Capítulo 37: Hogar

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Narra Amara

La luz de la mañana se filtra por la ventana, despertándome, respiro profundamente y el olor corporal de Aries llena mis fosas nasales, de una forma muy primitiva me encanta. Disfruto unos segundos de esta sensación, antes de abrir los ojos y observar a mi Señor Secoya recostado desnudo a mi lado, en la misma posición de ayer. Recuerdo su contractura sonriendo y evito reírme para no despertarlo con el sonido.

Me levanto despacio sin alertarlo, mientras pido por pedidos a domicilio compresas térmicas y cremas desinflamatorias, pago con la tarjeta y doy mi ubicación actual, agradeciendo que no deba poner la dirección porque simplemente no sé dónde estoy, o sea estoy en Roma, pero no recuerdo el nombre de esta calle y mucho menos sé el número de la casa.

Mientras espero el paquete, me levanto a recorrer la casa, es hermosa y espaciosa. Es un hogar, la cocina es amplia, bastante simple y aunque no está decorada, tiene lo necesario para cocinar, además de una mesa familiar. Estamos comenzando nuestra propia familia de dos, somos un equipo y cuando abro los muebles en busca de tazas para el café, me quedo en silencio por la sorpresa.

CASATE CON ÉL, ES UNA GREEN FLAG QUE CAMINA.

Ni siquiera nos ha pedido matrimonio, aunque esto es muy adorable.

Delante de mí, saco dos tazas una con forma 3D de calavera anatómica y otra del mismo tamaño, con la forma de un árbol, además de tener escrito en el mango de la taza "Señor Secoya" y "Señora Anatomía" de forma correspondiente.

Señora, dice señora y no señorita.

¿Realmente estamos suponiendo cosas por un título de propiedad tan arcaico?

Las señoras están casadas.

Repito, no puedo suponer nada por algo así.

Estoy por seguir discutiendo conmigo misma, cuando muevo mi vaso y suena algo dentro. Es un leve tintineo, siento los nervios, pero yo no soy una mujer que se pondría nerviosa por una propuesta de matrimonio intima, personalizada y detallista, este sudor que siento en mi espalda es por no haberme bañado ayer y la presión en mi pecho debe ser taquicardia, debo ir al médico.

ERES MEDICA, NO ES TAQUICARDIA. Solo eres una mujer, disfruta del momento.

Respiro y acepto que tal vez solo soy una persona que le gustaría casarse con el amor de su vida, aunque sea solamente un mero trámite y tomo el valor mirando brevemente en el interior, pero cuando veo lo que parece un anillo.

- NOOOO - Grito sin pensar, sin creerlo y dejo la taza en la mesa demasiado fuerte, haciendo resonar la cerámica en el mesón de forma exagerada.

ARRUINASTE TU PROPUESTA DE MATRIMONIO.

NOOOO.

Finge demencia.

Exacto, bien. Este es el plan, actuaré como si no hubiera visto nada y volveré a la cama.

- Veo que encontraste la sorpresa – Un Aries desnudo y su voz una tonada más grave por el sueño entra a la cocina, tiene el pelo desordenado, aunque se nota que se lavó el rostro y los dientes porque tiene un poco de pasta de dientes en el borde del labio superior

- Tienes pasta en el borde de la boca – Digo y me doy un golpe mental, él solo me observa extrañado y con su mano se limpia lo sucio.

Me van a pedir matrimonio y estoy desnuda, sucia, no me he lavado los dientes.

- Perdón – Me largo a llorar, son demasiadas emociones que controlar y veo su sorpresa por mi inesperado llanto, él se acerca y me abraza mientras acaricia mi cabello delicadamente de forma reconfortante.

Cuando nos miramosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora