VIII

1K 103 9
                                    

Jueves:

Alfred Solomons observó atentamente a Thomas Shelby sentado delante de él, la oficina del alambique era estrecha y parecía que podía escuchar su respiración resonando por todo el lugar, la compañía del gitano ahora le parecía desagradable, mucho más ahora que sabía que estaba tratando de cortejar a su hermana, se había quedado en silencio desde que el ojiazul había aparecido en su oficina.

– Bien Thomas, tengo una pregunta y requiero de tu sinceridad absoluta – Shelby bajó el montón de papeles que leía para llevar la mirada al barbón que lo observaba atentamente por sobre los redondos lentes.

– Tu dirás, Alfred.

– ¿Te acuestas con Nela? – Al ver el rostro del gitano contrayéndose supo de inmediato que su respuesta sería una negativa, lo conocía hace suficiente tiempo como para saber cuando mentía, o al menos, cuando lo intentaba.

– Claro que no, Alfie...

– Pero quieres hacerlo – Shelby no dio respuesta, se removió incómodo en la poltrona – ofertaste por el cuadro que me pidió que ayudara a colgar esta mañana en su habitación.

– ¿Lo colgó en su habitación? – Lo vio sonreír como estupido, y aquello le hizo voltear los ojos dejando caer el periódico sobre el escritorio – estuvimos hablando de él en la exposición, noté lo mucho que le llamó la atención, y quise ser generoso.

– No tienes porqué ser generoso con mi hermana, Thomas, ella puede tener lo que desee, solo tiene que pedírmelo – Se reclinó en su bergere aspirando el habano, midiendo las reacciones de su socio – No quiero que intentes algo con ella.

– No creo que puedas decirme qué hacer con mis pretensiones...

– Nela no es una pretensión – Lo interrumpió colocando su mano sobre el cajón izquierdo para sacar su revólver y apuntarlo a él.

– Pensé que eras diestro...

– Esperabas que la sacara del lado derecho ¿no? ¿Ya ves lo impredecible que puedo ser? No quiero que te acerques a Nela, y hablo en serio.

– No sé qué decirte, Alfred...

– Si vuelves a aparecerte un jueves más por aquí voy a volarte las pelotas, Thomas, no estoy jugando, Antonella es la persona que más amo en el mundo entero, si me pidieran que quemara todo candem town hasta los cimientos para que ella esté a salvo, no lo pensaría ni por un segundo, y amo candem town, es mi bebé, pero Nela es el tesoro más preciado, en serio no quieres buscarme, porque vas a encontrarme...

– ¿Hablaste esto con Antonella?

– No tengo que hacerlo – Negó con la cabeza sacándose el reloj del bolsillo para verlo por algunos segundos – estoy exigiéndotelo, si quieres conservar estos negocios, si quieres conservar a candem town y a mí como tú aliado, vas a eliminar de tu pequeña cabeza cualquier posibilidad con ella.

– Alfred – Se acomodó en la poltrona sintiéndose tenso – no tengo malas intenciones con Antonella, ella es una mujer interesante, inteligente, graciosa, muy muy hermosa y yo... – pestañeó un par de veces cuando Alfred se levantó golpeando con ambas manos el escritorio.

– Jefe, Nela llegó – Ollie abrió de golpe la puerta, por la agitación en su voz se dieron cuenta de que había llegado corriendo – su discusión se escucha hasta la entrada.

– Ya, Ollie – Volvió a sentarse en su bergere, restregándose los ojos con cansancio – aléjate de mi hermana, Thomas Shelby.

– ¡Buenas tardes! – Saludó Antonella entrando a la oficina mientras se quitaba el abrigo de chinchilla – caballeros ¿me sirves un poco de whisky?

Every Thursday.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora