XIV

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✨Capítulo extra largo ✨

Levantó la mirada para ver el enorme salón de la casona Solomons decorado de flores blancas y lilas, su madre se había encargado de diseñar la decoración, organizar el salón, poniendo manteles de lino sobre las mesas redondas donde los centros florares presentaban orquídeas blancas y rosadas.

Pasó las manos por el vestido de corte túnica color lavanda, la pedrería bordada en la capa superior hacía que destellara con brillos de plata, amaba la plata, amaba la plata por sobre el oro, cada que habría su joyero se encontraba con aquel destello plateado que le encantaba, el color argentado la hacía sentir especial, única, diferente de los destellos dorados que veía en el resto de las mujeres.

Observó atentamente el anillo en su dedo anular, la argolla de oro rosado estaba repleta de pequeños diamantes, en cuyo centro el diamante rosado de corte rectangular parecía que estaba ahí únicamente para recordarle que estaba fingiendo, en especial porque era rosado, y aunque ella misma lo había escogido, sabía que no debía tenerlo ahí. Si se hubiera casado con alguien más, habría escogido un diamante redondo, como el de su madre, en una sortija de plata.

– Es un anillo enorme – Se giró para ver a la mujer a sus espaldas, Polly Gray había cortado su cabello a la moda de la época con un hermoso vestido de color dorado de seda – felicitaciones.

– Polly – Sonrió saludándola con un beso en ambas mejillas – me encanta su cabello, se ve preciosa.

– No más que usted en ese vestido, Antonella – Le tomó la mano para ver el anillo más de cerca, examinándolo con lentitud – es un diamante precioso, bien hecho muchacha.

– Me alegra verla, pensé que no vendrían.

– Thomas no vino conmigo – Soltó Gray viéndola con atención, la mirada de Antonella bajó como si tratara de buscar algo en las zapatillas de tacón plateadas que destellaban.

– Es una verdadera lástima – Dijo como si le faltara el aire, ofreció una sonrisa volviendo a sentarse en la poltrona de la habitación donde ella esperaba – esperaba verlo – Polly levantó la mirada hacia la puerta para ver a un alto hombre entrar.

– Cariño están listos para el tnai'm* – Soltó acomodándose la corbata plateada ofreciendo una sonrisa a Polly – Buenas tardes, señorita.

– Polly Gray – Se presentó estirando su mano enguantada hasta los codos en color blanco – usted debe ser el novio.

– Henry Bianchinni – Tomó la mano de la tía de los Shelby acercándola a su boca para besar el dorso enguantado – es un placer conocerla, muchas gracias por su presencia en nuestra ceremonia.

– El placer es mío, los dejaré solos. Te ves preciosa cariño.

– Gracias Polly.

Henry Bianchinni se acercó a ella, sentándose en la pequeña mesita de madera delante de ella, tenía la mirada fija perdida donde él había tomado asiento, pestañeó largamente cuando le tomó la mano acariciando su dorso con suavidad, se le acercó besando su hombro.

– ¿Estás bien?

– Si.

– Si no quieres hacerlo, nos detenemos ahora mismo.

– ¿No hemos llegado ya demasiado lejos?

– Es solo la fiesta de compromiso, princesa, me echaré la culpa, diré que me enamoré de tu tía Inés – La hizo reír, acariciándole el rostro con suavidad – Estás preciosa – levantó la mirada hasta su interlocutor – soy un hombre afortunado.

Alfred firmó el contrato que comprometía su compromiso, su hermana estaba sentada a su lado con la mirada fija sobre la pluma que él movía dibujando sus letras en el espacio para firmas, el plato de porcelana se rompió, y el compromiso estuvo listo para convertirse en matrimonio pasado el Año Nuevo.

Every Thursday.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora