lo dudes, pondré tu nombre en el firmamento para que todos sepan lo mucho que me importas.
-Sé que tienes el poder para hacer todo eso, pero lo único que quiero es tenerte a mi lado
-Y lo estaré Pino, siempre lo estaré
-Te, bueno yo, yo te amo Di- Dijo el castaño tartamudeando ya que solo se lo habia dicho entre gemidos y jadeos, o después de terminar de saciar sus instintos bajos y carnales, se lo decía a manera de susurros con la respiración entre cortada, nunca se lo había dicho de esa manera, y temia que él no respondiera de la misma forma
-También te amo Pino.- Dijo el rubio abrazándolo por el hombro mientras lo atraía hacía él para después darle un beso en la cabeza, el castaño se sentia muy feliz por todo lo que pasaba en esos momentos, si eso era un sueño no queria despertar.

Después del delicioso desayuno que ambos compartieron decidieron asearse, para después llevar la ropa a la pequeña lavandería que había en aquel lugar, Di termino de bañarse primero y dejó que Dipper se quedara un rato más en la bañera para que pudiera relajarse, fue a la lavandería y coloco la ropa dentro de una de las lavadoras para que realizara todo el ciclo de lavado, mientras él esperaba, para después colocarla en la secadora y poder llevarla a guardar en las maletas, ya que esa misma tarde regresarían con la familia de su novio. Di terminaba de doblar la ropa y colocarla en la canastilla cuando una chica de servicio se le acerco
-¿Puedo ayudarlo en algo?- Dijo la joven con cabello rubio y puntas rosadas
-No gracias.- Soltó sin expresión alguna y sin mirarla mientras seguia doblando la ropa
-Puedo ayudarte a doblar.- Dijo la chica intentando tomar alguna prenda y ver si solo eran de hombre o también había ropa de mujer, a lo que él retiro la canastilla y repitio. -Dije que no gracias.- Para mirarla molesto a o que la chica se asusto y se fue. Al terminar volvio al cuarto en donde el castaño ya se encontraba en la cama descansando solo con la bata de baño puesta
-Pino si de verdad quieres volver caminando a casa, deberías ponerte más ropa o no podre contenerme.- El castaño sorprendido por la llegada del rubio al que no había escuchado entrar. De prisa se levantó aún adolorido y regreso al baño a vestirse, provocando la burla del mayor.

Por la tarde ya se encontraban en casa de la abuela, ayudando a preparar la cena de la celebración para año nuevo. Era la segunda de muchas celebraciones que esperaban pasar juntos en familia.