Capítulo 21: Cuando te conocí

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Narra Amara

Con Aries nos encontrábamos acurrucados en mi cama, esta no es muy grande y no puedo creer lo agradecida que estoy por eso, puedo sentir uno de sus brazos sujetándome de los hombros para poner mi rostro en su pecho y el otro sujetando mi cintura, dejándome imposible huir, aunque esta vez no quiero, ni voy a hacerlo.

Manipular a Nico no fue muy difícil, simplemente le recordé el video de él bailando desnudo Shakira, resbalando con la alfombra y rompiendo el jarrón favorito de mamá... ¿El pequeño detalle? Era la urna del tío Paolo; Cuando ella llegó, le dijimos que fue el viento, no estuvo del todo si no es por decir nada convencida, pero nos la dejó pasar sin cuestionar; El punto es que tengo en mis manos esas imágenes plasmadas en mi celular, en cualquier momento puedo revelarle su crimen a mamá. Aunque tenemos claves de hermanos, un secreto es una amenaza y por regla no se puede volver a usar, así evitamos una guerra eterna.

-        Amara ¿Recuerdas cuando comenzaste tus ayudantías en el laboratorio? – Me pregunta Aries, mirando hacia el techo recostado conmigo, su voz resuena en mi oído y sus respiraciones elevan su caja torácica.

-        Sí, fue en mi tercer año – Sonreí con nostalgia – Tuve que hacer una presentación en el auditorio sobre las remodelaciones del laboratorio, para ganarme mi puesto como ayudante.

-        No sé si sabrás – Ríe, logrando que resuene en mí los sonidos de su pecho – Pero ese día comenzaron a llamarte Póker Queen.

-        ¿En serio? – Dije curiosa.

-        Aquel día, todos hablaban que una chica muy guapa dio la mejor presentación del siglo, sin ninguna real expresión en su rostro – Me miro – Dejaste cautivados a todos solo con tu presencia.

-        ¿A ti igual? – Intento descubrir cuándo comenzó él a observarme.

-        No – Sonríe inclina su cabeza y me observa, regalándome una tierna sonrisa – Aquel día, yo no pude ingresar al auditorio porque no quedaban espacios.

-        Por eso no me reconociste – Me río al pensar en nuestra situación, como si nada calzara a nuestro alrededor, pero aun así todo se ajustara entre nosotros.

-        Sí, me costó asociarlo – Me besa la frente, soplando un mechón de cabello que molestaba en su rostro – Porque aquel día, yo únicamente vi a una chica, practicar detrás del auditorio su exposición, temblabas e incluso dudaba si debía acercarme, pero cuando fue tu turno, dejaste de temblar, tu rostro se relajó, entraste totalmente decidida y confiada.

Qué vergüenza.

Le atraes desde hace tres años.

No lo entiendo.

Eso es lo divertido.

-        Viste la peor parte de mí – Escondo mi rostro en el espacio de su cuello, recordando ese día.

-        Nunca vi a una chica tan valiente, tierna y guapa – Me vuelve a besar la frente y aprieta mi cintura con su mano logrando sacarme una risita – Eres magnifica Amara, puedes ser vulnerable conmigo.

-        Quiero ser la mejor versión de mí misma – Lo miro, subo mi mano para acariciar su mejilla – Quiero que esto funcione.

-        Lo haremos juntos – Sonríe y besa la palma de mi mano – Estaré para ti cuando me necesites y cuando no, también.

-        Eres lo suficientemente imperfecto – Él alza la ceja – Para ser perfecto para mí, me gustas y mucho más de lo que pudiera llegar a expresar.

Cuando nos miramosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora