XVI

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Se me olvidó que ayer era sábado!!!
Aquí les dejo la actualización!
Muchos besitos.

Parecía que el mundo se había detenido, Alfred no supo bien cuánto tiempo estuvo plantado allí en el mismo lugar, vio a Antonella arrodillada sobre el suelo, arrastrándose de la misma forma hasta donde su madre había caído.

– ¡Alfie! – Volvió a llamarlo arrodillada junto a su madre – ¡Alfie! ¡Mamá cayó por las escaleras! ¡Llama al doctor! – Gritó cuando una de las criadas llegó hasta el salón atraída por el barullo de la pelea.

Alfred bajó corriendo las escaleras luego de que al fin lograra reaccionar, cayendo de rodillas sobre la loza que le hirió las articulaciones al tiempo en que dejaba sus dedos índice y medio en el cuello de la señora Solomons.

– Yo hice esto...– No había pulso.

– Fue un accidente – Susurró Antonella subiendo la mirada hasta su hermano – tú no hiciste nada...

– Perdóname, amor...

– Te dije que ella jamás lo entendería, Alfred, yo lo sabía... – La mano de Antonella se apretó en su hombro al tiempo en que su mirada bajaba, las mejillas antes pálidas ahora estaban rojisimas. 

– ¿Nela? – La llamó sosteniendo sus brazos con firmeza – ¿Nela qué pasa? – Bajó la mirada para ver el suelo llenándose de agua, sintiendo las manos de su hermana sujetándolo con firmeza – mierda Nela.

– Llama a Henry – Gimió apretando los dientes con fuerza.

Tuvo que correr al teléfono empotrado en una cabina roja en la esquina de la casona Solomons, la energía eléctrica se había caído en el sector, se abrazó a sí mismo tratando de que el diluvio que caía no le mojara la ropa.

Apenas si se secó la cara para meter las monedas en el teléfono esperando que la operadora contestara para poder comunicarse al hotel.

Las manos le temblaban, no podía calmar la respiración que le llenaba los pulmones de aire helado, gélido, el aroma suave de la tierra mojada, el césped húmedo. El maldito de Henry no estaba en el hotel.

Volvió a marcar esta vez a la casona Shelby, donde esperó por algunos segundos que alguien tomara la maldita llamada, se había hecho de noche, y no estaba seguro de cómo habían sucedido todas las cosas.

¿Había él empujado a madre? Se restregó los ojos apretándolos con fuerza, no podía enfocar bien, todo estaba pasando en cámara lenta y rápida a la vez, enfocando y desenfocando, apagándose y titilando.

– Thomas Shelby.

– Thomas ¿Dónde está Henry?

– Alfie, buenas noches...

– No tengo tiempo Tommy, Nela se ha puesto de parto, necesito hablar con Henry ahora – Advirtió agarrándose a las paredes de la cabina como si el mundo tambaleara.

– Henry no está aquí, Alfred.

– Tampoco está en el hotel –Soltó resoplando nervioso – ¿dónde está Tommy?

– No lo sé, Alfie.

– Tommy, mi hermana está en parto, conoces a Antonella, por favor te lo pido ¿dónde está Henry? – Cuestionó nuevamente lamiéndose la boca – Thomas.

– Está con una de mis amigas – Soltó expectante a la respuesta del judío al teléfono – Alfred...

– Dale la noticia Thomas, tengo que ir con mi hermana.

Definitivamente todo se tambaleaba ahora, le costó regresar hasta la casona, cada paso que daba lo alejaba aún más de aquella puerta y de la mezuzá de color azul, cada respiro le cortaba el aliento.

Every Thursday.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora