Cap 21 "Sanzu el explorador"

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Se acercaba la navidad y la guardería se transformaba en una bonita cabaña con todos los accesorios destinados a las fechas de amor y paz en familia y amigos.

Minami estaba por pasar el mes navideño más lindo de toda su vida. Fue el primero en pintar su propia esfera para colgarla en el árbol, estuvo presente en cada arreglo y decoración, incluso le puso feliz ser el responsable en desenredar las series de luces para el pino y el exterior de la guardería, se tomó casi una hora en eso.

La calidez y cobijo se percibía por todas partes, ahora el tren llevaba al polo norte y sur, la guardería adoptaba la magia como cosa de todos los días, los niños eran felices viendo lo que hacían sus niñeros, pues convirtieron su segunda casa en un extraordinario lugar para recibir al señor panzón que vestía de rojo.

La nieve todavía no se hacía presente de forma natural, pero Takemichi supo disimularla para dar el aspecto de que adentro también nevaba.

Consiguió de algún lugar unos renitos que eran la diversión diaria de los pequeños, pensaban que eran reales y los invitaban a jugar. Igual había un mini trineo que ocasionalmente Baji usaba para pasear por el salón principal con sus lobos favoritos.

En uno de tantos días se pusieron a decorar esferas de plástico, actividad que le dio nostalgia a Baji, ah...todavía recordaba el caos de un día especial.

—Ah, este año se fue muy rápido...—comentó, pintando su esfera como si fuera el mar.

—Baji-san, mida mi esfera— Chifuyu se levantó para rodear toda la mesa, solo para recibir un halago.

—Te quedó muy bonita cariño, sigue así, lo estás haciendo excelente— fue genuino, calmado.—Solo no te ensucies la ropa, ¿de acuerdo?

—Y a mí, a mí— Mikey le tocó del hombro, él necesitaba que le dieran atención visual, si no lo veían directo a los ojos no hablaba.—¿Mi esfera está bomita?

—Por supuesto Mikey, muy muy bonita como tú—sonrió, el niño aceptó las palabras y volvió a lo suyo.

Baji supervisaba a varios de sus niños, todos estaban concentrados, trabajando en armonía. Si necesitaban algún color lo pedían de forma amable.

—¡Baji, Baji!—llamó Rindou, ciertamente alterado y molesto— Chifuyu anda besando a Kazutoda, dile algo —apuntó a los bebés melosos que compartían besos de piquito.

En cuestión de semanas terminaría el año y el par no dejaba de quererse. Los adultos debían marcar límites con su relación, no podían simplemente dejarlos ser. Los niños actuaban con demasiada inocencia, para ellos no había malicia en darse besitos, pero si las madres se enteraban que los dejaban estar con esas actitudes no les iría muy bien a los niñeros.

Había otras formas de demostrar el amor. Por ejemplo Draken, él pintaba dos esferas, una para Emma y otra para Takashi, porque los quería mucho y de esa forma les expresaba su cariño.

Cerca de ellos estaba Takemichi, la persona que iba pegando por las paredes dibujos de santa claus, de algunos renos, pingüinos y otros animales, todo con un solo brazo en el cual ya hasta había ganado músculo; cuando hacía fuercitas con su novio le daba batalla.

Yasuda se levantó junto a Yumi para acercarse al muchacho, estaban sonrientes y algo tímidas.

—Tatemitchi-san, ¿quieres ayuda?

—Oh sí, muchas gracias mis niñas.

—De nada — comenzaron a recoger los dibujos restantes y estamparlos con la pared, creyeron que de esa forma se quedaría pegado pero solo se deslizó —Este no sirve, se cae.

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