XXI

567 43 1
                                    

Feliz Año Nuevo!!!!!

Muchas tragedias 🥰

✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨

Dos semanas después.

Antonella entró al salón de estar alzando la mirada para ver a su hermano echado en el diván, dejó su abrigo y bolso en una de las sillas para acercarse a besar a Alfie en ambas mejillas, se alejó al bar para servir dos vasos de whisky y regresar a sentarse junto a él. Se echó a su lado quitándose los zapatos para encender un cigarrillo y calarlo, escupiendo el humo por la habitación.

– Te extrañé, tardaste mucho en Windsor – Comentó acariciandole la barba a su hermano con amor, se quedó observándolo por largos segundos, algo había en los ojos de Alfred que la dejó paralizada por un par de momentos – ¿Qué pasa?

– ¿Ya viste al bebé de Ollie?

– Es muy rechonchito, estuve con Salomé por la mañana – Comentó enredando sus dedos al cabello de su hermano – deberías casarte y tener un bebé.

– ¿Yo con un bebé?

– Serías un padre maravilloso, lo único malo es que tendría que pelearme con ese bebé por tu atención, mi propio hijo ya me robó demasiado de ti  – Alfred se rió estirando su mano a acariciarle el rostro a su hermana.

– ¿Y qué te gustaría que fuera?

– Uy vamos a fantasear – Dejó el vaso de whisky en la mesa de centro – preferiría que fuera una niña, así podría comprarle vestidos, y joyas muy costosas y muy pequeñitas, la llevaría a tomar helado, y pasteles a la casa de té en el centro de Londres, y cuando tuviera dieciséis iríamos juntas a lo de Sabini, y le enseñaría a ser una maldita con los hombres...

– Con una tía como tú estoy seguro de que sería una maldita – Se río acomodándose en el diván – ¿y si fuera un hombre?

– Lo primero que le enseñaría es a que no sea un maldito con las mujeres – Solomons lanzó una carcajada reclinándose en el diván – le compraría ropa igual a la tuya pero pequeñita, como a Alfred.

– ¿Y le ayudaras cuando tome mi lugar en el trono de candem town? – Antonella lo observó atentamente, pestañeando un par de veces para ver a su hermano.

– Tu eres el único rey de candem town – Le sonrió estirando su mano a la rodilla de su hermano – y yo la princesa caprichosa.

– Amor – Sintió una punzada en el pecho, aquel tono de voz era el que usaba solo cuando algo grave estaba pasando, una mala noticia, algo terrible a punto de suceder – necesito decirte algo.

– Estás asustándome, no me gusta cuando usas ese tono de voz.

– No sé cuantos años más pueda seguir siendo el rey de candem town, y cuando eso pase, necesitaré que tú seas la reina...

– ¿De qué me hablas?

– He estado yendo a Windsor a ver un médico, estoy muy enfermo, Antonella – Se apresuró a tomar la mano de su hermana que palideció al instante – esto no tiene cura, voy a morir.

– ¿Qué?

– Es cáncer, amor, el médico dice que debe haberse metido por algunas de mis heridas en la guerra – Explicó viéndola directo a los ojos, le acarició el cabello buscando darle consuelo cuando sus ojos se llenaron de lágrimas – No mi cielo, no llores...

– Alfie, no entiendo.

– En vista de que probablemente no me quede demasiado tiempo, dudo mucho que haya otro heredero de candem town además de ti, y de que mi sobrino solo es un infante, te he enseñado bien, harás que todo funcione, candem town estará a salvo en tus manos, necesitamos hablar, de lo que sucederá cuando yo ya no esté...

– ¿Esto es una broma?

Alfred negó apresurándose a quitarle las lágrimas que se salían de los ojos verdes destellantes, la respiración comenzó a acelerarsele, mientras su cabeza no dejaba de negar, ni una sola palabra salía de su boca abierta que buscaba oxígeno como si fuera un pez que acababa de saltar fuera del agua.

– Amor sé que esto es difícil pero...

