Las rutinas de un mimado niño habían cambiado.
Chifuyu, quién siempre se caracterizó por sus risitas e hiperactividad, ahora tenía muy poco de su antiguo yo. No es que de un día a otro los adultos vieron el cambio como algo drástico, en realidad fue esporádico, en pequeños retrocesos y avances Chifuyu conservó la timidez y desapego paulatino en socializar como antes, pero en ocasiones tenía los arrebatos felices de integrarse con normalidad a sus amigos.
Cómo diría un adulto, el pequeño Matsuno se había quedado solo por su propia culpa, claramente esto no era así. No por completo, tan solo tenía cuatro años, era demasiado pequeño para tener la consciencia y poder asumir la responsabilidad y consecuencias de sus actos.
Las citas con el "sicóloco" le ayudaban en lo necesario, al menos ya no preguntaba tanto por el niño que ponía a su corazoncito a sentirse culpable y con migas de rencor. Kazutora llevaba más de un mes sin asistir a la guardería, su madre lo había inscrito a otra unidad, cosa que a uno de los niñeros antiguos le dolió bastante, más que a otros.
Keisuke ya no veía a su futuro hijastro como de costumbre, sin embargo se reunía con él los fines de semana que pasaba con la familia.
—Oie Dyusei, ¿Tú me quieles?—pidió Chifuyu en un día soleado a su amiguito de piel morena.—Yo te quiero mucho.
—Yo tamben me quiero mucho.
—¿Tú no me quieles? ¿Po qué, po qué no?— en vez de exaltarse, habló despacito, con las manos a la altura de su pecho. Armó un puchero con los labios, mostrando sus cejas curvadas, en una expresión de dolor inmediato.
—Poque no, yo solo quiero ser un libe, jugal.
—Juega conmigo porfis.
—Maiana, ahorita voy a jugal con Izana.
—Izana...—repitió, frunciendo sus cejas.—¿Él qué es?— comenzaba su transformación de celos impulsivos.
¿Él qué era en la vida de su adorado Ryusei?
—¿Qué es?, es un ninio—explicó con simpleza— Tú y yo somos ninios, y mira, mira, Hina es una ninia— la atrapó en su camino, abrazándola de los hombros. Hina se quedó quieta—¿Veda que eres ninia?
—Soy una princesa, así me dijo Baji-san— se lució, moviendo su vestido con brillitos.
—Y yo soy una deina, así me dice mi mami— Emma apareció radiante, con su aura de majestuosidad.
—¿Ves Chifuyu?, somos ninios chititos— concluyó Ryusei.
—¡Dime, dime qué me quieres!— no le importó la cátedra, necesitaba oír que le quisieran, recibir un besito en los cachetes.
Kazutora lo habría hecho a la primera. No hubiese dudado en decir que sí y abrazarlo.
Pero el niño favorito de Chifuyu no estaba más.
Los niños solían crear ese tipo de conflictos. El amor era otra necesidad básica para los humanos y nuestro pequeño llorón se había acostumbrado a recibir mimos a cada rato, lo buscaba en otras personas, quería la completa atención, conservaba esa tendencia de exigir y buscar afecto, algo tan necesario para la vida, algo que tuvo a su disposición y no supo valorar por su mentalidad inocente.
Y no se le debía criticar, pues todavía estaba aprendiendo a querer, igual que los adultos. Chifuyu al no verse satisfecho ni tomado en cuenta, se fue de ahí corriendo hasta una de las camas en donde tomaban siestas, se echó y se arropó solito, obligándose a dormir.
—Bebé, ¿Qué haces aquí?— Baji entró cargando a Seishu, quién sí estaba más que dormido.— ¿Tú durmiendo? ¿Estás cansadito?
—¡Baji-san!— se levantó rápido para ir a abrazarlo.—¿Tú me quieres?—se aferró a su pierna, apoyando el mentón a la altura de su rodilla.

ESTÁS LEYENDO
Guardería
FanficTakemichi, Baji y Sanzu, son tres amigos que cuidan de un montón de niñitos. Esta es la historia de cómo viven el día a día lidiando con las pandillas de bebés, niños celosos y traviesos.