Narra Amara.¿Te rindes? Esa pregunta resuena en mi cabeza, nunca me he rendido, pero estoy demasiado caliente para pensar y no miento, cuando digo que realmente necesito que me penetre de la forma más salvaje posible. En una decisión acelerada, lo abrazo, lo obligo a bajar su cuerpo sobre mí, y lo desequilibro logrando que una parte de su peso caiga sobre mí. Mis pezones erectos se frotan sobre los suyos y posó mis dientes en su hombro, mordiéndolo, hasta dejarle una marca, cuando la veo, no puedo evitar sonreír y lo beso. Finalmente logro articular una pregunta para detener este mortificante juego, que me ha llevado al límite de mi cordura.
- ¿Vale la pena que me rinda? – Lo enfrenté, aunque ya sabía la respuesta.
Aries, desliza su mano inferior fuera de mi entrepierna, retira su mano de mi pecho y con ella sujeta mi rostro, sus dedos sobre mi mejilla y su pulgar en mi boca, acariciando mis labios.
- Mi preciosa Amara – Mirándome a los ojos, posa su mano la cual antes acariciaba mi feminidad, frente mi rostro. Sus dedos estaban empapados de mi mucosidad, abre sus dedos para demostrarme como escurría por sus dedos – Ni siquiera te has corrido y ya me deseas tanto – Lleva sus dedos a su boca y los limpia con su lengua – Sabes tan delicioso.
¿Cómo este hombre puede ser tan ardiente?
No sé, pero me va a dar un orgasmo de solo de mirarlo.
- Aries no me has respondido – Sujeto esa misma mano y la llevo a mi boca, para lamerla y probar la mezcla de mis jugos y su saliva – Nuestro sabor es delicioso.
Aries sonríe, y muevo sus dedos en mi boca, logrando la simulación de un oral.
- Amara, ríndete – Posiciona su pene en mi entrada, me observa fogosamente y acerca sus labios a mi oído – Te follaré tan rico, que te arrepentirás de no haberte arrepentido antes.
- Eso espero, porque voy contra mi orgullo – Le sonrío y con mi mano introduzco su glande en mi interior – Técnicamente ya he perdido.
- Entonces es momento de cumplir mis palabras – Sin nada más que decir, se introduce de una estocada completamente en mi interior.
- ARIES – Grito, por la sorpresa.
- Sí, ese es mi nombre – Sonríe orgulloso.
Mis piernas rodean su cadera con fuerza, posiciona sus antebrazos a mis costados, y me besa con desespero, a pesar de estar en mí interior, no se mueve. Su beso es tan erótico, su lengua acaricia la mía, se separa, me da un corto beso, lame mi labio superior, lo muerde y vuelve a introducirse en mi interior, la mezcla de nuestras salivas hace ruidos húmedos que resuenan en la habitación.
Aries, me da un ultimo corto beso y levanta su torso, me observa con orgullo y observo sus labios enrojecidos, sus ojos verdes me escanean, sus manos sujetan mis pechos y los aprietan, fuerte, sin piedad y tan excitante. Cierro los ojos, por el placer y Aries me malinterpreta, deteniéndose.
- Preciosa, avísame si me sobrepaso – Dice observándome.
- Aries – Pongo mis manos sobre las suyas y vuelvo a apretar – Házmelo duro, no me voy a romper.
Estas palabras fueron la sentencia, para romper todas sus barreras.
- Amara – Posiciona sus manos en mi cuello como si me quisieran asfixiar, sin real fuerza y sus pulgares acarician mi mentón – Muévete.
Con esa orden, salida de sus exquisitos labios, alzo mis caderas, comienzo a salir y entrar con movimientos en ondas, ante la expectante mirada de Aries.
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Cuando nos miramos
RomanceCuando sus miradas se cruzaron por primera vez, fue suficiente para prender la chispa que les dará la oportunidad de mostrarse como son. Amara es inteligente, aguda y directa. Aries es un chico amable, divertido y soñador. Ella aprenderá que no to...