Capítulo 8: Impulsos

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Narra Aries

El tiempo pasaba y el beso se intensificaba, ambos estábamos perdidos en el calor del momento.

El ruido de nuestra saliva y sus labios chocando con los míos llenan el silencio de la habitación; La posición de su cuerpo encima de mí, la posibilidad que nos descubran, el limitado espacio y la química entre ambos, convierte el momento en una inyección de adrenalina.

La excitación ardía por mis venas, y si leo bien los ojos de ella, también arden por las suyas.

-        Me estas quemando Señorita Anatomía – Dije y sujeté su cadera para detener el vaivén, si esto continúa mi erección será mayor y será incomodo salir de aquí.

-        Amara. – Dice, intentando retomar la fricción.

Amara, ese nombre ...

Ese nombre es hermoso, como ella.

Iba a decir otra cosa.

Concentrémonos acá.

-        Entonces, Amara ¿podemos detener esto? – Se detiene y me mira con interrogación.

-        Perdón, ¿te incomodo? – Dice intentando bajar de mi regazo, pero antes de que lo logre le sujeto la cintura.

-        No. – Digo, robándole un beso húmedo y corto – Me encantas Amara, pero este no es el lugar donde quiero que ardamos por completo.

Ella al escucharme, esconde su cabeza entre el espacio de mi cuello y siento como mueve su cabeza asintiendo.

-        Ahora sale tu primero para evitar sospechas. - Digo riendo.

-        ¿Quieres solucionar tu pequeño problema solo? – Dice mirando mi creciente erección, con una sonrisa burlona.

-        Querrás decir, este "gran" problema. – La presiono hacia abajo, clavándola en mí extensión, con la ropa estorbando entre nosotros.

Pero este no es el lugar.

Exacto.

-        Y si no quieres que se haga más grande, sale rápido por favor. – Ella se quita de encima de mí y cuando esta por salir, le pego una nalgada suave pero que resonó en toda la pequeña habitación.

Ella solo se río y salió.

La verdad no era necesario masturbarme, con que nos distanciáramos, sería capaz de calmarme. Cuando mi cuerpo vuelve a la normalidad, me mojo la cara y salgo. Estoy caminando hacia ella cuando empiezo a escuchar comentarios bastante desagradables.

Narra Amara

No puedo creer que lo dejaste solo en el baño, lo hubiéramos ayudado con tremenda situación.

Me hubiera encantado.

Pero este no es el lugar.

Exacto.

Me estaba acercando a la farmacia nuevamente, para volver a encontrar a la chica preciosa que vimos anteriormente. Además, debemos comprar la crema para Aries.

Ahí está esa Diosa.

Cuando finalmente estoy cerca del lugar que, para beneficio de ambos, él me podía localizar visualmente desde el baño. Me encuentro nuevamente la bella chica que Aries destacó anteriormente, incluso ahora roba una que otra mirada y la iría a saludar si no fuera porque la conversación a mi lado me detuvo.
Me hubiera encantado no oír las idioteces que salen de las dos chicas a mi lado, pero las muy trogloditas conversaban en tono alto, era obvio su objetivo; Quieren humillarla.

Cuando nos miramosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora