Prólogo

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Narra Aries

-          Aunque amaría escuchar tu voz – Me aprisiona contra la pared – Acá, a pesar de que no nos pueden ver, si nos pueden escuchar.

Acto siguiente sujeta mis manos y las encierra sobre mi cabeza, apoyándolas en la pared, con su mano libro agarra
mi mentón y nos adentra en un beso desesperado, su lengua se hace espacio a través de mi boca. Su pierna empuja en el espacio a través de las mías, permitiendo a su muslo y rodilla rozar mi centro. Froto mi centro en ellas, me permite masturbarme sobre él y puedo sentir como eso lo endurece. Por falta de oxígeno se separa.

-          No pares de besarme ahhmm – Fricciona con mayor intensidad y jadeo - Si no quieres que me escuchen, no despegues tu boca de la mía – Suelto entre jadeos.

Su boca, vuelve a impactar con la mía, sus manos cambian de posición, aprisionando mis nalgas, las cuales aprieta y utiliza para forjar mayor presión entre mi centro y su pierna.

-          Una lastima – Me besa y muerde mi labio.

-          ¿Qué es mm – Sube una de sus manos a uno de mis pechos y lo presiona suavemente, logrando entrecortar mi pregunta – una lástima?

-          Que no pueda escucharte – Deja de morder, y pasa su lengua desde mi clavícula hasta mi lóbulo, el cual Succiona – Quiero que nos corramos juntos, que tus gemidos suenen sin vergüenza, saber que me necesitas tanto como yo.

Aleja su pierna de mi entrepierna, separa nuestros cuerpos y solo sujeta con su mano mi mentón, obligándome a mirarlo, a mirar esos ojos verdes que me seducen, me hipnotizan y me suplican. No sé quién está más perdido en el otro, pero sé a lo qué quiere jugar y definitivamente quiero entrar en este juego, lo deseo en lo profundo de este calor.

-          Señorita anatomía – Acerca nuestros rostros y acaricia mi mentón - ¿Me deseas?

-          ¿Mis bragas empapadas no son una señal? – Pregunto divertida.

-          No – Ríe – Amara mírame.

-          No puedo parar de hacerlo – Digo sincera.

-          Quiero que me lo digas – Acerca nuestros cuerpos y sus dos manos toman mi rostro inmovilizando mi mirada – Quiero todo de ti, quiero amoldar nuestros cuerpos, rescribir todo lo que hayamos conocido como sexo antes de nosotros y escribir nuestra propia historia ¿Quieres eso?

-          Sí – Mis manos se apoyan en las de él, demostrando mi confianza ante su tacto – Pero te advierto, soy posesiva, no sé qué somos y tampoco creo que sea momento de definirnos. Pero quiere exclusividad, que no haya espacio para otros en lo que sea estemos creando.

-          No habrá nadie más – Besa la comisura de mis labios – Descubramos juntos, lo que sea que sea esto.

Cuando nos miramosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora