Cap 13 "Tren "

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Takemichi no veía precisamente a Minami como un compañero de trabajo, más bien como un aprendiz, y desde su perspectiva paternal, como a otro chiquillo al cuál cuidar.

Ciertamente Minami no estaba para nada relacionado con el aspecto de alguien de su edad. Su madurez se dejaba en evidencia, pues los juegos no resultaban de su interés.
Se esforzaba cada día en aprovechar al máximo sus horas en la guardería, en preguntar y orientarse sobre diversas cosas.

La barrera de la comunicación no delimitaba su curiosidad. Sentía que aprendía mucho, al mismo nivel que los niños chiquitos.

Él también era un pequeño en esa nueva oportunidad por vivir.

En un día de tranquilidad, el chico se dio a la tarea de estudiar, revisando los cuentos que había en los libreros de la guardería. Llevaba los cuadernos y bolígrafos que Kakucho le había regalado para copiar algunos carácteres.
Tenía muchísimo por aprender del japonés, a veces el ánimo decaía y el pensamiento de insuficiencia tomaba terreno, derrumbando su actitud de superación.

No creo que llegue a dominarlo...es muy complejo.

—Supuse que estarías aquí.—habló rápido, haciendo incomprensible su diálogo para South.—¿Te ayudo a estudiar?

—Sí.—no supo a qué cosa afirmó, pero lo hizo.

—Verás que te servirá mucho aprender con este material.

Un niñito tímido con gafas llegó en silencio para ponerse a un costado de ambos, Kisaki quería aprender más cosas. Estuvo de oyente.

Takemichi le enseñaba los trazos, buscaba objetos en cuestión para pronunciar sus nombres, le pedía de igual forma a South que dijera el nombre de las cosas en portugués, para que el aprendizaje fuese mutuo. Kisaki apuntaba todo, le costaba empuñar bien el lápiz, su niñero le tuvo paciencia para guiar cada dibujito.

—Ki...sa-ki Te-tta.—soltó la manita.—Así se escribe tu nombre.

—Ooh.—ahora era admirador de su inteligente niñero.

Lo primordial era poner a Minami en un nivel básico de escritura y lectura de su idioma, pues sería esencial dominarlo a partir de ahora.

Habían pasado dos semanas y el chico se estaba acostumbrando a la vida "tranquila"

Ah, todo iba bien, pero podría ser mejor.

(⁠•⁠ ⁠▽⁠ ⁠•⁠;⁠)

Keisuke daba los últimos ajustes a los vagones del tren colorido.
Finalmente, luego de interminables meses tenían listo su proyecto, los niñeros estaban orgullosos al ver lo hermoso y funcional que se veía el trenecito.

Imaginaba en ese momento a Manjiro manejando e invitando a todos a subirse a los vagones.

Realizarlo fue cansado, dedicaron  horas diarias para ir progresando. Invirtieron en pintura, cojines, llantas, madera y muchas otras cosas. Solo la cabina principal tenía un techo, el resto de vagones tenían el espacio necesario para sentarse dos personas, con una puerta chiquita de acceso. Ahora aquellas cajas de madera arrumbadas se veían increíbles en el tren "ecológico" (porque uno de los objetivos fue reducir el consumo y reciclar la mayoría de los materiales).

Traía un silbato, lo que sin duda haría que la emoción de los chiquillos fuese más durable. Era perfecto incluso para niños de cinco a siete años

—Ella durmió, al calor de las masas...—cantaba mientras ponía a prueba el tren, tenía que ir jorobado para controlar el volante.

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