Apretó los labios al escuchar el llanto profundo que Antonella dejaba salir mientras escondía el rostro entre las manos, temblaba como una hoja, oleadas de llanto llegaban a ella mientras su mano derecha se aferraba con fuerza a la de Alfred, quien hacía círculos sobre su espalda buscando consolarla.

– Ya, ya, mi vida, por favor – Levantó la mirada hacia las puertas que se abrieron después de que tocaran un par de veces, Ollie entró observándolos a ambos.

– Por favor discúlpenme – Dijo agachando un poco la cabeza para observarlos – escuche a la señorita llorar ¿está bien? – Antonella levantó la mirada limpiándose los ojos con rapidez.

– ¿Lo sabías, Ollie? Alfred está enfermo ¿Lo sabías?

– Nelita, yo...

– Solo, retírate Ollie – Interrumpió Alfred cuando su hermana comenzó a llorar una vez más – todo está bien.

– Lo siento mucho Nela.

Alfred acarició el cabello pelirrojo con suavidad, le dolía la garganta y tenía los ojos rojos por haber acompañado a su hermana en su llanto, Antonella estaba recostada en su regazo, aún sollozaba después de haber estado llorando por un par de horas, cada vez que trataba de hablar, o articulaba una idea en su cabeza las lágrimas volvían a salir.

La pelirroja se sentó en el diván, limpiándose el rostro marcado por surcos que la máscara de pestañas había dejado en sus mejillas, evitó mirar a su hermano, quién continuaba acariciándole la espalda, la sola idea de perder a Alfred le colocaba un nudo apretado en la garganta que no se aflojaba por nada, le laceraba el dolor de imaginarse la vida con el hombre que más había amado, con el único padre que había conocido.

– No soy tan fuerte, Alfred – Susurró cuidando sus palabras para no echarse a llorar nuevamente – no podré con esto...

– Nelita...

– No me interrumpas, por favor – Se limpió de nuevo las lágrimas – Alfred no puedes morirte, sé que no está en tus manos, pero no podré con esto, eres el amor de mi vida, muchas personas nacen esperando encontrar el amor, pero yo nací con ese amor en mi vida, no hay nada más, Alfred, si me faltas tú, se me va la vida – Alfred se acercó a besar su frente tomándole las mejillas con suavidad – no conozco el mundo de otra forma si no es a tu lado.

– Antonella, esto será difícil, por eso estoy contándotelo ahora, necesito que estés preparada, que me ayudes con el testamento, con nuestros asuntos con candem town.

– Alfie...

– Te amo demasiado, Nela, lo sabes, y sé que me amas, es por eso que necesito que tengas la mente fría para esto, bonita.

– Lo intentaré – Susurró ella asintiendo apretó las manos de su hermano – has dedicado tu vida a mí, haré lo que me pidas.

– No tienes que sentirte en deuda conmigo – Negó sosteniéndole el rostro mientras la veía a los ojos – lo que hice, lo hice porque te amo.

– Y ahora irás al infierno por mi culpa, Alfie.

– No, no, no, iba a ir al infierno antes de eso, amor...

– Alfie...

– Basta Nela – Le tomó con firmeza el rostro obligándola a  mirarla con atención – basta, no voy a arrepentirme de eso porque tenga miedo de ir al infierno, lo haría de nuevo, lo haría mil veces, lo haría porque desde el día en él que te vi nacer has sido la luz de mis ojos, Antonella, lo qué pasó debía pasar.

– Siento culpa...

– Él no sentía culpa, Nela – La mujer volvió a esconder el rostro entre las manos, pero Alfred la obligó a verlo – lo que padre... – apretó los dientes alzando la vista al techo – lo que esa bestia asquerosa te hizo, debía ser castigado, Yavhè sabe porque lo hice, y si va a juzgarme y enviarme al infierno porque lo maté por atreverse a tocarte, y no por todas las otras cosas terribles que he hecho, entonces, prefiero abandonar mi kipá, y mandar a la mierda esta y todas las otras religiones.

– Alfie – Sollozó abrazándose con fuerza a su cuello, no quería soltarlo – te amo, Alfie.

– Yo te amo a ti, Nela.

Every Thursday.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora