Shinichiro era un joven al que múltiples veces le rompieron el corazón. Él no entendía por que las chicas preferían tenerlo a su lado solo como una amistad masculina, ¿acaso era tan feo?
¡Por supuesto que no!
Con solo verse al espejo comprobaba lo hermoso que era, hasta sus hermanitos afirmaban que era el más guapo de la galaxia. Pese a todo eso, él simplemente no podía tener la relación que deseaba, todo el amor que tenía reservado estaba por superar el acantilado profundo que desfiguraba su alma, ¿qué haría con él?
Su amor romántico era como las flores, parecía tener un tiempo de vida amarrado a la incógnita de no saber cuándo se marchitaría todo su campo colorido.
Tal vez, si supiera elegir mejor a las personas, habría experimentado una relación romántica bonita; tristemente, nadie quería apoyarlo con su sueño.
—Hijo, ve por los niños.
—Ay, mamá...acabo de llegar—se quejó. Tiró la mochila de mala gana, en el fondo se resguardó un berrinche, él también estaba cansado de pasar más de siete horas tomando apuntes y escuchando a profesores amargados.—¿Por qué yo?
—Yo también vengo cansada del trabajo— la madre se preparaba para hacer la comida—.Ve por ellos, nada te cuesta. Yo haré la comida.
—No quiero ir, mejor yo cocino.
—¿Para que nos de una intoxicación?, no gracias.
—¡O-oye! No cocino tan mal—negaba lo evidente.—Tsk, sí no podías con tantos niños no los hubieras tenido ...—susurró a las espaldas de la señora.
—¿Qué dijiste?
—Que ya voy por ellos, no tardo—. Shinichiro Sano podría tener 24 años, pero era obediente y servicial con su madre, en cuestión del respeto era vago y sincero, no siempre se ponían en su posición.
Era joven, y solo por eso no podía cansarse, o bueno, esto según sus mayores.
Tomó su motocicleta que había adaptado con dos "cohetes" en donde iban sus amados hermanitos y primo bebés. A decir verdad causaba ternura y preguntas en la sociedad, cualquiera intuía que Shinichiro era el padre de los tres niños, otros incluso pedían permiso para sacarles una fotografía por lo curiosos que se veían en la moto. Por supuesto que el joven verificó que estuvieran los cascos, en cada espacio habían cinturones de seguridad, el lado izquierdo era más grande pues ahí entraban dos niños, aunque estos siempre se peleaban por ocupar el asiento donde iba solo uno.
—Todo yo, todo yo— encendió su creación y se echó a andar por las calles.
Su viaje fue colorido, de un lado del cielo había una mezcla de colores naranjas y rosados, del otro todavía coronaba el azul celeste con nubes rasgadas y otras muy pomposas. Amaba manejar bajo ese paisaje, con las calles media solitarias, la música a un volumen moderado y pájaros sobrevolando por su cabeza. Una caricia del aire lo puso más sonriente.
Dejó de lado su estrés y frustración de la vida, lo reemplazó por felicidad pura. Iba en búsqueda de los pequeños que le hacían los días divertidos, a veces más pesados, pero que sin duda lo sacaban de su rutina de adulto.
—Mikey, Emma, Izana— les llamó Takemichi, uno de ellos estaba despertando de su siesta—Su hermano Shinichiro ya vino por ustedes— la voz del cuidador siempre era suave.—Vengan mis amores.
—¡Ya llegó nueto hemanito!— Emma tomó su mochila rosa de conejito, salió corriendo hasta la salida.
—¡Emma! ¿Ya te vas?—su mejor amiga, que dicho sea de paso se enojó, la detuvo en su huida—¿Y mi adiós?
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Guardería
FanfictionTakemichi, Baji y Sanzu, son tres amigos que cuidan de un montón de niñitos. Esta es la historia de cómo viven el día a día lidiando con las pandillas de bebés, niños celosos y traviesos.